، 🐾 : Capítulo 01

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El sol pegó en el rostro del omega y se limitó a abrir sus ojos. La mañana había llegado y con esta Jimin sabía que venía la lucha del día a día.

Pedir algo de dinero en las calles se volvía más agotador, la gente lo ignoraba cada día más y hay veces que no hay que comer. Las personas no son tan buenas como llegó a pensar en su inocencia, el pensó que se apiadarían de ellos y les darían mucho más que mil wones, pero no, las personas no dejaban nada. Su paso se aceleraba antes de que el omega pueda decir alguna palabra.

Apreció un poco el cielo, como los rayos del sol empezaban a cubrir gran parte del parque, como el plástico de los juegos para niños comenzaba a brillar por este. No era muy común que haya sol en invierno, pero hoy es un día soleado y puede ser un gran día, piensa Jimin. Algo se remueve en sus brazos y ve que es su pequeño cachorro, este suspira y vuelve a cerrar sus pequeños ojitos. El omega ve a su bebé y sonríe, le da paz verlo dormir.

—Angelito, hay que despertar —susurra Jimin para que su cachorro empiece a abrir los ojos. Este solo se remueve—. Vamos, tenemos que empezar el día, amor.

Estuvo hablándole un rato hasta que el bebé se despertó por completo. Una vez despierto refregó sus ojitos y dio un bostezo.

—Eres muy dormilón cuando quieres —dijo y apretó suavemente su nariz, haciendo que riera. Jimin se contagió y rió con él.

Cuando vives en las calles y no tienes ningún aparato de por medio te acostumbras a tratar de adivinar la hora por como se encuentra el sol y por lo que Jimin puede observar son aproximadamente las siete y media de la mañana y es hora de comenzar el día.

Jimin ve cuanto dinero hay en una caja que reposa a un lado suyo. Resopla cuando ve la cantidad. Las personas no salían prestarle mucha atención al momento de dejar algo de dinero en esa pequeña caja y por ese motivo tenían dos mil wones, eso solo alcanzaba para la comida de su cachorro. El estómago de Jimin hace un ruido de hambre y sabe que no podrá satisfacer esa necesidad, al menos por el momento.

—Bueno, vamos corazón. Tenemos que ir a comprar algo para que comas —dijo regalándole una sonrisa.

Jimin caminó con su cachorro en brazos hasta la tienda más cercana. No sabía si entrar o no, se avergonzaba un poco del como se veía y dudaba que lo dejaran entrar. Cuando al fin se decidió a entrar alguien lo detuvo.

—Disculpe, señor, pero no tenemos nada que ofrecerle, lo siento —el señor de seguridad lo miró de arriba a abajo y Jimin agachó su mirada, era obvio que no lo dejarían pasar. Su vestimenta delataba que vivía en la calle, su ropa estaba desgastada y sucia, el único que se vestía con algo medianamente decente era su bebé.

—Disculpe, sé que por mi apariencia doy esa impresión. Pero vengo a comprar algo, tengo dinero, mire —dijo sacando con su mano libre todo el dinero que tenía en el bolsillo de su campera.

—En ese caso dígame que quiere comprar y se lo compro, no quiero alarmar a las pocas personas que hay en este lugar con tu presencia —Jimin suspiró y le dijo lo que quería comprar.

Momentos más tarde el señor volvió a la entrada, le entregó el pequeño yogurt en vasito que le pidió y tomó rumbo hacia el banco del parque.

Para llegar a la estación de tren, todas las personas tenían que pasar por ese parque, por eso se encontraban ahí, tenían más posibilidades de que alguien les deje dinero.

Una vez que regresaron allí, el castaño abrió la pequeña bolsa en donde estaba el yogurt. Al abrirla también vio que había una cuchara descartable y el pensó que al menos fueron amables en ese sentido, pero lo hicieron sentir como la mierda. Le dio el yogurt a su bebé y este hacía con su rostro caras graciosas de satisfacción, no todos los días comía esto, es un manjar para el pequeño.

