12. Un paso más

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Los amigos duermen en camas separadas.

Los amigos no me tratan como tú.

*****

Desde el principio del curso, los alumnos de la nueva torre fueron divididos en dos únicos dormitorios: hombres y mujeres, pues su numero estaba gravemente reducido, debido a los alumnos muertos en guerra y a los que se habían mudado del país y no regresaron más.

Cuando la navidad llego, solo quedaron dos hombres y cuatro mujeres en la torre. Harry y Draco eran los únicos en su dormitorio, pero eso no representó ninguna incomodidad para Harry, pues su relación con Draco poco a poco iba mejorando. A veces tratando de cuidar sus palabras al conversar sobre cosas delicadas, pero otras veces ansioso por hablar mas con aquel mago del que siempre había tenido bastantes pensamientos incorrectos. Como cuando pensaba que Malfoy era tan estirado, que incluso al dormir parecería como un vampiro, inmóvil en su posición, pero su creencia fue derrumbada cuando un día despertó primero y lo vio volteado por completo (pies en la cabecera y cabeza al borde de la orilla), y además con baba escurriendo de su boca.

Se hizo su rutina el despertar temprano para ver que posición tendría Draco cada vez. Y fue en una de esas ocasiones que conversaban en su dormitorio cuando Harry tuvo el valor de preguntarle a su compañero por la sala de menesteres. 

Por un momento, el rubio se exalto y se enojo con Harry pensando que este aun lo seguía porque no se confiaba de él. Pero Harry actuó rápido y lo negó de inmediato. Fue difícil convencerlo, pero lo logró, y como si fuera poco Draco respondió a su pregunta:

— Si. La sala aun funciona bien. Yo... hay un lugar que me gusta visitar, pero ahora no puedo ir... es en mi casa. — dijo Draco sin mirar a Harry de frente. Todos sabían que Malfoy manor estaba siendo inspeccionada por los aurores en búsqueda de rastros de objetos con magia negra y cosas relacionadas a Voldemort — Mi madre tenía una afición por pintar. En nuestra casa hay una habitación que fue adaptada para pintar, y allí hay muchos cuadros que ella hizo. Así que voy de vez en cuando, no es nada ilegal... — dijo el rubio alzando la voz al final de la oración.

— Lo sé, esta bien, se que no es ilegal. Solo tenia curiosidad por saber que le había pasado a la sala por... ya sabes — reafirmo Harry — pero una vez vi que dejaste flores y un postre afuera...

—Ah... — pensó Draco — eso no era para mi madre. Era para Vincent. — dijo rápidamente y se volteó para no mostrar su expresión a Harry.

Era uno de los temas que trataban de evitar: el fuego demoniaco en la sala de menesteres. Harry a veces tenia pesadillas aun sobre ello, pero ya no eran tan intensas ni le producían ganas de gritar, el tiempo definitivamente ayudaba a sanar las cosas.

*****

El árbol de navidad de la torre fue adornado por la mayoría de sus habitantes, hubo muchas quejas, pequeñas peleas o inconformidad con los arreglos, pero al fin pudieron terminarlo antes de que la mayoría se fuera a sus casas. El árbol tenía adornos en cuatro colores diferentes, algunos pensaban que era pintoresco, otros pensaban que era de mal gusto, pero ese fue el resultado final de sus esfuerzos, así que lo dejaron así.

En esta época, las pocas personas que quedaron se reunían casi todo el día con sus compañeros de grados inferiores que si estaban en sus respectivas casas, así que con mayor frecuencia Draco salía y pasaba el tiempo en la sala común.

Como el curso para ellos era más pesado de lo usual, les encomendaron más trabajo para vacaciones, por lo que el rubio se sentó cerca del árbol para estudiar y puso una lampara a su lado por la falta de luz a esas horas de la noche. Harry también estudiaba en una mesa más alejada, en la ventana, porque el calor le daba sueño y no quería quedarse dormido antes de terminar su trabajo.

El ambiente en la sala común en ese momento era cómodo y tranquilo hasta que Harry interrumpió.

— ¿En qué año fue la huelga de las gárgolas? — pregunto.

— 1911 — contesto Draco sin detener su pluma del pergamino.

