Capítulo 7 - ¿Deseando suerte?

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Mia caminaba hacia donde estaban todos, excepto Laila que estaba sentada algo apartada de el resto, Mia traía un gran papel enrollado.

—La belleza de las oficinas públicas— dijo y lo puso sobre la mesa para después desenrollar aquello con ayuda de Mack. —Este es el plano.

—Aquí debe de tener el dinero— señaló Mack un punto en el plano o mapa de la jefatura. —¿Verdad, Brian?

—Si, así es, en la bóveda de evidencia— asintió el rubio.

—Necesito que me me escuchen solo un segundo— hablo Tej y todos prestaron totalmente su atención en él. —Estamos hablando de entrar a una jefatura de policía, ¿Reconocen esas palabras? ¿Nadie? Los azules, la justicia, el sheriff, puercos, personas que no nos agradan.

Y cabe mencionar que Laila aún estando alejada de ellos podía escuchar perfectamente la conversación, así que por aquella razón no se perdía de nada de lo que dijeran sobre el plan, a menos que se distrajera o se quedará atrapada en sus pensamientos.

—Las jefaturas intentan evitar que la gente salga, no que entre.

—Es una misión furtiva— afirmó Brian, recibiendo ahora la atención él.

—Asi que, lo único que tenemos que hacer es entrar y salir— dijo Mack mirando de reojo a su amiga alejada de ellos. —Suena fácil, pero la cosa es que debemos salir antes de que ellos se enteren.

—Es necesario que alguien entre, al menos para averiguar el modelo de esa bóveda— aclaró Dominic.

—Entonces, la bóveda, y luego— comenzó a hablar Roman y se recargo en la mesa. —Que locura, ¿Quién se supone que hará todo esto?

Brian y Mack se miraron entre si, luego ambos buscaron con la mirada a Laila y a Mia. Sin embargo, solo se encontraron con la mirada de Mia, pues recordaron que Laila estaba separada de ahí, porque quería estar unos minutos sola, o bueno lejos de todos ellos, Mia entendió lo que ellos habían pensado así que miro a Dom y el también lo entendió perfectamente. Al igual el resto lo hizo, y todos en cuestión de segundos ya estaban mirando a Roman.

—Al parecer todos ya elegimos al indicado— se burló Mack a lo que Roman se dejó de recargar en la mesa y se enderezó.

—¿Qué? ¿De que hablan?— nadie contestó y el entendió perfectamente que sería él. —¿Yo por qué?

—Porque eres el que habla más— hablo por fin Laila acercándose a ellos.

—Definitivamente— murmuró Tej, pero lo suficiente alto para que todos escucharán.

—Entiendo— asintió con la cabeza Roman, totalmente indignado, o más bien asustado, de ser el que se metiera a la boca del lobo. —Habías decidido estar alejada de todos, y solo viniste para decir que tenía que ser yo, parece que te hace feliz aquello— todos rieron a excepción de Laila que solo se limito a sonreír, y por supuesto Roman. —No, me corrijo, a todos les hace feliz hacerme sufrir.

—Si, eso parece amigo— siguió riéndose Mack.

—Lo que me faltaba— se quejó Roman. —Ahora no solo tengo que ser molestado por Tej y Brian, sino que también por todos ustedes, ¿Cuando se me cruzó por la cabeza venir aquí? Y aún más, ¿Cuándo se me ocurrió aceptar este trabajo?

—Bueno, eso te lo respondo yo— volvió a hablar Laila. —Se te ocurrió venir cuando Brian te hablo y te dijo que habría dinero de por medio— sonrió un poco la castaña, mirando de reojo a Brian. —Y aceptaste cuando supiste que eran cien millones de dólares, y cuando supiste que nueve mil de ellos serían todos tuyos.

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