Capítulo 8: Día & noche

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Había sido una noche realmente maravillosa, al despertar el rubio notó que a su lado derecho aún se encontraba aquel hermoso chico, verle dormir era un deleite a sus ojos, lucía tan perfecto, delicado... realmente es como si fuese irreal y pronto observó aquellos ojos brillantes abrirse con suavidad.

— Buen día Lyan… ­—le saludaba con voz adormecida.

— Buenos días Ethan.

— ¿Llevas mucho rato observándome dormir? —seguido de aquella pregunta el pelinegro bostezó.

— No, apenas he despertado. —respondió mientras se levantaba de la cama.

— Por un momento creí que llevabas demasiado tiempo observándome. —dijo mientras encendía la pantalla de su celular que mostraba la hora, eran las 9:00 a.m.

— ¿Qué hora es? —el rubio había empezado a estirarse un poco para quitarse la pereza.

— 9:00 a.m.

Tan pronto como el rubio escuchó eso suspiró— Con que las 9:00 a.m.

— ¡Eres un idiota! ¿no puedes despertar más temprano? —el pelinegro se levantó y con la mirada parecía buscar algo.

— Relájate… es Domingo, ¿me vas a gritar apenas empezar el día? —le dijo mientras se colocaba tras él y lo abrazaba.

— Ni se te ocurra… —el rubio al escucharlo hizo un infantil y tierno puchero.

El pelinegro lo amo y aunque no quiso admitirlo le parecía tan tierno que le daban ganas de tomar sus mejillas y apretarlas un poco.

— Bien, no voy a tocar… por ahora.

— ¿Dónde están las toallas? voy a bañarme. —no le preocupaba lo que el rubio había dicho porque de todos modos no es como si fuera a negarse.

Ante su pregunta el joven rubio fue por las toallas y al regresar le dio una al más bajo.

— Gracias. —dicho eso se dirigió al baño y una vez ahí se quitó su ropa, desvió su mirada al espejo y al ver el reflejo se sintió asqueado, realmente odiaba cada marca que su maltratado cuerpo poseía— “Que asco” —pronto se obligó a dejar ese pensamiento de lado y comenzó a bañarse, era muy relajante, traía a su mente agradables recuerdos de la noche anterior, esta vez bajo la mirada a su pecho y suspiró— Podré odiarlas todas… excepto estas. —dijo mientras pasaba sus dedos sobre unas marcas de rasguños y sobre sus pezones aún sensibles y enrojecidos.

No podía negar que le gustaba aquella sensación de ardor y sensibilidad que el rubio le provocaba y aunque todavía no le permitía ver su cuerpo desnudo sabía que aquel desastre de hombre haría lo posible por complacerlo, pero a veces dudaba de lo que podría pasar, después de todo, ¿quién podría querer un cuerpo como el suyo? en su opinión tan asqueroso a la vista, lleno de marcas de toda clase, cada una de ellas opacando la belleza de su piel, pocas zonas eran las que aún estaban libres, aquel aspecto le generaba una gran inseguridad por lo que jamás tuvo el valor de mostrarse descubierto.

Dejando todo aquello atrás y luego de largo tiempo terminó de bañarse, seco su cabello, su cuerpo y por último se había vestido, una vez listo salió del baño y fue el turno del rubio para bañarse.

Pasión & venganzaWhere stories live. Discover now