، 🐾 : Capítulo 22

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Jimin sentía pequeños besitos sobre su pelo y jura que se quedaría dormido si sigue así.

Jungkook no pudo evitarlo, su pelo olía perfectamente bien y era tan suave. También quería que se sienta bien, quería darle algún tipo de mimo para que olvide lo que pasó hace un rato, solo quería borrar todo aunque sabía que no podía. Lo escuchó ronronear bajo y sonrió, había cumplido su objetivo.

—¿Estás mejor?

—Si —dijo arrastrando la palabra, estaba demasiado relajado.

—¿Quieres dormir? Puedo irme así te acuestas.

—No tengo sueño, solo... no quiero dormir.

—Está bien. ¿Quieres tomar el café?

—En realidad... no. ¿Tú quieres?

—No puedo decirle que no a un café.

—¿Te gusta?

—Sip, amo el café.

—Yo prefiero el té... el café es muy fuerte.

—¿Ah si? Así que te gusta el té —Jimin asintió—. ¿Cuál te gusta?

—Pues... cuando era niño mi tía solía darme uno de frutilla, es mi favorito.

—Té de frutilla, anotado —Jimin rió levemente—. ¿A ti qué café te gusta?

—Amo el instantáneo.

"Dios, como amo el café instantáneo"

Trató de alejarlo de su mente.

—¿Con cuánta azúcar?

—Me da igual, pero si tengo que elegir, déjame pensar... con dos de azúcar.

—También lo anoto... podría hacerte uno la próxima —dijo bajo.

—Te saldría perfecto.

Me dijeron que lo hago como la mierda.

—¿Tú crees?

—Si.

—Me dijeron que lo hago mal —dijo sin pensar.

—Él que dijo eso debe ser un idiota —dijo Jungkook dándole otro beso en la cabeza.

—Cuando vengas la próxima, te hago uno.

La próxima.

Jungkook sonrió.

—¿Me dejarías venir en otras ocasiones?

—Puedes venir cuando quieras, Jungkook.

—Gracias.

—¿Por qué? —dijo confundido el omega.

—Por dejarme entrar a tu espacio.

—Gracias por querer entrar.

—Me encantaría entrar en tu pequeño mundo.

—Quiero que entres —dijo por último, luego se quedó dormido.

—Jim, debes acostarte con Jae —dijo cerca de su oído.

—No quiero que te vayas —dijo dormido.

—No lo haré si tú no quieres —dijo dándole otro beso antes de estirarse cuidadosamente para poder agarrar la taza de café.

Tomó el líquido tranquilo, con un hermoso omega durmiendo en su pecho. Admiró su respiración lenta, como su pecho subía y bajaba en un ritmo tranquilo. Admiró sus largas pestañas, su pequeña nariz, sus labios rosados. Admiró todo lo que pudo para guardárselo en la mente, quería guardar la imagen de Jimin durmiendo por siempre. Terminó el café y dejó la taza sobre la mesita, con cuidado para no despertar al omega.

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