Mudanza

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Raúl había tenido una gran discusión con el padre de Cris, no pensaba irse sin él, el hombre mayor accedió de mala gana, tal vez ser un mal padre hería su enorme orgullo, pero se deshacía de dos parásitos.

A Rosario le costó un poco más encontrar una casa, al mismo tiempo trataba de encontrar un trabajo, le prometió a Raúl encargarse de los tres, no se habían mudado aún, y ya estaba teniendo problemas, pero al encontrarla la casa que podían se mudaron de inmediato.

Estaban los tres juntos delante de esa casa, no era la más hermosa, y por dentro había muchos malos olores y suciedad, con tal precio no se podía quejar, Rosario veía los escombros con algo de repulsión, Raúl casi vomitaba por el fuerte olor, Cris prefirió quedarse en el patio antes que meterse a esa casa.

—Esto huele horrible, Rosi —. Dijo Raúl mientras miraba la pared para asegurarse de que no hubieran metido un muerto ahí.

—No exageres, solo es un poco de suciedad, la casa es grande, solo hay que revisar que no hayan matado a alguien aquí.

—Por el olor a mi parecer si pasaron cosas aquí.

—Deja de comportarte como un bebé.

Ambos fueron a buscar diferentes productos de limpieza, dejaron a Cris fuera y se dieron la tarea de limpiar esa casa vomitiva.

Raúl quería concentrarse en la limpieza de la casa, solo podía pensar en Miguel, no en el buen sentido, sabía que él había hecho algo, pero no sabía que, prefería saberlo de alguno de ellos antes de descubrirlo por su cuenta, su cabeza se llenaba de suposiciones, pero no se decidía por ninguna de todos sus teorías.

—Rosario. —. Llamo mientras la ayudaba torpemente con uno de los vidrios, estando casi pegado a ella.

—¿Qué ocurre Raro? —. Soltó una suave risa mientras tomaba la mano de Raúl, pasándola contra el vidrio, mostrando como hacerlo de manera más apropiada.

—¿Qué pasó con Miguel?.

—¿De qué?.

—Miguel dijo que te hizo mucho daño y que por eso mereces ser feliz, o algo así.

Raúl se quedó con la vista puesta en los ojos de la chica, ella cerró el puño con fuerza y se mordió el labio, mostrándose realmente nerviosa por este hecho, le dio una suave palmada en la espalda a Raúl y comenzó a barrer.

—Rosario, por favor contesta —. Frunció el ceño algo molesto por no tener ni un solo tipo de respuesta.

—Pasaron cosas Raúl —. Respondió Rosario con sequedad, aún se mantenía en la limpieza del suelo tratando de no hablar del tema.

—Sabes que quiero que me expliques de manera más específica.

—Es que yo… —. Rosario volvió a morderse el labio nerviosa y suspiro.

—Rosi —. Se acercó a ella y la abrazo por la espalda —. Perdón, no era mi intención presionarte.

—No, no, está bien, solo me puse nerviosa, pero no es algo de lo que quiera hablar por ahora, ¿eso está bien para vos? —. Se dio la vuelta y beso el mentón de su novio algo nerviosa aún.

—Claro, eso está bien.

Se podía notar a distancia que Raúl no estaba del todo convencido de querer esperar por esa repuesta, pero prefería esperar a que su novia se lo dijera.

—¿Y si luego de esto nos comemos?.

La cara de Raúl se puso totalmente roja y soltó una risa nerviosa, estaba algo cansado y abrumado para querer tener ese tipo de acciones, le dio un beso suave a Rosario en el cuello y siguió con la limpieza.

—Raúl mínimo contesta —. Dijo divertida mientras le daba una nalgada dura, escuchando el chillido de Raúl.

—¡Rosario! —. Dijo sonrojado entre risas mientras le daba un empujón.

Ambos siguieron así un rato, por suerte gran parte de la casa estaba limpia para cuando el camión de mudanza trajo las cosas.

Raúl se ofreció a encargarse de las camas y los armarios para darles un trabajo más fácil a la mujer y a Cris. Estos dos se encontraban poniendo las sillas en la cocina, estaban bastante tranquilos, pero Rosario no le quitaba la vista de encima.

—¿Qué pasa?.

—Raúl me contó lo que paso —. Rosario apoyó otra de las sillas en el suelo y se acercó a Cris —. ¿Me lo cuentas tú?.

—No es la gran cosa, él entró en la habitación y vio que llevaba la falda, así que se enojó.

—¿"no es la gran cosa"?, no digas eso, te golpeó.

—Rosi, solo quería dejarme en claro que es ser un verdadero hombre, no es tan malo —. Cris se alejó un poco y fue a la sala de estar a acomodar los almohadones en los sillones.

—¿Qué?, Cris eso es ridículo, tú eres muy hombre.

—Los hombres no usan falda, Rosi, está mal.

—Son solo estereotipos mi niño, si siguiéramos esos estereotipos no estarías aquí, seguirías con tu padre porque una mujer no puede mantener económicamente a un hombre, ¿o me equivoco?.

—Pues si yo fuera alguien de su edad molestaría a Raúl por esto —. Soltó en broma mientras sonreía.

—Le toca aguantarse eso por no terminar la escuela, además tal vez tú también seas mantenido por una chica.

—¿Y si no fuera una chica?.. —. Hablo de manera inconsciente y su cara se puso roja de inmediato —. ¡No!, era broma…

—Lo mejor sería que te mantengas solo, pero tener a un hombre para ti es bonito, tienen "partes" bonitas —. Rosario le dio un codazo entre risas a Cris, notando como este se ponía aún más rojo y se tapaba la cara riendo un poco también.

Luego de que Raúl volviera destrozado por tratar de intentar armar las camas y fallar más de una vez, Rosario y él se sentían bastante cansado, pero aún quedaban los utensilios y otros objetos, el más pequeño se ofreció a terminar por ellos, dejaron que Cris se encargará del resto sin rechistar y se recostaron en sus camas.

Ambos estaban en la cama relajados, Raúl abrazaba la cintura de su novia mientras descansaba de cualquier estrés y cansancio producido antes, obviamente en el pecho de Rosario, la tranquilidad y calidez que transmitía estar tan cerca de ella era inigualable.

La mujer se encontraba contra el respaldo de la cama, Con una mano acariciaba y despeinaba al chico, con la otra sostenía un libro, su cara podía ser seria, pero su corazón palpitaba rápido y sus mejillas tenían un color rosado que la hacía verse adorable a los ojos de cualquiera.

—¿Estás molesto porque no te lo conté? —. Pregunto Rosario, no lo había demostrado, pero estaba intranquila.

—No molesto, solo tengo curiosidad, quiero saber al menos por qué no me lo cuentas.

—A Miguel no le gusta de la idea de que alguien más lo sepa, así que prometí guardárselo —. Le resto importancia mientras levantaba la cabeza de Raúl para besarle la punta de la nariz.

—¿Y si no fuera así me lo dirías?.

—No, solo te enojarías con él —. La chica le dio un beso corto él los labios y lo devolvió a su lugar.

—No me gustan los secretos Rosario —. Agarro la cintura de la chica con más fuerza y levanto un poco los ojos para mirar a la chica aún escondida entre sus pechos.

—A mí tampoco, pero no lo quiero hablar por ahora, ¿está bien? —. La vista de Raúl dejo a Rosario un poco más colorada, volvió a acariciar su cabeza y apoyo la cabeza en la almohada.

—¿Me lo contarás algún día?.

—Si, pero no intentes descubrirlo…

RarosWhere stories live. Discover now