—¿Está rico, angelito? —el menor asintió abriendo la boca para que el castaño le dé un poco más.

La hora de que las personas vayan a trabajar se estaba acercando y Jimin rogaba porque sea un buen día y le dejen más dinero de lo normal.

Las personas ya empezaban a ir con prisa a la estación y Jimin preparó la pequeña caja de madera y la puso en el suelo.

—Podría darnos... —dijo tratando de terminar la oración, pero el señor que estaba pasando aceleró el paso ignorándolo—. Señora por favor... —ni se gastó en terminar, tenía audífonos—. Señor enserio nos ayudaría con algo de dinero, mire estamos en la...

—Me importa una mierda como están tú y tu cachorro, si tú abriste las piernas no es mi culpa. Ahora déjame en paz que tengo que ir a trabajar —dijo duramente bastante enojado.

Jimin solo suspiró y trató de recomponerse por tal comentario, no era su culpa si tuviese un mal día, él por lo menos tenía un techo y un trabajo. En cambio el castaño estaba en la calle, literalmente, y tenía a un bebé, el cual debía sacar adelante. Para colmo esa persona no era mucho más grande que Jimin.

Lo enojaba de sobremanera que las personas que daban esos tipos de comentarios ni siquiera se gastaban en conocerlo, no, ellas no más daban su opinión sin conocer una mierda sobre el tema. Dio un ultimo suspiro y trató de seguir intentando que dejen algo.

—Disculpe... —sintió pasos al frente suyo, no se gastó en levantar la mirada, al fin y al cabo lo terminarían ignorando, como todos. Su cachorro empezó a inquietarse y él se alarmó. Levantó su mirada y vio una persona parada en frente suyo. Había bastante distancia entre ellos, así que supo que la persona a la que le había hablado había parado para escucharlo. Hizo un carraspeo con su garganta y volvió a hablar—. Disculpe, sé que está ocupado y seguramente tiene mucha prisa, pero,¿tendría algo de dinero para dejarnos? Tengo un cachorro, por favor, lo necesitamos.

A pesar de estar a cierta distancia podía distinguir su aroma, era un alfa. Respiró disimuladamente ese olor y sintió como su cuerpo se relajó, era muy extraño, pero no le disgustó para nada la sensación. Se tomó el tiempo de mirarlo a los ojos por un momento, pero desvió la mirada muy rápido que seguramente ni el alfa se dio cuenta de que le había sostenido la mirada.

Sus ojos eran de un color verde muy lindo al parecer de Jimin, al ser de mañana tenían un tono claro y eso le pareció aún mas lindo.

—Claro —dijo el alfa sacando un billete de su billetera. Sacó cinco mil wones y lo puso en la caja de madera.

—Enserio, muchas gracias. Que tenga un buen día —el alfa le sonrió, se había acercado un poco, no era para nada alarmante, solo se había acercado por la caja.

—Usted también —okay se había acercado de más y el corazón de Jimin poco a poco comenzaba a latir mas fuerte—. Y tú tam... —no pudo terminar de hablar que el omega escondió a su cachorro en su pecho. El bebé tenía los ojitos llorosos y Jimin un corazón a punto de salirse de la caja torácica.

La idea del alfa era apretarle un poco la nariz al cachorro. No era muy fan de los niños, pero ese bebé le dio una ternura inmensa. Pero al acercarse al cachorro vio su cara de pánico y como sus ojitos comenzaron a aguarse. También vio como su madre lo escondió rápidamente en su pecho. Tenían motivos de desconfianza y el alfa lo entendía bien.

—Yo... lo siento. Discúlpeme si lo asusté y espero que su bebé también me disculpe. Me sobrepasé del límite, enserio discúlpeme. Espero que tenga un buen día y su cachorro también —dijo alejándose. Jimin pudo respirar cuando lo vio unos cuantos pasos lejos de ellos.

—Ya se fue, angelito. Todo está bien —dijo y el pequeño salió de su escondite.

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