Capítulo 14

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Caos•

— Aléjate de mí Caden, si tu propia familia no te quiere cerca ¿Qué te hace creer que yo sí? — espeto con molestia — y borra esas fotos si no quieres que te demande.

— No creo que lo hagas, porque si lo haces tu madre se enteraría y creo que no sería de su agrado.

— Solo lárgate de mi habitación — digo entre dientes al ver que se queda parado en la puerta

— No quiero — menciona con firmeza

— Bien, yo me voy.

Camino fuera de la habitación ignorando a Caden que grita mi nombre para que me detenga, sigo caminando hasta llegar a la cancha de tenis la cual está completamente vacía por lo cual decido dejar de lado el saco del uniforme y tomar una raqueta para comenzar a jugar.

Tras un rato descargo mi enojo golpeando la pelota de tenis contra la pared repetidas veces, me sentía más tranquila aunque no había sido buena idea jugar con el uniforme puesto dado a que termina oliendo fatal.

— No se que te hizo esa pared, pero debes odiarla bastante — menciona un pelinegro de ojos marrones que se acerca a mi con su raqueta en la mano

— Ya estoy terminando, es todo tuyo el
lugar — menciono mientras tomo la pelota

— En realidad pensé que podíamos jugar una partida, si no lo hago mi madre seguro me matará.

Me quedo analizando el rostro del pelinegro intentando buscar algún rasgo familiar, pero no encuentro alguno, desconozco por completo quien sea.

— ¿Quién eres? — pregunto finalmente

— Soy Diego Crawford, mi madre conoció a la tuya en un almuerzo de beneficencia de la familia McDoughall y me suplicó que te buscará — dice con una sonrisa en el rostro haciendo que sus ojos se ilumen — te estuve buscando todo el día y cuando finalmente me rindo y decido venir a jugar resulta que te encuentro.

— Gracias Diego, puedes decirle a tu madre que cumpliste con tu tarea del día de hoy, nos vemos — esbozo una medio sonrisa y comienzo a caminar

— ¿No vamos a jugar una partida? — dice divertido

Él parecía realmente interesado, en realidad lo estaba intentado y mi enojo no tenia que recaer en todas las personas, yo solamente asiento y camino para posicionarme para jugar.

Diego era alguien bueno, pero se notaba que al igual que yo no eramos profesionales y eso lo hacía aún más divertido.

— Ya estoy cansado — grita diego mientras lanza la raqueta al suelo

— Que fortuna que digas eso, yo siento que muero — digo intentando recobrar el aliento — fue un gusto conocerte, espero que volvamos a jugar algún día.

— ¿Qué te parece mejor salir a cenar? Mi familia es dueña de uno de los mejores hoteles de la zona y déjame decirte que la vista desde la terraza es espectacular.

— Estoy ocupada en esta semana, pero me encantaría salir a cenar algún día.

— ¿Me das tu número o tendré que buscarte por todo el lugar otra vez? — dice divertido — aunque no me quejo, fue bueno conocer el lugar.

Dos grandes problemas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora