Jenna Ortega

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—¿Haces esto a menudo?— la voz de Jenna me saco de mis pensamientos y nervios. Negué.

Me sentía fue de lugar y desconociendo la persona que habitaba en mi, no era yo quien estaba sentada frente a una total desconocida la cual sólo había visto en una foto de Tinder.

—Creo que no puedo hacer esto, perdón— comencé a buscar 50 dólares de mi billetera. Con eso cubría mucho más de lo que estábamos consumiendo en aquella cafetería.

—¿Perdón?— la morena murmuró completamente confundida.

—Lo siento, Jenna. Que estés bien.

Finalmente dejé el dinero en la mesa y me fui sin esperar alguna respuesta de su parte.

Sabia que era lo más cretino que había hecho en mi vida y todo aquello era mi jodida culpa.

¿Por que había aceptado que mi hermano hiciera todo esto en un principio?

Me cuestionaba una y otra vez mi actitud de camino al departamento de quien para mi, era el total culpables de mis actos. Pensamiento más sencillo a tener que culparme a mi misma por lo hecho, cobarde manía del ser humano, lo sé.

—¿¡Como te fue?!— Harry murmuro animado al verme entrar, separándose al instante de su novio. Mientras yo dejaba las llaves del departamento en el arrimo de la entrada y las zapatillas bajo el mismo.

—Recuérdame jamás permitirte hacerme una cita Por Tinder o alguna otra aplicación de citas.

—¿Tan mal estuvo?— pregunto de vuelta y sin mirarlos a los ojos, caminé directo a la habitación de huéspedes.

—¡Me voy mañana!— grite cerrando la puerta dentro.

Louis tan solo segundos de haberla cerrado abrió la puerta, subí mirada a el mientras estaba comenzando a desabotonar mi camiseta. —¿Que sucedió? ¿Estuvo tan mala la cita?

—No lo sé...— dejé la camisa a medio desabotonado y me centré en el— Me sentí fuera de mi zona de comfort y... solo me fui.

Frunció el ceño, tratando de reprimir una sonrisa.

—¿Tu?

—Si yo. Claramente no sirvo para este tipo de citas completamente planificadas y nada espontáneas o solo estoy demasiado rota para siquiera intentarlo...

Su sonrisa burlona enseguida se esfumó y suspiró algo tocado por mis palabras.

—Harry solo quería que intentaras...

—Ya se, lo sé.

—Lo siento— mi hermano apareció tras Louis, sus dientes tomando su labio inferior apenado— No pensé que fuese ha pasar algo así. Solo quería...

—Hazza. Lo sé. Está bien. ¿Pueden dejarme a solas?

Ambos asintieron.

—¿Regresarás de verdad a Londres mañana?

Asentí.

No dijeron nada más y finalmente me dejaron a solas.






















...
















Necesitaba obligarme a salir de mis zonas de comfort. Era eso lo que siempre me repetía Harry por lo que cuando Mikey me invitó a una fiesta con sus compañeros de rodaje decidí aceptar.

1. No tenía nada mejor que hacer
2. No tendría nada que peder.

O al menos eso creía.

Londres y New York eran mis hogares.

One Shots - Famosas y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora