La risa nocturna de la villana. Episodio II.

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¿Qué pasaría sí?

La risa nocturna de la villana.

Episodio II.

Mayordomo.

La contratación del nuevo mayordomo tomó más tiempo del necesario. El duque de Eckhart, demasiado molesto por el comportamiento de Pennel, enlisto una larga lista de requisitos difíciles de cumplir por un sirviente cualquiera, por lo que llevó más tiempo del necesario, y en venganza por causar el despido de Pennel, un sirviente extremadamente fiel a Eckhart, el joven duque, Derrick Eckhart, me asigno las labores de Pennel mientras el nuevo mayordomo es seleccionado por el duque de Eckhart. A pesar del trabajo que representa ser el mayordomo temporal del ducado, logro alimentar correctamente a mi señorita y evitar la severa desnutrición que Emily le causó en la obra original.

Mientras le asigno sus respectivas labores a las mucamas y reviso que cumplan cada una de ellas al pie de la letra, mi señorita me acompaña, observando todo a su alrededor con un atisbo de curiosidad. Ella es una niña es comprensible que sienta curiosidad por todo lo que le rodea, el brillo en su mirada, el cual he mantenido aun con el riesgo de perder mi empleo a manos de ese loco que tiene por hermano mayor.

— ¿Por qué tengo que obedecerte?

La pregunta de la mucama a la orden que he dado me sorprendió, considerando que es Derrick Eckhart quien me asigno como el mayordomo temporal del ducado, creí que no se opondrían. Parece ser que no es tan sencillo como parece.

—Porque el joven duque me dio la orden de cumplir el rol de Pennel— le respondo en un tono amable. Ella no tiene la culpa por ser una estúpida que creyó en Pennel —si tienes un problema, me encargare de notificarle al joven duque sobre ello y serás citada en su oficina.

La respuesta es lo suficientemente satisfactoria como para dejar claro una sola cosa. Mientras no exista un mayordomo en esta casa soy la máxima autoridad entre los empleados del ducado. Simple y sencillo. Por más desagrado que muestren hacia mi persona, deben de quedarse callados si es que no desean perder sus empleos. La mucama comprendió el mensaje claro, no dijo nada más, y se limitó a hacer su trabajo de igual manera que el resto de los trabajadores. Nunca he dirigido una casa noble, no soy lo suficientemente capaz de llevar a cabo a la perfección las labores de Pennel, sin embargo, por alguna razón que desconozco, soy perfectamente capaz de llevar a cabo las labores de un mayordomo, e incluso la contabilidad de la casa Eckhart, a pesar de mi pobre conocimiento en el área en mi segunda vida como Isabela.

Como Isabela, mi vida fue sencilla. Vivía en un pequeño pueblo en transición en el estado de Morelos, México. Como diría mi querido ex novio, una mancha de mole en el mapa. Un lugar tan remoto en donde apenas y existía la tecnología suficiente como para sobrevivir. Por supuesto, el pueblo comenzó a crecer con el paso del tiempo, sin embargo, mi hogar se estancó en el tiempo debido a la falta de recursos monetarios. Mi deseo de salir de mi pueblo, trabajar y ser independiente se vio frustrado en su mayoría por la influencia de terceros.

Al final de mi lamentable segunda vida no hice nada lo suficientemente destacable como para ser reconocida siquiera por mi propia familia. Una chica que paso sin pena ni gloria en su propia familia destinada a cuidar de su madre de la tercera edad hasta el fin de los días. Lo admito, extraño a mi madre, la típica madre sobreprotectora mexicana con el plus de haberme dado a luz a los cuarenta y dos años de edad. Extraño a mi madre, lo admito, pero la sensación que me da ser de utilidad en el ducado Eckhart, ganar mi propio dinero y salir del ducado de la mano de mi señorita me llena de una satisfacción diferente a mi vida como Isabela. Isabela estaba vacía. Odette no. Como Odette, me siento más viva que nunca que en mi vida como Isabela.

¿Qué pasaría si?Where stories live. Discover now