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—Te traje algo de café —dijo Pa mientras entraba en la recámara de Dino.

Levantó la vista para ver a Pa, preguntándose si el hombre había perdido la cabeza. ¿Desde cuándo Pa voluntariamente le daba café? Era más de quitárselo a Dino.

—No gracias —contestó desde la cama.

Dino estaba acurrucado en la cama con las sábanas alrededor de sus hombros, como un capullo de su dolor, evitando que saliera y lo golpeara. Su corazón se había roto, dejando un gran y sangrante hoyo en el centro de su pecho, carcomiéndole, recordándole lo que había perdido.

Su pareja estaba muerto para él, se había ido, perdido para siempre.

Y Pa le ofrecía café.

Qué irónico.

—No puedes esconderte aquí por siempre Dino.

—¿Quieres apostar? —dijo Dino mientras veía el suelo, frescas lágrimas bajaban de sus ojos—. No tengo ninguna razón para salir. Mi pareja me repudió. ¿Para qué quiero vivir?

Pa dejó la jarra de café en la cómoda de Dino, cruzó el cuarto y se sentó en la cama. Dino no quería compañía ni palabras suaves.

Quería a su pareja. 

El dolor lo consumía tanto que Dino estaba sorprendido de que no lo hubiera matado. ¿Cómo podía doler tanto y aun seguir con vida? No era eso posible. Su cuerpo entero dolía por ser sostenido por Jun, un hombre que se declaró muerto para Dino.

¿Cuál era el punto?

—Te dejaré el café aquí. Namjoon envió algo de sangre. Deberías de beber algo. Estás demasiado delgado.

Dino podía oír la preocupación en la voz del oso, pero no le importaba. Jun no lo quería. Su pareja no lo quería. Dino se giró viendo hacia la pared, mientras la desesperanza y la desesperación lo inundaba. Odiaba lo que había hecho y deseaba con todo su ser poder haberlo retirado. Pero sabía que algunas cosas no podían perdonarse.

Pedir que arrancaran la cabeza de tu pareja está en la cima de la lista.

—También deberías de bañarte —dijo Pa, tratando de aligerar el humor. Dino apreciaba eso, pero perdía el tiempo con él, nunca sonreiría de nuevo.

No tenía ninguna razón.

Pa se levantó de la cama, palmeó el brazo de Dino y lo dejó inundándose en su miseria. Dino merecía su miseria, y más que eso por lo que había hecho. Siguió acostado mientras las lágrimas corrían como ríos manchando la cama.

Su cuerpo se estremecía mientras lloraba, sosteniendo su cintura y rezando porque el dolor terminara pronto. Su vida se había acabado porque él tuvo miedo a lo desconocido.

Y ahora estaba sin pareja. 


❄️❄️❄️


Wonwoo tomó la mano de Mingyu mientras caminaba con su pareja a la puerta del frente del Alfa, nunca había visto a Mingyu tan determinado antes. Sus gruesas cejas juntas en un profundo ceño fruncido, y sus labios eran tan delgados que casi eran transparentes.

Tenía que correr para seguir los largos y rápidos pasos de Mingyu, haciendo a Wonwoo jadear mientras corría a su lado. Había insistido en acompañar a su pareja. No había manera en el infierno que permitiera a Mingyu enfrentar la furia del Alfa solo.

Estaba preocupado por dejar a Wooyoung, los osos le habían prometido cuidar a su hijo. Eso era una pequeña tranquilidad cuando el líder de su tribu quería tener en sus manos a Wooyoung, pero Wonwoo no podía dejar que Mingyu viniera aquí solo.

Día de invierno -Meanie/MinWon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora