9. Cruzar la línea

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Muéstrame. Dime.

Ven a verme sin esa mascara tonta.

No te escondas de mí.

*****

Después de ese incómodo encuentro en el pasillo, Harry decidió dejar de evitar a Malfoy. A veces ni el mismo entendía porque tenia miedos tan irracionales. No hubo ninguna pelea, insultos o algún suceso que no pudiera controlar. Todo estaba en su cabeza. Aunque el rubio platinado aun se mostraba reacio a relajarse frente a los demás, tampoco deseaba provocar algún disturbio. Harry sabía que todos tenían un dolor que cargar, pero poco a poco el castillo ya no se sentía tan lleno de amargura. El otoño comenzaba a notarse en el ambiente. Todos usaban ropas abrigadoras y McGonagall estableció un servicio de chocolate caliente y galletas las 24 horas del día. Además, Hogwarts se inundó de diferentes adornos para el Samhain.

Ahora, cuando se encontraba a solas con el Slytherin, su nerviosismo había desaparecido. Se daban un simple saludo con la cabeza, o se hacían algunas preguntas simples: "¿Sabes si hoy hay clase de Defensa?" "No, el profesor sigue enfermo" o "Tus amigos dijeron que se adelantarían para ir al comedor" "Ah, esta bien. Gracias".

Harry se olvidó de aquella pregunta que había rondado su mente al principio del curso "¿Que significas para mí?", porque no tenía caso buscar la respuesta. Si tenía que llegar a algún punto con Malfoy para darle un nombre a su relación, en algún momento llegaría. No tenia porque presionar demasiado, y tampoco creía que fuera a obtener la respuesta si no hacia el esfuerzo por acercarse a él.

Un día antes de la fiesta de Samhain, se encontró de nuevo con él cuando se dirigía hacia la tumba de Dumbledore. Esta vez, Draco estaba leyendo un libro sentado en aquella misma ventana, con una taza de chocolate a su lado.

— ¿Me estabas esperando? — Dijo Harry con toda la seriedad que pudo reunir. Era la primera vez que trataba de bromear con él.

Draco se quedó sin respuesta por un segundo. Pero rápidamente entendió el punto. — ¿Por qué te esperaría? ¿No ves que quiero estar solo? Tu eres el que viene a interrumpir mi lectura.

— ¿Ah sí? Este es un pasillo público, cualquiera puede caminar por aquí, así que no creo que hayas querido estar solo en verdad.

— Hablando de eso, hay personas en la capilla en este momento. Solo digo.

— Mmn. Ya veo. — contesto Harry. No sabía si Malfoy quería desviar la conversación porque no quería hablar sobre el hecho de que siempre estaba solo, o si había algún tono de preocupación por él implícito. Las veces que Harry iba a la capilla siempre eran en soledad, ni siquiera Ron o Hermione lo acompañaban. Y usualmente Harry se encerraba en su pequeño grupo de amigos porque quería evitar a aquellos que se acercaban solo para alabarlo o agradecerle por derrotar "el solo" a Voldemort, así que Harry no tenia mucha tolerancia con esas personas últimamente, solo pudo soportarlos por un tiempo, y prefería evitarlos lo mas posible ahora.

Estuvo a punto de dar la vuelta y volver sobre sus pasos, pero vaciló un momento y entonces se dirigió a la ventana frente a la de Draco y se sentó. 

— ¿Qué haces?

— Voy a esperar a que se vayan.

— Puedes esperar en otro lugar.

— ¿Por qué? Como te dije, este pasillo es un lugar público, así que no me puedes echar.

Draco contuvo una mueca, a punto de soltar unas cuantas palabras no muy halagadoras, pero se detuvo y reformulo su respuesta.

— Aun si no vas, ellos van a pasar de regreso por aquí y te verán.

— Si. Pero no se acercarán si me ven hablando contigo. — tal vez no sonó como quiso, porque Draco se tenso de inmediato ante el comentario — quiero decir... que no son tan idiotas como para interrumpir una conversación, solo porque quieren un autógrafo o algo así.

— Si, si. Entiendo — Draco contesto aun con un poco de tensión en sus hombros.

