09 - ¡¿Qué?!

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— ¡Wei Wuxian! — Jiang Wanyin lo empujó. — ¡Quítate de ahí!

Una luz resplandeció fuertemente en el techo de la habitación alertando a todos los presentes haciendo que retrocedieran rápidamente y desenvainaran sus espadas.

Se escucharon dos golpes.

— ¡AGH! — un quejido.

Una persona vestida de blanco tendida en el suelo con un poco de cabello en el rostro, levantándose poco a poco mientras se tocaba la cadera.

¡Fueron metros!

— Wangji, creo que caí encima de algo. — se arrastró despacio bajando de lo que sea que tenia debajo de él. — ¿Wangji?

Un pequeño murmuró se escucho detrás de Lan Huan.

— Xi-xionzhang.

— ¡Wangji!

Vaya.

Bueno, al menos Lan Huan comprobó si su teoría era correcta.

Su hermano era una estatua, una piedra.

— ¡¿Lan Zhan?!

¡Error!

Dos teorías.

No importaba que pasará, pero si su hermano era llamado por Wei Wuxian todo parecía cobrar sentido en su vida, existencia y física.

— Wei Ying.

Ni cortos, ni perezosos. Ambos esposos se abalanzaron uno encima del otro abrazándose como si temieran que los volvieran a separar.

A todo esto, los pocos presentes estaban inmóviles. Excepto un Jiang Wanyin haciendo arcadas con la boca por exceso de dulcura.

— Lo que me faltaba. — posó una mano en su cadera y otra agarrando su cabeza. — Me dan diabet-

Todas sus acciones fueron interrumpidas por un fuerte cuerpo que lo tomo desprevenido.

Y que le estaba quitando el oxígeno.

— ¡JWanyin! — lo apartó un poco y sin soltarlo. — ¿te pasó algo?, ¿estas bien? — empezó a examinarlo. — No sabes lo preocupado qué estaba por ti, nos tomó horas tratar de resolver el acertijo para abrir esa matriz. — lo tomo más fuerte. — ¡Pero pudimos localizar tu aroma ahí!

— Y el de Wei Ying.

— Sí, si. Y el de Wei Wuxian. — no le estaba prestando atención. — ¡Aww, no te preocupes Wanyin! — sintió pequeños golpes en su espalda. — Yo también te extrañe.

— Todos habían estado desesperados buscándote.

— Y a Wei Ying, también.

"..."

— Bueno. — un silencio incómodo se prolongó por unos minutos. — Buscando, buscando...

— ¡Xichen-ge! — A la mierda el respeto.

— Lo siento, Wuxian. — suspiro sin dejar de abrazar a Jiang Wanyin. — Pero hay prioridades.

Se las iba a cobrar.

— Qu-quítame las manos d-de encima. — Wanyin empezó a forcejear.

Aire.

Necesitaba aire.

— ¡¿Otra vez?!

Un grito.

— ¡Miren! — alguien señaló nuevamente el techo. — ¡La luz está volviendo a aparecer!

Un viaje en el tiempo © MDZSWhere stories live. Discover now