16 | Al día siguiente

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La última en comentar este párrafo se queda con Connor

Feliz cumpleaños solo a él :)

(a Luka no)


16 | Al día siguiente

Maeve

Al día siguiente nos despierta una tormenta.

Estoy sola en la cama cuando abro los ojos. Al final Connor ha dormido en el sofá, como acordamos. Y yo me he pasado toda la noche sin pegar ojo, pensando en lo que había pasado: en la dulce sensación de sus labios sobre mi piel, en las promesas en voz baja que habíamos intercambiado y en cómo todo pudo hacerse trizas en tan solo unos segundos. De madrugada, mientras en la habitación reinaba el silencio, me pregunté si él también estaría despierto. Ahora lo está. Sus ojos conectan con los míos una vez y después evitamos mirarnos a toda costa mientras nos vestimos y recogemos nuestro equipaje.

La lluvia cae con fuerza cuando salimos de la cabaña, cargados con todas nuestras cosas. Corremos hasta la camioneta y, cuando entramos, tengo el pelo rizado y encrespado por la humedad y la ropa mojada, como anoche. Solo que la situación ahora es muy diferente. Ayer nos habríamos reído juntos de la situación. Quizá incluso habríamos acabado empapados, jugando bajo la lluvia. Hoy siento que me asfixio solo por estar aquí dentro, con él. El silencio se alarga durante los diez minutos que tardamos en salir del parque natural. Cuando llegamos al punto de información, es Connor quien se baja para despedirse de Janne y devolverle las llaves.

—¿Tienes frío? —pregunta al volver. Me sorprende oír su voz, porque apenas me ha hablado desde que nos despertamos. Imagino que lo ha dicho porque estoy agazapada contra la puerta, de brazos cruzados, intentando a toda costa estar lo más lejos posible de él.

Fijo la vista en la ventanilla para no tener que mirarlo.

—Estoy bien —miento.

Hay un silencio tenso.

—Podemos esperar a que pase la tormenta e ir a ver el parque de renos, si quieres —dice entonces—. Sé que te hacía ilusión.

—Sería mejor que volviéramos a casa.

—¿Tan pronto? ¿Estás segura?

—Ayer dijiste que venir había sido un error, ¿no?

Me vuelvo hacia él y arqueo las cejas, animándolo a replicar. Connor parece incómodo al verme siendo tan directa. Tampoco ha dormido mucho esta noche. Se lo veo en los ojos.

—Sabes que no lo decía en ese sentido.

Ya.

Miro de nuevo al frente.

—Deberíamos irnos. No parece que vaya a dejar pronto de llover.

—Como quieras.

Suspira y enciende el motor, y a mí se me encoge el corazón dentro del pecho, como si dos manos monstruosas estuvieran estrujándolo sin piedad. Sé que lo está intentando. Que está haciendo todo lo posible porque las cosas sean iguales entre nosotros. Que no quiere que nada cambie. Pero para mí no es tan sencillo. Fue él el que me rechazó. No me saco de la cabeza sus palabras de anoche. ¿Todo lo que me dijo en la camioneta era mentira? ¿O fue después, al verme desnuda, cuando decidió que no soportaba mis imperfecciones y cambió de opinión? Tal vez tenía claro desde el principio que lo nuestro sería cosa de una vez. Quizá es esa la única forma en la que me ve. A lo mejor sabe que no soy lo suficientemente buena como para aportar nada más.

Todos los lugares que mantuvimos en secreto | 31/01 EN LIBRERÍAS Where stories live. Discover now