El moreno se arrepintió de su comentario. No lo quería decir en esa forma. La mayoría de las personas ignoraban a Draco de forma olímpica, y los alumnos de primer año lo trataban como si fuera un dementor, por lo que cuando lo veían corrían despavoridos, especialmente los Hufflepuff. Era un poco chocante ver esa escena.

Pero contario a sus pensamientos,  al parecer Draco si entendió que Harry no quiso hacer un comentario en ese sentido, y solo lo dejo pasar.

— Si yo fuera tú, estaría recibiendo felizmente todos los regalos que quieran darme, y no me escondería si una u otra persona quiere felicitarme por matar a quien tú sabes...

Harry agradeció interiormente el cambio de conversación esta vez. 

— Lo intente, pero hay un número limitado de ranas de chocolate que puedo comer sin tener indigestión. Y créeme cuando te digo que no son pocos los regalos que tienen amortentia o alguna poción extraña en ellos.

Sin más, Draco lanzo un resoplido, y giro su cara a la ventana, para evitar que su acompañante viera su pequeña sonrisa.

Harry en cambio, rio sin ocultarse, mientras miraba la espalda del chico rubio.

*****

— ¿Por qué te gusta el helado de choco menta? Pensé que te gustaría un helado más...¿sofisticado?

Una babosa de gelatina voló con bastante velocidad y golpeo la tonta cara de Harry.

— ¿Quién en su sano juicio piensa que los helados deben tener alguna categoría? Para la gente normal, un helado te gusta o no. Puedes hacer una lista de los mejores si a eso te refieres.

Harry sintió la babosa de gelatina en su mejilla, con un movimiento lento la tomo, y sin pensárselo mucho se la comió. 

Draco estaba sentado, recargado en el árbol y comiendo helado, mientras Harry estaba al lado de el, recostado en el césped.  Era un sábado por la tarde. Algunas personas habían salido a Hogsmeade y Hogwarts estaba relativamente desierto. Harry deseaba disfrutar de la brisa en el exterior, pero Hermione quería que estudiaran juntos, aun si todavía no sabía lo que quería hacer terminando Hogwarts. Así que con ayuda de Ron pudo escabullirse para terminar saliendo al lago a tomar una siesta. Pero se encontró con Malfoy sentado en el árbol que le gustaba, así que no tuvo más remedio que compartir el lugar.

El Slytherin ya no era tan reservado con las personas de la torre. Pero aun prefería estar solo mientras pudiera hacerlo. Al ir acercándose Harry a este, pudo notar que el chico tenía una buena dotación de dulces de Hogsmeade, por lo que supuso que en algún momento de la mañana había salido al pueblo a comprarlos. De alguna forma, eso le molesto a Harry, porque en vez de ir a la sala común o con sus amigos de Slytherin, Draco había ido a esconderse para comer solo.

—Si quieres saberlo, una vez visite a mi tía Andrómeda y a su esposo a escondidas de mis padres — Comenzó a hablar Draco, mirando hacia el lago —  Tenía alrededor de diez años. A pesar de que me comporte muy mal con el tipo, él me sonreía y comentaba lo feliz que estaba de conocerme. Mis padres no se dieron cuenta que no estaba con ellos por lo menos por cuatro horas. El esposo de mi tía cocinó para nosotros, después comimos helado de choco menta. En ese entonces mis padres nunca me daban postre sin ningún motivo, siempre tenía que ser a cambio de algo: aprender todo el árbol familiar de los Malfoy, pasar mis exámenes de francés, o cualquier otra cosa por el estilo. El helado me recuerda que no todo lo que quieres se tiene que obtener siempre a cambio de algo.

Harry escucho con detenimiento las palabras de Draco, y sintió algo de calidez en su cuerpo, al saber que era la primera vez que le contaba algo relativamente referente a su niñez o a sus padres. El no era bueno con las palabras, así que no sabia exactamente que decir al respecto, además de que aun sentía que era un tema delicado entre ellos, así que decidió no ir mas allá.

— ¿Me das helado?

— No. Consigue tus propios dulces Potter.

Harry suspiro con dramatismo y se acomodó en el césped. Unos minutos después se quedó dormido escuchando el ruido de envolturas de dulces al abrirse. 

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