El pecado de un héroe

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Después de atravesar el extraño portal lo dejaron en medio de un amplio salón, que era más bien un bar, estaba frente a la barra, encadenado por los pies y manos a una silla.

Después simplemente lo dejaron ahí en completa soledad.

No tenía idea de dónde estaba, ni qué querían de él, solo sabía que tenía que huir. Tenía que encontrar una forma de deshacerse de esos tipos de la liga de villanos y buscar algún héroe que lo ayudara.

Pasó minutos o tal vez horas analizando su situación, lo habían secuestrado tras atacar su campamento, lo que significaba que tenía alguien dentro que les daba información. La pregunta era, qué podían querer de él.

De pronto, detrás de la barra de madera una maraña de cabellos blancos apareció, un niño de ojos azules asomó por ahí, luego se escondió al darse cuenta que el extraño lo había visto.

—¡Oye!, ¿qué haces aquí mocoso? —llamó con un grito.

—¡No soy un mocoso, ya tengo cinco! —gritó el pequeño saliendo de su escondite.

—Sigues siendo un mocoso —renegó Katsuki—, dime, ¿qué haces aquí?

—Yo vivo aquí.

—Es un bar, mocoso, no puedes vivir en un lugar donde la gente viene a embriagarse.

—¡Claro que puedo! ¡Mamá y yo vivimos arriba, tonto! ¡Los borrachos se quedan aquí igual que tú!

Bien, estaba en un bar abierto al público, que tenía más habitaciones arriba, así que probablemente algún imbécil de la liga estaría cerca para vigilarlo. Pero hubo algo más que llamó su atención.

—¿Tú mamá trabaja con Shigaraki? —preguntó con cautela.

El niño lo miró como si lo creyera un tonto, luego pareció pensar cuidadosamente su respuesta.

—Creo que no… No como Toga-chan, mamá cocina y los ayuda cuando están heridos…

—¿Lastiman a tú mamá? —preguntó, esta vez sintiendo miedo, después de todo estaba en la guarida de una banda criminal, quien sabe que clase de cosas horribles eran capaces de hacer.

—¡Claro que no, tonto! —gritó el niño verdaderamente molesto—. ¡Ellos tienen que cuidar a mamá, eso es lo que dijo el jefe!

—¿Shigaraki ordenó que cuidarán a tu mamá?

—Tú de verdad no sabes nada —se quejó el niño—. El jefe dijo que ese tonto de las manos y los demás tenían que cuidar a mamá.

¡¿Eso significaba que Shigaraki no era el jefe de la liga de villanos?!

—¿Quién es el jefe…?

—¡Mocoso!, ¿¡dónde carajos estás?!

Ese grito pareció provenir del segundo piso, era la voz de ese pirómano imbécil que lo secuestró, Dabi.

—¡Adiós, Kacchan! —dijo el niño antes de perderse detrás de la barra y luego en la oscuridad.

—¿Kacchan…? —preguntó para sí mismo.

Solo había en el mundo una persona que lo llamaba de ese modo. Y esa única persona un día decidió saltar de la cima de un edificio, todo porque él lo sugirió. El aspirante a héroe, Dynamight, le había sugerido el suicidio a un compañero de clase, que gran hazaña de un futuro héroe…

Lejos de pensar en la información que obtuvo, lejos de idear una forma de escapar, decidió rememorar su niñez, todos esos momentos en que un pequeñín de tiernas pecas corría detrás de él, gritándole con esa vocecita animada: “Kacchan”.

KatsuDeku [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora