pensa Rosi

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Raúl se posicionó delante de la puerta junto con su amigo, este se sentía emocionado de poder conocer a Rosario por fin, pues en todos estos años solo había visto fotos y escuchar a su amigo hablar de lo increíble que era esa mujer, Raúl no conocía otro tema de conversación.

De la nada su suegra del prometido salió con una expresión molesta, Raúl sacudió levemente su mano de manera amable, no le agradaba, pero amaba a su prometida, así que no pensaba ser tan grosero como quisiera.

—Buenas... —. Las palabras de Raúl fueron interrumpidas por un empujón hacia él y su acompañante.

—Salí del camino vos y este gordo tetas de montaña —. Refunfuñó dándole otro empujón a Mario y yéndose como si nada, hasta más calmada que antes.

—Eso... la concha de su madre si me dolió —. Dijo Mario con una mano en el pecho.

—Perdón, no sabía ni que la mamá de Rosi estaba, ¿querés...? —. Al ver la expresión de Mario solo suspiro —. Te veo mañana, de todas formas es mejor que la conozcas en la boda —. Le dio una palmada en la espalda acompañada de un abrazo para verlo alejarse.

Al entrar noto que su prometida estaba en el sillón en posición fetal, se acercó y con suavidad acaricio su cabeza, levantó la vista hacia él con sus ojos algo aguados, se notaba que necesitaba un abrazo y muchos besos, pero ella pidió algo, no habría cariño hasta nuevo aviso.

—¿Paso algo? —. Pregunto la mujer mientras le sonreía de la manera más falsa que podía.

—Nada, fuera de que tu mamá le dijo tetón a Mario —. Realmente el insulto le había causado gracia, y sabía bien que Mario se hubiera partido de risa y lo hubiera anotado, pero estaba extrañamente sensible.

—¿Qué?, carajo, ¿¡que le pasa!?, primero con Shirley y ahora Mario —. Se tiró de su propio pelo y ahogo un grito entre sus piernas.

—¿Qué paso con Shirley?.

—Le dijo comentarios transfobicos, la estuvo invalidando todo el día...

—Lo siento mucho, pero seguro que Shirley no está molesta con vos —. Le levanto la cabeza besando su frente, viendo como esta se alejaba con suavidad.

—Seguro lo está, no la defendí —. Noto de inmediato como la cara de Raúl pasaba a sorpresa y luego a decepción —. Ponete en mi lugar, ella es todo lo que me queda, es mi mamá

—¿Eso es suficiente razón para dejar que digan cosas malas de tu amiga?, sé que tenés esto de dejarte pisar y depender emocionalmente de la aceptación de otros, pero ¿es enserió? ¿Por que dejar que Shirley pase eso? —. Su tono subió un poco, odiaba su comportamiento hacia otras personas.

—¡No es tan fácil!, si te faltara amor materno entenderías un poco...

—No te justifiques con eso, tal vez... necesitas terapia... —. De inmediato fue callado por la mirada de sorpresa y molestia de su acompañante.

—¡No digas estupideces!, eso es para los locos, yo estoy bien, puedo arreglar esas cosas por mi cuenta, ¿¡bien!? —. Mantuvo un tono medianamente calmo a pesar de lo mucho que le molesto la propuesta.

—¿Podrías al menos defenderte a vos delante de tu mamá?, va a arruinar la boda, y más importante, te va a arruinar a vos —. Su tono era tranquilo y pacífico, solo deseaba calmar a la mujer.

—¡No!, vos la vas a arruinar con tu cara de culo, no estoy de humor para que me molestes —.no pudo evitar apretar las uñas en sus muslos mientras cerraba los ojos con fuerza.

—Por Dios, ¿que te pasa?, ¿por que estás tan estresada? —. Sus manos fueron directo para acariciar las manos de su prometida, dando suaves besos ocasionales.

—Perdón... es mucho más de lo que esperaba, pensé que planear una boda iba a ser divertido, ahora me siento tonta por pensar eso... ahora me duelen los muslos...

—Pero incluso bajo presión no te portas así.

—Creo que no tener cariño me está afectando —. Realmente tenía un apego fuerte, solo que ella lo consideraba sano.

—¿Un beso te ayudaría?.

Una enorme sonrisa se apoderó de su cara, los ojos le brillaron se veía totalmente como un perro con emocionado, rápidamente sin dejar tiempo que su pareja siquiera abriera la boca, la beso, la abrazo con fuerza, no pensaba soltarla bajo ninguna circunstancia, Rosario dependía de ese afecto para estar bien, y Raúl dependía de darlo, no querían admitirlo, jamás admitirían que ninguno de los dos era estable, pero Rosario solo caía en picada el doble que Raúl.

—Te dije que no —. Recalco sonrojada levemente mientras lo alejaba con suavidad, bajo la cabeza con pensamientos que atacaban y comían su cerebro.

—Pero te ves más tranquila ahora, ¿vez? Más calmada, eso es lo que necesitamos para la boda y para siempre —. Con uno de sus dedos le levanto la cara, regalándole una sonrisa dulce —. Rosario, escucha bien esto ¿si?, la única persona que tiene derecho de arruinar la boda, sos vos, así que no dejes que nadie te quite nada ¿bien?

—Yo... bien, voy a hablar con mi mamá sobre el tema de la boda, para que no sea tan controladora... gracias Raúl, prometo no ponértela tan fuerte en la luna de miel —. Dijo con una risa, estaba desesperada por darle cariño, pero sabía bien que si lo hacía no iba a parar.

—¿Poner tela?, creo que no entendí —. Se miró más confundido al oír más risas de la mujer, suspiro y se levantó del lugar —. Bien, no importa, solo no te olvides que mañana es el día, seguro el vestido te va a quedar hermoso —. Repartió un beso rápido y sé tranquilo del lugar.

Rosario se quedó en silencio viendo como se iba, sonrió en un principio, hasta que se dio cuenta que la boda era mañana, todo estaba listo, absolutamente todo, y ella no había encontrado un mísero vestido, lo más seguro es que se terminaría poniendo algo que no le gustaba, lo más probable sería que Shirley no vendría. Suspiro tratando de mantener la calma, pero le era imposible para este punto.

RarosWhere stories live. Discover now