17 - Infernus

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Este capítulo puede contener lenguaje, escenas, insinuaciones, o situaciones incomodas para cierto público.
Además, los personajes mencionados aquí son totalmente ficticios, y cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia.

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Alan estaba alterado, corriendo tras su primo y llamándolo entre gritos

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Alan estaba alterado, corriendo tras su primo y llamándolo entre gritos.

La noche se había tragado al sol y un terrible acontecimiento nubló sus emociones; esas que, por primera vez, brotaban de su interior como un fuego llameante que surgía de su interior quemándole el pecho sin piedad.

   —¡Miguel! ¡Espera!

   —¡Déjame en paz! —Pidió el castaño con trémula voz.

El castaño subía las escaleras hacía su habitación entre grandes zancadas mientras en el suelo, conforme avanzaba, manchas de sangre dejaban tras de él un camino carmesí que Alan procuraba no pisar.

   —¡No lo haré! ¡Estas lastimado! ¡Además, andas manchando el suelo a lo imbécil!

Alan estaba tan fuera de sí como su primo. Temblaba y el rostro, específicamente su frente y parte del ojo izquierdo, al igual que su estómago magullado, comenzaban a arder. Sudaba a pesar del frío que habitaba en sus días y en el transcurso de esa persecución sin sentido, su tobillo se torció, tumbándolo al suelo y atrasándolo en su labor. Todo había sucedido tan rápido. Esa mañana del 28 de diciembre, habían abandonado la comodidad de su hogar para realizar una simple tarea junto a Álvaro, que consistía en buscar las llantas para el carro de madera en lo que era una salida rápida de ida y vuelta, nada más.

No comprendía como las cosas habían terminado así y como, después de todo, no había sido capaz de proteger a su primo.

No comprendía como las cosas habían terminado así y como, después de todo, no había sido capaz de proteger a su primo

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Álvaro iba al frente de ellos. Con un aire estúpido de orgullo, los guiaba hasta el sitio donde según él, ya tenía apartadas las llantas que necesitaban. Sin embargo, llevaban mucho tiempo caminando.

­­­   —Miren, la cosa está así —Explicó Álvaro, trazando la ruta a seguir—. Tenemos tres opciones: pero las mejores son la 1 y 2. Verán, tengo unas compillas qué me deben un favor.

No me olvidesWhere stories live. Discover now