—¿Quién fue el que usaba una medusa por sombrero? ¿Emeric el Malvado o Uric el Chiflado?

— No voy a hacer tu trabajo por ti Potter.

— No lo estás haciendo. Solo estoy confundido con eso, ayúdame un poco ¿quieres?

El contrario lo ignoró. Entonces Harry se acercó a su lado, y trato de ver su pergamino, pero Draco lo aparto de golpe.

La lampara que estaba en su mesa cayó sobre el árbol, y lo incendio de abajo a arriba en un abrir y cerrar de ojos.

— Mierda, mierda, mierda, mierda. ¡Oh Merlín, estamos muertos! — grito el de ojos verdes.

— ¡No!, ¡Tu estas muerto! ¡Fue tu culpa por querer hacer trampa!

— Pero tu... — Harry fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

De alguna forma que no entenderían, sus acciones se sincronizaron en menos de un segundo; Draco desapareció la lampara y derramo su taza de chocolate sobre su propia camisa, mientras Harry empezó a gritar:

— ¡Pevees le diré a McGonagall lo que hiciste! ¡Sabes que no tienes permitido entrar a la sala común!

— ¿Qué pasa? — preguntó Patill, mientras Hanna Abot y Padma llegaban detrás de ella.

Entonces Padma chilló — ¡El árbol! — y corrió hacia él.

— Fue Pevees — contesto Harry rápidamente. — estábamos tranquilamente haciendo nuestros deberes, cuando llego y lanzo una vela sobre el árbol. No pudimos hacer nada, a Draco también lo mojo con chocolate —  dijo apuntando a la camisa del contrario — Justo ahora se acaba de ir ¿No lo vieron? — las chicas negaron.

— Bien, yo iré a limpiarme — Dijo Draco y sin más se dirigió a su dormitorio.

— Yo... guardare mi trabajo, no quiero que vuelva y lo estropee también.

Las chicas ya no les prestaban atención, pues empezaron a recoger las piezas quemadas que podían salvarse.

Cuando Harry cerró la puerta tras de él, no aguantaron más y comenzaron a reír a carcajadas.

— Por Merlín, ¡¿Cómo se te ocurrió eso?! — dijo Draco recostado en su cama y sosteniendo su abdomen sin dejar de reír. — ¡Echarle la culpa a Pevees....!

— ¡No lo sé! Entre en pánico — dijo Harry sentado frente a la puerta. — no creo que se lo hayan creído... — dijo tratando de bajar la voz.

Draco aun trataba de dejar de reír sin conseguirlo — Creo que sí. No nos prestaron atención cuando nos fuimos. Pero espero que no traten de buscar a Pevees para reprenderlo o algo así.

El estómago de Harry dolía, y sus mejillas también. No estaba riendo por haber destruido el árbol (buscaría algún hechizo para repararlo más tarde), lo que le causaba gracia era el cómo habían reaccionado tan rápido cuando pensaron que los iban a descubrir en el acto. Dios hace mucho que no se reía así.

Miro a su compañero de delito, que continuaba riendo tirado en su cama, cuando una sensación extraña brotó en su piel. ¿Qué significas para mí? Volvió esa pregunta a su mente.

— Draco — dijo Harry, notando por primera vez, que el llamarlo así dejo de sonarle tan extraño en algún punto. 

—¿Qué? — Respondió el otro.

— Somos... ¿Nosotros somos amigos?

La respiración de Draco cambio a una más lenta. — ¿Que idiota pregunta algo así? — fue lo primero que se le ocurrió decir. — Si, como no, Potter. — continuo mientras rodaba los ojos y se levantaba para ir a cambiar su ropa llena de chocolate.

La primera reacción que tuvo Harry fue de indignación. "¿A caso no podían ser amigos?", pero cuando vio que Draco volteo los ojos y después lo miro con una leve sonrisa oculta en estos, Harry comprendió: así es como es él. Draco nunca dice nada directamente, siempre esconde sus verdaderos pensamientos en el sarcasmo o en la burla.

Amigos. Amigos. Amigos.

Si. Harry Potter y Draco Malfoy eran amigos. 

ENDING SCENEWhere stories live. Discover now