7 - Restos de crueldad y Humanidad.

103 36 156
                                    

La cara de Alan estaba roja

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

La cara de Alan estaba roja.

No azul, por el aire que le faltaba. No blanca, como el papel al ver todo lo que les faltaba por subir. Mucho menos verde, por las nauseas que comenzaba a sentir debido al esfuerzo. Roja. Roja como un tomate listo para comer; se imaginaba a si mismo como un punto rojo andando entre la espesa niebla blanquecina y el aura azulada y fria de esa mañana que los rodeaba. Sus pasos, aplastando el follaje bajo sus pies, el aroma del rocio y la tierra mojada impregnando sus fosas nasales sumado al frio viento que acariciaba su rostro; nada de eso, conseguia que el pecoso desviara su atención de el tacto frío que reposaba en su mano, aprisionandola con firme dulzura.

Frente a él, mirando atento el camino, totalmente ajeno al revuelo que estaba ocasionando con la simple acción de tomar su mano, Joel se habia detenido para ubicarse mejor entre la espesura del bosque. Eran las 7:27 de la mañana y el sol estaba proximo a salir. Sin embargo, la niebla y el terreno impedía que los tres jovencitos; Joel, Alan y Miguel, vieran por donde andaban sin tropezar.

   —No quiero que nadie se pierda —había dicho Joel minutos atrás, cuando apenas llevaban pocos minutos de haberse adentrado en el bosque— . Nos tomaremos de la mano para que eso no pase.

Y así, sin esperar opinión alguna, sujetó la mano del pecoso quien siempre procuraba ir tras él. Miguel por su parte, se sujetó de la mochila de Alan, negandose rotundamente a siquiera tocar su mano; esperando que esté se molestará y le recriminará por simplemente tocar su propiedad. Pero curiosamente no fue así.

   —Puedo tomarte de la mochila, no es necesario ir así...—el pecoso, ligeramente incomodo por la sensación en su rostro, ignoranba totalmente el peso que Miguel sumaba a sus espaldas.

En su corta vida, solo habia ido de la mano de sus padres. Incluso en juegos como el "lobo lobito" donde formando un circulo todos debian tomarse de la mano, él solo se limitaba a sujetar la muñeca de su compañero.

   —Me siento más seguro así —explicó Joel—. El calor humano es más certero que el peso de alguien colgado atrás. Si resbalas, me llevarás contigo y no podré notarlo a tiempo. En cambio así, es más fácil tener el control.

   —Eres medio rarito ¿no?... —preguntó Alan, mirando la espalda del moreno que ese dia llevaba una sudadera verde militar — . Además...estás helado.

Joel solo bufó divertido, presionando un poco más la mano que sostenia, ignorando todo lo que sucedia mientras tanto en aquella cabeza azabache.

   —¿Por qué venimos tan temprano? Hace mucho frio —Se quejó Miguel.

Habia sido obligado a ir con ese par debido a su deuda con el moreno; cosa que no le agradaba por muchos motivos, ya qué no queria tener nada que ver con Joel "el terrible" ni con el grosero de su primo.

No me olvidesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora