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Después de que me desmaquillaran, me quedé un rato más en el camper de Número Ocho mientras revisaba algunas de mis redes sociales.
El tema de todos los días: Hablaban del noviazgo entre Aidan y yo. Desde que lo revelamos, no hay día en que no hablen de eso. Por suerte es más apoyo que cualquier otra cosa, pero aún así, no nos dejan ni a sol ni a sombra.
De reojo noté la hora, ya casi llegaba Aidan con nuestras comidas. Hoy era su turno y haber con que me sorprendía hoy.
Mi vida ha sido de lo mejor desde que he llegado a mi RD. Tengo la vida que siempre soñé y al chico del que me enamoré. He de aclarar que jamás coloqué en mi guión que el ojiverde se iba a enamorar de mí. Bendito sea el día en donde me reveló que se había enamorado de mí desde el primer momento en que nos vimos.
También recuerdo que antes no nos llevábamos para nada bien. Al principio se podría decir que me tenía envidia, se enojaba por todo y también tenía celos de mí ante todos mis logros. Traté de que el sentimiento no fuera mutuo, pero me era imposible ante su irritable e infantil actitud.
Y si, a lo último pasamos del odio al amor.
Todo ha ido bien...o al menos eso pensaba.
La puerta se abrió dejando ver a Aidan con un rostro serio mientras dejaba la bolsa con comida sobre la mesa. Este se sentó sobre el pequeño sofá, suspiró cansado y guardó su rostro entre sus manos.
- ¿Todo bien?. ¿Quieres irte a descansar?. Puedo hablar con Gerard o...
- Silencio.- me callé.- ¿Desde cuándo?.
- ¿Desde cuándo qué?.- pregunté confundida.
- ¿Desde cuándo me mientes?.- de su bolsillo sacó su celular mostrándome la viva imagen de mi guión.
...Oh no.
- ¿De dónde lo sacaste?.- murmuré preocupada.
- ¿Por qué _______?. Yo en verdad te amaba, pero al parecer todo fue un truco tuyo.- soltó molesto guardando nuevamente su móvil.
- No, eso no es verdad.- negué rápidamente.- Al parecer no leíste bien del todo. Yo jamás te obligué a nada.- admití.- Perdón si te lastimé pero jamás fue mi intención. Y si crees que fue todo lo contrario, será mejor que me vaya.
Iba a decir mi palabra clave pero Aidan rápido me tapó la boca obligándome a guardar silencio.
- No linda, tú no te irás de mi lado. Para tu buena o mala suerte cree un vínculo u obsesión muy fuerte, como lo quieras llamar. No te dejaré ir.- parpadeé asombrada.- Digamos que te seguí el juego y cambié algunas cosas del guión. Después de todo lo que luché por tenerte, no creas que te dejaré ir tan fácil de mi lado. Eres mía y solo mía _______.
- Aidan...¿Qué te sucede?.- me alejé de el para poder decir mi palabra clave, pero esta simplemente no hizo efecto. Seguía en mi RD.- Pero...¿Qué?.
- ¿Problemas con tu palabra clave?. Cuando hablé de cambios, me refería a esto. Puede que quizás haya cambiado tu palabra clave y escondido tu guión en un lugar remoto.
- ¡¿Qué hiciste Aidan!?.- me tranquilizó tomándome delicadamente del rostro.
- Tranquila amor. ¿No era esto lo que querías?.- me besó castamente.
- ...No, así no. Necesito volver con mi familia, no pertenezco aquí.
Soné hipócrita.
- Si así es, no hubiera huido de tu realidad para estar en esta, conmigo.
- Aidan, esto no es un juego...Por favor. Tu no eres así, no se que te sucede...- tartamudeo nerviosa.
- Creí que eras más inteligente, solo ponte a pensar un poco...¿Encerio crees que soy Aidan?.- lo miré confundida.- Vaya, Ocho ha pedido su inteligencia.
Sorprendida me senté en el sillón para no caer desmayada.
- Te lo dije amor mío, es imposible que huyas de mí.- aquella sonrisa...esa sonrisa...Ya no era Aidan. El no era mi preciado novio Aidan.
Recuerda que hay más historias en mi perfil. No se te olvide votar ⭐. (Penúltimo capítulo de este libro).
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Ya extrañaba escribir por aquí aunque no lo crean. Aunque ya no reciba el apoyo de antes y por esa misma razón terminaré este libro con otro capítulo más, serán recordados como aquellas bellas personitas que siguieron a una futura psicóloga torpe e intento de escritora 🫂
¡Ahhhhh!. Mañana tenía día libre de escuela pero salen con que debemos de hacer ejercicio (zumba me parece 😪). De todos modos voy a tratar de recuperar las calorías perdidas con una buena hamburguesa. Ahora que lo recuerdo, eso mismo hice con mis compañeras después del maratón escolar. Cómo sea, el hambre es canija y nadie se puede resistir a una buena comida chatarra.
Hablando de hambre, tengo demasiada hambre. Soy una muerta de hambre. Solo tengo una rebanada de pizza en mi estómago (a eso le llamo un nutritivo almuerzo).
En últimas noticias, esta futura psicóloga va a visitar a otra psicóloga para empezar a tomar sus sesiones. Se vienen cositas 😏 (mi murición, ojalá. Jajajajaja, ya internenme).
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