La risa nocturna de la villana. Episodio V.

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Para quien no entendió el final del episodio anterior, se los explico de manera rápida. Odette es la reencarnación de la duquesa Evelyn (la esposa del duque y madre de los tres mocosos Eckhart), ella murió (no se especifica de que en la novela) y pasó a vivir como Isabela durante treinta años, hasta que nuevamente su alma es arrastrada al mundo de Eorka, sin embargo, al no existir un cuerpo en donde pueda habitar (ya que su cuerpo original está muerto), entró en el cuerpo de Odette (hija ilegitima de Delman y amiga de la infancia de Eclipse). El bucle se ha reiniciado (gracias al hechizo de Vinter, y en menor medida por los poderes de Odette que logró dominar a último momento en un intento por detener a Leila), por lo que nuestra protagonista fue arrastrada a su primera vida como Evelyn Eckhart. A partir de este momento, ella es la protagonista.

¿Qué pasaría sí?...

La risa nocturna de la villana.

Episodio V.

Lo que la vida me robó.

Cuando me enteré de mi verdad, sinceramente una parte de mí se volvió loca, ¿Cómo aceptar al hombre del cual me enamoré, mi amado esposo, padre de mis cuatro hijos, convertirse en un monstruo? ¿Cómo abrazar a mi hijo mayor sabiendo la clase de pensamientos oscuros que pasan por su mente en relación a su hermana menor? ¿Cómo mirar a los ojos a mi segundo hijo sabiendo que nada sería igual? ¿Cómo mirar a la cara a mis hijas sabiendo que no pude protegerlas de aquel demonio?

Con mil y un pensamientos estúpidos en mi cabeza, y la risa de los dioses rezumbando en mis oídos de fracasar épicamente en mi tercera oportunidad a causa de un sentimiento tan banal y estúpido como lo es el amor por el príncipe heredero, mi cuarta vida, inició.

Inició el día en el cual el duque de Eckhart, Félix, aceptó ser mi esposo en el altar. El día en el cual el poco amor que alguna vez le profesé se esfumó en tanto los recuerdos como el fantasma de "Evelyn Eckhart" suplicando a gritos detener cada una de las torturas por las cuales Penélope fue sometida por aquella bastarda en el cuerpo de mi pequeña Yvonne.

Sin mucho interés, fingiendo el amor que profesé antes de aceptar su propuesta de matrimonio y recuperar mis recuerdos como el fantasma de "Evelyn Eckhart", disfrute de la fiesta rodeada de las personas por las cuales alguna vez sentí empatía, sin embargo, recuerdos de los bucles se anteponen en sus rostros felices, nublando mi buen juicio.

Del brazo de mi esposo, la fiesta llegó a su fin. Las mucamas literalmente me arrastran a una serie de preparativos previos a la primera noche de bodas. Sinceramente, me asquea el hecho de siquiera besar por segunda ocasión a mi esposo, sin embargo, si deseo el nacimiento de mis pequeños, necesito de su semilla, por más podrida que se encuentre. Después de debatirme entre aceptar o encerrarme en la habitación con una botella en mano por si al imbécil se le ocurre entrar sin permiso, la puerta de la habitación se abre, revelando la presencia de un joven Félix portando únicamente una bata blanca.

Con una torpe excusa saliendo de sus labios, se sentó en la cama y el silencio más molesto se instaló en la habitación, silencio que interrumpo con la pregunta más descabellada que se me ocurrió en ese entonces.

"—¿Quieres tener sexo sí o no?"

La expresión en su rostro me causa gracia en cada oportunidad que recuerdo con nostalgia nuestra primera noche como marido y mujer. Quizás sea mi convivencia con Calisto lo que me hizo una mujer por demás peculiar tan directa que aterra a los demás. No lo sé, es difícil de saber con exactitud, sin embargo, gracias a la broma, Félix se relajó —y avergonzó— lo suficiente como para iniciar la danza de placer más asquerosa, repulsiva y excitante que jamás experimenté en mis cuatro vidas.

¿Qué pasaría si?Where stories live. Discover now