3 - El terrible

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Miguel estaba molesto

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Miguel estaba molesto. Enojado. Furioso.


No, no solo eso. Un coctel de emociones se arremolinaba dentro de él. El miedo, la incertidumbre, la confusión, y la desesperanza aquejaban su pecho, su cabeza, su corazón. Esa parte protectora y sumamente ansiosa, le gritaba desesperadamente que hiciera algo, que interfiriera en aquella escena catastrófica.

Pero el pavor lo consumía rápidamente. ¿Cómo podría él, un jovencito flacucho, tembloroso, altamente intelectual y poco atlético, enfrentar a aquel ser de reputación podrida al que hasta los de tercer grado parecían tenerle cierto respeto? No podría siquiera imaginarse esa escena.

   ꟷ¿Por qué te preocupas tanto Miguel? ꟷ se burló Raúl, de vuelta a casa, dándole poca importancia a la situaciónꟷ. Si están ahí juntos, es porque Alan aún no ha hecho nada para despertar su ira. ¡Es cuestión de tiempo!

   ꟷAdemás, ¿no dices que Alan es igual? ꟷAñadió Juan.

   ꟷ¡Claro! ¡Son tal para cual!

   ꟷEse es el problema ꟷ Miguel trataba de ocultar su irritaciónꟷ, Si ambos se juntan, Alan volverá a sus andadas, y si pasa eso, le abre fallado a mi madre. Me pidió que lo cuidara.

Sus amigos solo rieron. No les importaba mucho el destino del pecoso. Y sobre Miguel, en realidad, siempre quería tener el control de todo, y por lo general, lo lograba a toda costa, por lo que, a ambos les resultaba interesante ver como se irían desarrollando las cosas y que tanto afectarían el estado anímico de Miguel.

«Ese idiota seguramente no sabe con quien se esta metiendo. Ni lo que esta consiguiendo hacer con su imagen. Además, Joel es muy inestable. Nunca se sabe como va a actuar ante cualquier situación que no le agrade»

Pensaba Miguel mientras volvía a casa.

«Esta vez no vino tras nosotros.» corroboró al llegar al cancel de su casa.

La calle no estaba vacía, pero en ella, no había rastro de Alan. Cientos de escenarios catastróficos invadieron su cabeza. La necesidad de volver sobre sus pasos e ir a buscarlo le picaba la nuca.

   ꟷ¡No, no es para tanto! Hablaré con él cuando llegue. Además, es algo que debe discutirse en casa. Sin interrupciones. Ni personas ajenas viendo el show.

En su cabeza, creo cientos de escenarios y monólogos internos y externos mientras estuvo en casa solo, los practicaba frente al espejo, mientras echaba su ropa a la lavadora, mientras se daba un baño, en fin, mientras hacia cualquier cosa. En su cabeza, sus argumentos eran irrefutables, filosos, capaces de convencer aquella mente revoltosa y rebelde que poseía su primo.

«No es un idiota»

Pensaba durante la comida, viendo a su primo, sentado frente a él degustando en total calma la comida.

No me olvidesWhere stories live. Discover now