Capítulo 3

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Conozcan al nuevo Regulus Black

Supieron que regulus había aceptado desde el momento que siguió a todos en redes sociales.

Después de que Regulus huyó de aquella reunión no habían podido ponerse de acuerdo con la promoción para la película pero con solo ver que Regulus los siguió en redes sociales supieron que había aceptado a ser parte de la publicidad para la película.

— ¿No ha dejado de llorar?. — preguntó Peter yendo a la cocina.

— No, está llorando de felicidad de que Regulus lo siguiera en Instagram pero triste porque sabe que lo hizo por trabajo. — dijo Remus haciendo un té a su prometido en la isla de la cocina.

— No será fácil para Sirius volver a tener una relación con Baby Black. — dijo James entrando a la cocina. — Conozco a ese pequeño, cuando se lo propone puede ser un dolor de trasero.

— Nunca nos han querido contar qué pasó sobre él. — las palabras de Peter sonaban inseguras porque sabía que era un tema prohibido en el grupo.

— Pete, yo no soy el indicado para contar qué pasó. — suelta James cansado. — Es un tema que Sirius arrastra en su espalda.

— Sirius no me ha querido contar a mí. — exclamó Remus. — Así que es un tema serio, ¿No?.

— Es una situación que si hubiéramos decidido diferente, no estaríamos aquí. — James solo se paró y salió de la cocina.

Sabía que estaba escapando de las preguntas pero no podía responder y ni Remus ni Peter lo habían detenido.
Se sentó en el sofá y se colocó la guitarra, empezó a simplemente tocar melodías sin sentido pero siento lo mismo de siempre, un vacío. Soltó un gruñido frustrado y echó su cabeza hacia atrás recargándose en el respaldo del sofá. Suspiro lentamente y palmeó su guitarra pensando.

— No te fuerces. — entró Sirius sentándose al lado de James. — No nos sirve de nada canciones sin sentido.

— Lo sé pero tampoco voy a quedarme sin hacer nada esperando a que ustedes escriban algo y yo solo las canten. — James miró a Sirius, llevaba una frazada envuelta a su alrededor y con el Té que Remus le había preparado. — ¿Tú cómo estás?.

— Dejando de lado que mi hermano menor me odia y que lo estoy obligando a trabajar conmigo dos meses, creo que bien. — le dio un sorbo a su té.

— Ambos sabemos que no será fácil.

— Claro que no, después de lo que hice no creo que sea fácil.

— ¿Algún día podrás contarle a Remus lo qué pasó ese día? — dijo cerrando los ojos mientras tocaba pequeñas notas.

— Debería, no me casaré con él teniendo ese secreto. — exclamó rápidamente. — Solo quiero algo de tiempo para saber cómo.

— Okey. — tocaba más notas, ninguna sin que sonaran bien juntas. — No entiendo cómo pasé de hacer las mejores canciones a no poder ni siquiera tocar una puta melodía bien.

Soltó la guitarra y se llevó las manos a la cara. Se sentía frustrado, estaba cansado de no poder tener inspiración ni ideas para canciones o simples melodías.

Entre el sol, la estrella y la fama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora