Capítulo 6 (Mikel)

102 7 21
                                    


Estamos bailando uno enfrente del otro, no sé si siguiendo el ritmo de la música, porque a decir verdad no sé muy bien ni qué canción está sonando. Desde que nos hemos besado no puedo dejar de mirar a Alan, y él no deja de mirarme a mí. Creo que nunca he visto unos ojos tan bonitos como los suyos, ese verde tan verde que parece irreal. Y no es solo eso, es cómo me mira.

Me gusta Alan. Me gusta mucho. Me gusta desde que le vi en la playa, con esa camisa mojada y esa energía. Quería hacer lo posible por hablar con él, y me jodió cuando vino la policía y le perdí de vista. Por eso cuando le volví a ver no quise perder la oportunidad de darle mi número. No sabía si él querría verme más, y me puse muy nervioso al preguntarle si quería que hiciéramos algo juntos, pero ahora creo que nada de eso importa, porque ha aceptado y estamos bailando juntos, y nos hemos besado.

Y sinceramente, estoy deseando volver a hacerlo, espero que él también quiera. Instintivamente, le miro los labios gruesos, que se mueven mientras tararea la canción que suena.

Él se da cuenta, sonríe tímidamente (es tan mono...) y se acerca a mí. Me mira a los ojos un instante y su sonrisa se hace más amplia, justo antes de acercar su boca a la mía y volver a besarme. No sé si es alcohol, el ambiente, la música, sus labios... pero disfruto este beso como no había disfrutado ninguno nunca en 19 años. Le acaricio el pelo mientras, y es tan suave que me pasaría horas así. Después noto cómo tímida y suavemente me pone una mano en el costado, y siento un pequeño escalofrío, como si fuera ASMR o algo así.

Entonces la canción termina y empieza a sonar El fin del mundo, de La La Love You. Son uno de mis grupos favoritos, me encanta su energía. Hace poco estuve en un concierto y disfruté tanto...

Todo el mundo empieza a cantar la canción, Alan incluido, creo que no queda nadie que no la conozca.

―¡Me encanta La La Love You!―le digo a voces.

―Yo no he escuchado mucho, pero esta canción es increíble―me responde.

Tiene las mejillas sonrojadas.

Le cojo las manos y empezamos a saltar y dar vueltas como si nos fuera la vida en ello. Un chico y una chica que bailaban juntos cerca de nosotros hacen lo mismo, y al final acabamos siendo un grupo de diez personas en el centro de la pista, gritando la canción a pleno pulmón agarrados unos a otros.

―Y TÚ BAILABAS Y NO SABÍAS QUE EL MUNDO ENTERO SE DESTRUÍA

―QUE AL VEROS JUNTOS, POR UN SEGUNDO, EN LO MÁS PROFUNDO...

Miro a Alan. Le veo tan feliz, tan guapo, disfrutando tanto, que no quiero que esto se acabe.

―FUE EL FIN DEL MUNDOOOOOO

Sin embargo, cuando termina la canción, se acerca a mí y me dice que si quiero salir un rato.

―¿A tomar el aire?―bromeo, porque fuera hace más calor que aquí.

― Sííí―responde, sonriente.

Así que, sin pensarlo mucho, le cojo la mano, y noto que tiembla un segundo antes de apretarme fuerte con la suya. Salimos de la discoteca, pasando por delante de la gente que está esperando para que les pongan sellos.

Una vez en la calle, nos reciben la humedad y el calor de la Costa del Sol, pero seguro que cerca del mar baja la temperatura, así que miro a Alan y le digo:

―¿Quieres ir a la playa?

―¿A bañarnos?―dice, como si fuera algo prohibido.

―A lo que quieras, no hace falta bañarse, eh―respondo, riéndome.

Lluvia de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora