، 🐾 : Capítulo 28

3K 436 16
                                    

Jungkook se había ido del hotel, no quería irse la verdad, pero no le quedaba de otra. Estaba manejando hacia su trabajo y tenía miedo de lo que podría llegar a pasar, su padre, por lo que le dijo Daira, no estaba de buen humor y sinceramente no tenía ganas de aguantar ese tipo de estado de ánimo. Suspiró y estacionó fuera de la empresa.

Entró y fue directamente a su oficina, lo primero que vio fue a su padre sentado en su escritorio, volvió a suspirar y se sintió pequeño, como cuando Dongwook lo regañaba cuando era un niño.

—¿Estas te parecen horas de llegar, Jeon? —dijo con su voz dura. Jungkook quería hacerse bolita en un rincón.

—Em, yo, papá...

—Papá nada. ¡Son las dos de la tarde, joder! —dijo levantando su tono de voz.

—Lo-Lo siento, yo...

—Tú nada, Jungkook. Te dejo al mando, te dejo que manejes esto, ¿y así lo haces? Llegando tarde y para colmo infestado en el aroma de una omega. ¡Esto no es juego!

El alfa no podía levantar la mirada, su padre estaba furioso, no solo con él, sino con varias cosas y el rizado se daba cuenta. Se daba cuenta cuando se descargaba con él, lo hizo gran parte de su vida.

—No sé porqué pensé que eras el indicado para estar al mando, por lo visto te interesa más irte de fiesta que manejar el puto negocio familiar.

—Yo lo siento, no quería...

—No te quiero escuchar.

Jungkook calló lo que tenía para decir y dio un par de pasos hasta sentarse en un pequeño sofá que había allí.

—Hablé con Hyeyoon, ¿así que sigues llegando tarde y con olor a alcohol? —rió sin gracia—. Debí suponer que no podías con esto.

No sabía que decir, quería correr de allí. Sabe que nada de lo que dice es verdad, lo sabe, pero no puede decir lo contrario, sabe que su padre les cree a ellos, nunca le creería a él.

Solo quiere una aprobación, solo quiere un "buen trabajo, Jungkook", solo necesita esas palabras que sabe que nunca van a salir de la boca de aquel alfa.

Su padre lo ignoró lo que quedó del día, solo le dijo que no trabajaría por llegar tan tarde, que él arreglaría lo que su hijo no hizo. El rizado solo asintió y se sentó en el sofá nuevamente, sin hacer nada.

—Hola, Jungkook —saludó Daira, no la había visto en todo el día.

—Hola, Dai —saludó él, cansado.

—¿Estás bien? —preguntó dejando unos papeles en el escritorio y sentándose a un lado del alfa.

—Siendo sincero... no.

—¿Dongwook? —asintió—. ¿Quieres hablar sobre ello?

—No, o bueno tal vez.

—Soy todo oídos si lo necesitas.

—Gracias...

—¿Qué pasó?

—Bueno, lo cabreó demasiado que llegue tarde, lo cabreó más que llegase con olor a omega y lo cabreó aún peor que Hyeyoon le haya dicho que seguía llegando tarde y con aroma a alcohol.

La omega frunció el ceño.

—Eso no es verdad, tú lo sabes.

—Lo sé, pero es Dongwook, les cree más a ellos que a mí.

—Puedo intentar...

—No, Dai, no lo hagas.

—Pero, Jungkook no puedes dejar que te trate como la mierda por cosas que no son.

park › kookminKde žijí příběhy. Začni objevovat