Noche de bodas

1.4K 125 12
                                    

Tercer y último día del #ChristmasWedding

El día de su boda fue el más feliz de su vida. A pesar de haber sido nombrado el héroe número uno de Japón, de ser llamado una leyenda en todo el mundo, solo cuando dió el sí frente al altar, y su amigo de la infancia, rival, novio, prometido y ahora esposo puso en su dedo un anillo sintió que por fin era plenamente feliz.

Después de un agitado día por fin se detuvo a descansar un momento; parado en el balcón de su habitación de hotel dejó que la brisa fresca despejara un poco los efectos del alcohol. Estaba en la cima del mundo, con el cielo nocturno sobre él y el mar extendiéndose en el horizonte.

Sintió una mano acariciar su cintura, ya sabía a quién pertenecía.

Su esposo, el héroe número dos Dynamight, llegó a pararse junto a él ofreciéndole una copa de champagne, la cual aceptó a pesar de las muchas que ya habían bebido.

—¿Quiere brindar conmigo, señor Bakugo? —preguntó Katsuki.

—Será un placer, señor Bakugo —respondió Izuku siguiéndole el juego.

—Por un matrimonio próspero y feliz, amor —brindó Katsuki levantando su copa.

—Que así sea, cariño.

Chocaron sus copas en un brindis por su amor, y bebieron sin despegar la mirada de su amante, sintiendo cada uno una alegría inimaginable alojarse en su pecho, habían compartido un sinfín de aventuras juntos, y por el resto de sus vidas compartirían cada momento, cada victoria y derrota, cada momento de felicidad y cada trago amargo, pero lo harían juntos, tal como dictaban sus votos, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separara.

Dejaron las copas vacías sobre el balcón, refugiados en un abrazo cálido permanecieron mirando el horizonte, sintiéndose invencibles si estaban juntos.

El abrazo sobre Izuku se apretó un poco más, su esposo se refugió en su cuello; entonces Izuku pudo sentir un beso suave en su piel. Buscando más contacto se giró manteniendo los  brazos de Kacchan a su alrededor.

Las miradas se encontraron, tal como decían los rumores de las revistas de espectáculos, ver a aquellos dos héroes era como ver representada la esencia de la vida misma. Uno evocaba un paisaje apacible, cálido y reconfortante, el otro era como un terrible desastre de violencia y destrucción, pero juntos eran una mezcla perfecta, dos almas gemelas que creaban un equilibrio extraordinario.

Los besos no se hicieron esperar, Izuku dió el primer paso, tiró de la corbata de su esposo y se paró de puntitas. El primer beso de su noche provocó una explosión de sensaciones en ambos, dicha por estar juntos, emoción por lo que les deparaba el futuro, la nostalgia de su cruento pasado, infinita alegría por haber coincidido en esa vida…

Entre besos caminaron hasta el balcón, Katsuki tomó a su esposo y lo sentó en la orilla para colarse entre sus piernas descaradamente.

La brisa fría los envolvía, pero el calor con su contacto aumentaba a cada minuto. Cada uno le quitó el saco del traje al otro, sus amigos los matarían cuando encontraran parte de los costosos trajes sobre la playa, pues en medio de sus acciones ninguno reparó en donde había arrojado la prenda.

Los besos salvajes y demandantes siempre nublaban su juicio, pero Izuku recuperó la compostura el tiempo suficiente para detener a su esposo cuando desabotonaba su camisa, le pidió que entrarán a la habitación y Dinamight obedeció. Con Izuku envolviendo sus piernas a su alrededor el héroe de las explosiones volvió a la habitación, cerró las persianas para aislarlos del mundo y retomó sus labores de la noche de bodas.

De la forma en que estaban abrazados terminaron en la cama, con Izuku debajo, la ropa hecha un desastre, sus mejillas pecosas coloradas por los besos y el alcohol, los labios hinchados mostrando una sonrisa deslumbrante.

—¿Tienes idea de lo hermoso que estás ahora? —preguntó Katsuki en un suspiro.

Aunque no le dió oportunidad a su esposo de responder, volvió a besarlo con la misma pasión, saboreando sus labios como lo hace un hombre con un fruto prohibido, sintiéndose en el paraíso con cada chispazo de sensaciones que lo envolvían cuando sentía los movimientos de su esposo, los espasmos de su cuerpo, sus manos acariciando su espalda.

Sus ropas desaparecieron como lo hacen los pétalos de las flores marchitas, las camisas los asfixiaban, los pantalones se interponían en su cometido, todo tenía que irse.

Izuku giró sobre Katsuki con un movimiento brusco, estando arriba se tomó su tiempo para deshacerse con tortuosa lentitud de sus pantalones, dejando expuesto ante una mirada hambrienta su cuerpo desnudo adornado con preciosas prendas de encaje blanco; medias altas sujetas a un liguero y unas panties que ocultaban lo necesario.

No fue la lujuria lo que los guió aquella noche, fue el sentimiento sublime de estar profundamente enamorados.

Las caricias parecían inexpertas, destinadas a aprender de memoria la suavidad del otro. La música que solían usar para esconderse de los oídos curiosos no fue necesaria esa noche, deseaban sentirse, escucharse, fundirse tan profundamente con el otro hasta quedar plenamente convertidos en uno, complementándose para crear un momento perfecto.

Aquella noche de luna llena dos almas gemelas encontraron su propio significado del amor, un amor tan profundo que compartirían por el resto de sus vidas, y quizás más allá de ella.

.
.
.
Y una vez más porque nunca me cansaré de decirlo:

¡¡¡QUE VIVAN LOS NOVIOS 🧡💚!!!

-Dahaka

KatsuDeku [One-Shots]Where stories live. Discover now