Capítulo 7 (Alan)

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Me despierto de golpe cuando oigo la primera nota de ese tono tan molesto de la alarma de iPhone. Parpadeo un par de veces y me viene a la mente todo lo que pasó anoche. Madre mía, no me lo puedo creer. El concierto, la discoteca, el beso... EL BESO. Creo que nunca me he sentido tan fuera de mí y a la vez queriendo sentirlo todo al máximo. No me puedo creer que le contara a Mikel todo lo de Alemania. Creo que cualquiera en esa situación habría salido corriendo. En cambio, él me abrazó y se quedó conmigo el resto de la noche. Si ya me gustaba antes, ahora ya no hay dudas. Me gusta Mikel... hostia, no me sé su apellido. ¿Debería haberle preguntado? Creo que él tampoco sabe el mío.

Lo primero que hago al despejarme es coger el móvil y releer nuestros mensajes de anoche. Le mandé The Very First Night, de Taylor Swift, porque me salió en aleatorio cuando volvía y no sé, fue nuestra primera noche. Espero que le gustara, o al menos el detalle. Después de eso me mandó un corazón, y ahí terminó la conversación. Mi primer impulso es escribirle "buenos días" (aunque sean las 12:30), pero no quiero ser pesado, igual está durmiendo... o con su familia... o simplemente no quiere hablar ahora. O sí quiere pero espera que empiece yo... Ay, para, Alan, qué agobio.

Decido no escribirle de momento y me levanto, me visto y bajo a comer algo.

―¡Hombre!―dice mi abuela al verme―. Ya se ha despertado la Bella Durmiente.

―Y se ha encontrado a Maléfica sentada en su sofá―le respondo, haciendo como que su presencia me asusta.

Mi abuela suelta una pequeña carcajada, pero luego finge que se enfada y mira a mi madre, que está sentada a su lado.

―Este niño se va a ganar que lo desherede, eh, ya te lo digo.

Mi madre sonríe y se encoge de hombros.

―¿Qué tal anoche, Alan?―me pregunta.

―Bien―respondo, intentando sonar lo más neutro posible, pero es evidente que me lo pasé genial, y mi madre lo nota, porque veo como una mueca que silenciosamente dice "ya hablaremos más tarde cuando estemos a solas".

La verdad es que adoro esta confianza que tenemos.

Leire también me ha bombardeado a mensajes pidiéndome que le cuente todo, y Mario me preguntó anoche si llegué bien a casa. Hasta ahora no me había escrito por privado, y se me hace raro. Tampoco sé muy bien cómo responderle, porque él no sabe que después de decirle que me iba, estuve hasta tarde con Mikel. No quiero que se enfade conmigo ahora que (creo) somos amigos, así que intento decírselo de forma que no parezca que no quería estar con él.

Lejos de enfadarse o responderme seco, parece alegrarse y me pregunta más sobre Mikel, incluso me sugiere quedar un día a solas para que le cuente.

A Leire no le doy muchos detalles, porque hemos quedado en un rato en el Marta's antes de que yo entre a trabajar.

Ay, estoy nervioso por eso. ¿Estaré a la altura?

―¿Quieres que te acompañe?―me dice mi madre cuando estoy a punto de irme.

―No, no. He quedado con Leire antes...

―Bueno, a Leire le encanta verme.

―Pues esta vez se va a quedar sin verte.

Ella se encoge de hombros.

Antes de irme, la miro fijamente.

―¿Se sabe algo?―le pregunto, refiriéndome al... bueno, ella sabe a quién.

―No, nada.

―Bueno...

―Tranquilo―me dice cogiéndome ambas manos, y mira hacia dentro para asegurarse de que mi abuela no escucha―. Si pasa algo te lo digo.

Lluvia de veranoWhere stories live. Discover now