، 🐾 : Capítulo 27

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El sol empezaba a notarse en la sala y la claridad comenzó a molestar a Jungkook, quiso darse vuelta para seguir durmiendo, pero sintió un peso en sus piernas. Se despertó de mala gana, al menos fue así hasta recordó donde estaba.

Miró sus piernas y ahí se encontraba Jimin, con su cabeza en ellas y abrazando la cintura del mayor, lo abrazaba como si fuera una almohada. Bostezó y trató de zafarse del castaño, cosa que no resultó.

—Jim... —ninguna respuesta de su parte—. Jimin, creo que nos tenemos que levantar —le dijo en un susurro dulce mientras le acomodaba unos mechones de cabello que estaban en su rostro. El omega ni se inmutó—. Jim, creo que tienes que levantar a Jae —seguía sin recibir respuesta del menor, tenía un sueño bastante pesado.

Las idea de llenar su carita de besos hasta despertarlo cruzó su mente, pero la descartó de inmediato. No podía hacer eso, no eran nada.

—Cariño... —llamó Jeon. Un silencio envolvía al lugar, Park no se había despertado y Jungkook ya estaba pensando en tirarle un balde de agua fría.

—Amor, es muy temprano —dijo dormido, agarrando con más fuerza la cintura del mayor.

Amor.

El corazón de Jungkook empezó a latir con fuerza nuevamente por el apodo, era muy temprano para sentirse así. La idea de que no lo haya escuchado y que pensara que es su bebé seguía en su mente, estaba muy presente y creía que era así.

—Vamos, Jimin, los pajaritos ya están cantando afuera.

El menor poco a poco iba recobrando la conciencia y una vez la tuvo abrió lo ojos, encontrándose una camisa celeste, no estaba en su cama y se alarmó. Miró hacia arriba, encontrándose con el rostro del alfa, la noche se le vino encima y los recuerdos con ella.

—¿Jungkook?

—¿Si?

—¿Qué hacemos en el sofá? —preguntó confundido.

—Bueno, tú quisiste dormir aquí. Que conste que yo quise llevarte a tu cuarto.

—¿Qué hora es?

—No tengo la menor idea, pero el sol se está asomando por el ventanal.

—Deben ser las ocho entonces.

—¿Cómo dormiste, cariño?

Las mejillas del castaño se tiñeron de un rosa claro a causa del apodo.

—Uh, bastante bien, ¿y tú? —dijo levantándose y sentándose a un lado del rizado.

—Bastante bien, también —dijo.

La verdad su cuello dolía y aseguraba que lo tendría así un par de horas, pero no le iba a dar importancia a eso, no, Jimin durmió en su pecho y no pasaba muy a menudo. Así que soportaría tres días con dolor de cuello si eso significaba tener cerca al castaño.

Se habían levantado y Jungkook se ofreció a pedir el desayuno. Como era el día especial de Jaehyun, Jimin lo dejó dormir un poco más y Jeon pidió su desayuno preferido, que le había dicho el castaño, fresas. Poco después el timbre sonó y el alfa hizo el ademán de atender, pero Jimin lo detuvo.

—Iré yo, Jungkook, tú lo pediste.

—Está bien, Jim.

Caminó hasta la puerta y la abrió con cuidado.

—Hola, hola, Jimin —dijo animado el rubio.

—Hola, Hoseok.

—Veo que tienes visitas, eh —dijo el beta señalando la comida de más y levantado sus cejas.

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