Capítulo 10 (Alan)

86 6 25
                                    




Las caras de todos son un poema. Sara acaba de soltar que es ella la que "está" con Leire. Claramente nadie se lo veía venir. Una parte de mí querría no haberse enterado hasta ahora, igual que ellos, pero por otro lado me encanta verlo desde fuera.

Mario y Emily me miran, como queriendo ver mi reacción, pero al momento se dan cuenta de que no la hay.

―Tú lo sabías―dice Emily, como si fuera un delito.

Yo me encojo de hombros, mientras Bruno habla con Sara y Mario y Emily abrazan a Leire. Es genial ver cómo las apoyan, la verdad, ojalá también me apoyen así cuando Mikel y yo... EH. PARA, ALAN, RELAJA.

Bueno, no pasa nada por hacerme ilusiones, ¿no? Me gusta mucho y quiero conocerlo más. Pero tengo miedo, ya sabemos cómo fue la cosa la última vez que me gustó un chico. Aunque no todo el mundo va a ser así... Mikel es genial.

Como si me hubiera leído el pensamiento, Mario me pregunta por él. Le digo que está bien, que hablamos bastante y estamos guay. Hoy iba con su familia a un río o algo así, un sitio al que iban mucho de pequeños con sus padres y sus tíos.

―Te lo tenías que haber traído, Alan―me dice Sara.

―Es que está con su familia... y bueno, ya habrá tiempo, que en realidad apenas nos conocemos...

―No, pero ya le has metido la lengua hasta la campanilla―suelta Leire, y a Bruno le hace muchísima gracia.

―Tú siempre tan suave―le dice Mario.

―Bueno, tampoco ha dicho ninguna mentira―digo, y al segundo me pongo rojo.

Ellos se ríen, y Emily se tapa la cara como si tuviera cinco años.

Miro a Leire, y la veo aliviada, mucho más tranquila. Noto como comparte miradas y pequeñas caricias con Sara, y me alegro muchísimo por ella.

―Bueno, chicos―Leire levanta las manos para captar nuestra atención― ¿Jugamos un yo nunca?

―¿Con café?―dice Bruno, con cara de asco.

―¿Qué dices? Pedimos unas cervezas. Os invito yo, que estoy hoy generosa.

―Algunas aun no tenemos edad de beber...―puntualiza Emily, muy nerviosa de repente, y todos la miramos incrédulos, pero soy yo quien le responde:

―Tiene gracia que lo digas tú.

Y no le queda más remedio que fruncir el ceño para ocultar la risa.

―Si las paga la yaya Leire, yo encantado―dice Mario.

―¡Oye, perdona! Soy la mayor, más experimentada y más sabia.

―La sugar mommy de Sara―dice Bruno, y Leire intenta pegarle, pero él la esquiva, mientras Sara se ríe tímidamente.

Al final no queda claro que Leire vaya a pagarlas, pero le pide a Marta seis cervezas. Ella nos mira un poco raro, como tratando de averiguar si todos tenemos edad para beber, y luego pregunta:

―¿Botellín o jarra?

―Botellín, botellín. Alhambra si puede ser.

―Perfecto.

La verdad es que no me hace especial ilusión la cerveza, pero bueno, supongo que soy un bebedor de cerveza social, como mucha gente.

Al traerlas, a Leire le falta tiempo para empezar a hacer preguntas, aunque viendo las caras de Emily y Sara, no sé si les hace mucha gracia. Bueno, puede ser una oportunidad para conocernos mejor, ¿no?

―A ver, a ver... yo nunca... he robado en el Mercadona. Bueno, o en cualquier super, me da igual.

Que ella beba no me extraña mucho, pero veo cómo Emily bebe también, y todos la miramos.

Lluvia de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora