El logro

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Raúl se encontraba recostado y encerrado en su habitación con Cris, ambos veían una de esas películas empalagosamente felices, una escena interesante a los ojos del más joven paso en pantalla, un simple romance entre dos personajes de la película, una dama muy parecida a Rosario y por ende sumamente hermosa.

A Cris le intereso, a Raúl jamas le gustaron esas películas, era muy crítico cada que veía una, no importaba cual fuera siempre diría algo.

—Es linda ¿no? —. Pregunto Cris a su hermano mientras se sentaba más al borde de la cama para ver de cerca.

—¿No crees que es muy sumisa?, es molesto —. Dijo soltando un suspiro irritado mientras empujaba a Cris a su lado —. Te dañaras la vista, luego tendrás que usar anteojos como yo, no te acerques tanto.

—¿Sumisa?.

—Pues, a mi no me gustan así.

—Debe ser por que tu eres la sumisa —. Señalo a la mujer y soltó una risa —. Seguro tienes un vestido como ese guardado, por algo te dicen raro.

—Mira quien habla —. Raul sonrio y le dio un golpe con la almohada entre risas.

Ambos reían un poco teniendo una pelea de almohadas tranquila, pero entonces se escucharon fuertes golpes en la puerta, ese simple sonido hizo que Cris se abrazara fuerte a su hermano y escondiera la cabeza en su hombro.

—¿Quien es? —. Pregunto con una voz áspera y amenazante mientras abrazaba a Cris con fuerza.

—Solo soy yo, ¿elegí un mal momento? —. Rosario soltó en un tono algo nervioso mientras resonaba el sonido del tacon al golpear el suelo una y otra vez.

Los ojos de los dos hermanastros brillaron y se levantaron emocionados, empujándose entre ellos para abrirle la puerta a la mujer, al final Raul abrió giro la llave y le abrió a Rosario, ella tenía una sonrisa nerviosa y la camisa extramente parecida a una de las del hombre mayor, Rosario dio un beso en la mejilla de cada uno y luego se sentó en la cama.

—¿Como entraste? —. Pregunto Raul mientras se sentaba sonrojado a su lado.

—Tu papá la dejo abierta, tonto —. Le dio un suave golpe y luego acaricio el cabello de Cris —. Quería venir a preguntarte si eso de la salida todavía estaba en pie.

Raul se quedó en silencio, el echo de lo que hubiera dicho en frente de Cris solo incrementaba sus posibilidades de destrozar la relación tan tierna que tenía con su hermanastro.

—¡Claro!, Salgamos los tres —. Propuso Raul con la idea de salvarse.

—¿Que?, bueno.. es que yo pensé que podía ser solo nosotros... —. No era que ella no quisiera a Cris, pero quería algo de privacidad para poder hablar del tema con Raul —. Si, esta bien, vamos los tres.

—Suena divertido, ¿a donde vamos? —. Cris sonaba sumamente emocionado con la idea de salir con sus dos personas favoritas.

—Vamos a una plaza —. Raul se levanto de la cama y camino hacia la puerta.

Los tres fueron hacia una plaza cercana y se sentaron bajo un árbol, Raul se sentía cómodo al igual que Cris, pero Rosario no, ella realmente le había costado tomar el valor para querer hablar de esto con su "amigo" y ahora no podía decirlo por que Cris estaba ahí, era incómodo tener esa conversación con un tercero entre ellos.

Rosario estaba bastante cortante, cada que buscaban un tema de conversación o le hacían preguntas simples ella era demasiado cortante, claro que Raul lo noto, aun que trato de ignorar ese comportamiento, pero su imaginación lo llevaba a lugares equivocados, pensando que ella estaba molesta por que le desagradaba Cris, o incluso que su larga sesión de besos fue una cosa tonta.

Luego de un rato de charla a Cris se le ocurre llevarle flores a su "crush", por lo que se aleja y va a buscarlas, dejando a los dos solos, por desgracia Rosario ya no sentía la misma necesidad y emoción por llegar a más que amigos. Lo único que había traído era su cartera, así que ignorando totalmente a Raul, comenzó a pintarse los labios, se sentía muy irritada para hablarle, tomo la primera escusa que pudo y se agarro a esa estupidez.

El efecto fue contrario en Raul, el se le quedó mirando, mirando fijamente sus labios rojo, ese brillo en sus labios hacia que ese sentimiento que sintió antes volviera, ese sentimiento de querer besar los labios de la mujer, se acerco un poco mas chocando su hombro con el de Rosario, causando que de manera accidental se le vaya la mano.

—Lo..lo siento, Rosi, ¡fue un accidente! —. Dijo apenado mientras acercaba su mano y limpiaba la mejilla de Rosario, su mano se mancho un poco pero no le pudo importar menos.

—Tranquilo, esta bien —. Las mejillas de Rosario se sonrojaron de manera leve mientras miraba a los ojos del hombre.

Fijo la vista en esas manos toscas que la limpiaban de manera nerviosa, soltó una risa baja y beso la mano de Raul, realmente quería decirle a ese hombre como se sentía, no era algo que quisiera evitar, dio un suspiro y dejo un beso en los labios de Raul, manchandolos de ese color rojo tan profundo.

Raul se quedo mirándola, estaba algo avergonzado pero sonrió, ese sentimiento de sus labios juntos se le hacia muy agradable y hermoso, puso una mano en el muslo de la mujer, lo más abajo que pudo, rozo su nariz con la de su amiga y su mano fue directo a la de ella, tomándola de inmediato.

—¿Por que hiciste eso? —. Claro, no había rastro de molestia en su voz.

—Solo quería.. —. Por un momento dudo, dudo mucho si debía decir algo realmente, pero tomo todo el aire posible y le dijo —. Raul ¿quieres ser mi novio? Me gustas mucho, mucho, ¡demasiado! —. Dijo con la voz temblorosa mientras apretaba con fuerza la mano de su amigo.

Todo fue silencio, haciendo que Rosario se sintiera vulnerable y rechazada, estaba apunto de pararse e irse, pero Raul beso sus labios de manera dulce, luego uno en la mejilla, mentón, no hace falta ni mencionar la cantidad de besos que invadieron la cara de la mujer, ella quedó avergonzada pero creyó que esa fue su respuesta.

—¿Eso es un si? —. Pregunto mientras agarraba las dos manos del hombre con ese gran brillo en sus ojos.

—¡Claro que es un si! Eres la mujer más increíble del mundo.

Ambos se dieron un beso largo, no era un beso muy apasionado, pero se podían sentir chispas en el aire, sus labios se unían y bailaban de manera nerviosa y torpe, cada que los labios se separaban soltaban unas risas y los volvían a unir para dar un tierno beso, sus corazones latían de manera rápida y aveces abrían los ojos solo para ver si estaban conmodos, los besos eran largos y aun que se quedaban sin aire solo eran segundos para respirar, no querían parar.

RarosWhere stories live. Discover now