17 | La fiesta

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Os subo de nuevo dos capítulos en uno (porque os lo merecéis)

Disfrutadlos <3


17 | La fiesta

Maeve

Media hora después, estamos los tres en el coche familiar; Luka al volante, Nora en el asiento de atrás y yo de copiloto.

—Sigo sin entender por qué ella ha tenido que venir —gruñe Luka al mirar a Nora por el espejo retrovisor. Ella se ha adueñado del asiento de en medio y está recogiéndose el flequillo en dos trenzas diminutas, una a cada lado de la cabeza.

—Alguien tiene que cuidar de Maeve cuando tú decidas perder la consciencia.

—Muy graciosa.

Nora le ofrece una sonrisa asesina y él pone los ojos en blanco y se concentra en la carretera. Conforme nos alejamos del pueblo, los nervios me revuelven el estómago. Tiro disimuladamente de la fina tela que me cubre los muslos. Nora me ha convencido para que me ponga el vestido negro y ajustado que no fui capaz de llevar la noche del concierto y ya empiezo a pensar que ha sido una mala idea.

Si a eso le sumamos que no confío en la capacidad de Luka para mantenerse sobrio esta noche, vamos a peor.

—¿Cómo sé que no vas a empezar a beber y a dejarnos tiradas? —le pregunto directamente. No solo porque se haya comprometido a ser nuestro conductor; a las malas, siempre puedo cogerle las llaves y llevar yo el coche de vuelta. Pero me preocupo por él. Y quizá dejar que me arrastre al pub, o a donde quiera que vayamos, no haya sido lo más sensato.

Connor me mataría si ocurriese algo y supiera que todo ha sido culpa mía.

—No voy a beber —me asegura.

Ya. Esto no está bien.

—Deberíamos volver a casa.

—Maeve, hablo en serio. Hoy soy lo último de lo que tienes que preocuparte. —Aparta los ojos de la carretera un momento, su mirada conecta con la mía y parece ver que sigo teniendo mis dudas. Suspira y mete la mano en el bolsillo interior de su chaqueta—. Está bien. Toma.

Me ofrece su cartera y una pequeña petaca de metal.

—¿Qué voy a hacer yo con esto?

—Guárdamelas hasta que volvamos a casa. —Al ver que no me muevo, me las tiende con más impaciencia—. Así te asegurarás de que no pierdo el control. Vamos, cógelas de una vez.

Intercambio una mirada con Nora, que parece tan desconcertada como yo. Todavía con cierta reticencia, acepto ambas cosas y enseguida noto el metal frío de la petaca contra los dedos. Nada más verla, recuerdo la cara ensangrentada de Luka, la noche del concierto, tras su pelea con ese desconocido.

Actúo por impulso.

Bajo la ventanilla y lanzo ese dichoso chisme tan lejos como puedo.

—¡¿Qué cojones haces?! —Luka frena con tanta brusquedad que Nora y yo tenemos que sujetarnos para no salir precipitadas hacia adelante—. Voy a bajarme a buscarla.

Lo miro con severidad.

—Si haces eso, te juro por dios que no volveré a hablarte jamás.

Tengo el corazón desbocado por el susto. Aun así, me mantengo firme cuando sus ojos furiosos se posan sobre los míos. Luka maldice entre dientes y vuelve a poner el coche en marcha.

—Guárdate la puta cartera —me espeta de mal humor— o no responderé ante mis actos.

—En realidad, tengo una idea mejor.

Todos los lugares que mantuvimos en secreto | 31/01 EN LIBRERÍAS Where stories live. Discover now