Capítulo 5 (Alan)

120 9 30
                                    




A ver, que puede que sea una amiga, ¿no?

―Hostia, qué putada―dice Bruno.

― ¿What? ―Emily no se entera de lo que está pasando.

―Cállate, Bruno―dice Mario, frunciendo el ceño. Probablemente ha visto que me he rayado por lo de la chica rubia―. No va a ser su novia porque le de un beso en la mejilla, ¿no? Anda, ve a hablar con él.

―Pff... pero... ahora me da vergüenza―digo, y al momento pienso que he sonado ridículo. Vaya excusa de mierda.

―¡Venga ya, Alan! Anda, voy contigo y le felicitamos juntos.

Hace dos días que conozco a Mario, pero no sé qué haría sin él ahora mismo. Hace que me sienta mucho más seguro cuando avanzamos entre la gente para llegar hasta Mikel, que habla con algunas personas mientras la chica rubia no se separa de su lado.

Esperamos a que se dispersen un poco y yo me empiezo a poner nervioso otra vez. Joder, si apenas lo estaba cuando nos vimos en la playa. Supongo que porque fue de repente y porque tenía la cabeza en otras cosas. Vuelvo a mirar el móvil. Mi madre me ha mandado una foto de mi abuela dormida en el sofá como si la hubieran tirado desde lejos.

― ¡Alan!―la voz dulce de Mikel me pilla totalmente por sorpresa.

―Ay... ¡hola! Enhorabuena, me ha encantado―madre mía, estoy sonando como muy falso, ¿no?―. Ha sido genial, ósea... cantas genial.

―¡Muchas gracias!―su sonrisa blanca es sin duda la más bonita que he visto nunca. Después de eso, se acerca a mí y me abraza. Noto lo contento y emocionado que está. Quizás no es la primera vez que hace esto, pero creo que sí es la primera que dedica una canción a su madre públicamente. Al separarnos, noto su respiración en mi oreja y se me pone la piel de gallina (o eso intuyo).

―Hola―dice Mario.

Ay, Mario, por un momento se me había olvidado. Los presento, se dan la mano y Mario lo felicita a él y a toda la banda. Entonces aparece Aitor, el hermano de Mikel, y después de saludarme se dirige a la chica rubia y la abraza. Ambos están visiblemente emocionados. Mikel los mira y vuelve a dirigirse a mí.

―Esa es mi prima, Aitana.

He suspirado aliviado cuando ha dicho "prima", la verdad. Estoy muchísimo más tranquilo. Mario me mira y me guiña un ojo. Espero que Mikel no lo haya visto, qué vergüenza.

Al oír su nombre, Aitana se acerca a nosotros y Mikel nos presenta como "amigos que conocí en una fiesta". Miro entonces hacia donde están Bruno y Emily y veo cómo ella está sentada en un sillón con los ojos cerrados y él ha pedido un vaso de agua. En ese momento un grupo de chicos se acerca a felicitar a la banda, y tras ellos un hombre que abraza a Aitana, a Aitor y a Mikel. Supongo que es el padre de los chicos. Los observo desde la distancia y, no sé por qué, siento como una punzada de tristeza y me entren ganas de llorar. Entonces  alguien me pasa el brazo por detrás y me agarra el hombro suavemente, miro a mi derecha y veo a Mario, con esa mirada que parece estar diciéndome "confía en mí" constantemente.

― ¿Estás bien? ―me dice.

―Sí, sí. Es que me he quedado empanado, no sé por qué. ¿Vamos a ver qué tal estos?

Cuando llegamos donde están Emily y Bruno, ella por fin ha revivido (más o menos), pero dice que está muy cansada y que se quiere ir. Esta chica siempre igual. Aunque no la culpo, es tarde y ha bebido bastante, yo estaría igual.

―Bueno, no tenemos plan para ahora, ¿no? ―dice Bruno―. ¿Nos vamos todos?

Miro hacia el escenario. Mikel sigue hablando con su familia y el resto. Me gustaría ir a decirle algo, a despedirme al menos, pero me da cosa, no quiero parecer pesado.

Lluvia de veranoWhere stories live. Discover now