Sofia es una chica alegre y divertida quien ha vivido toda su vida como amiga de los trillizos, en un verano las cosas pueden cambiar al sentir sentimientos por sus amigos, un verano puede cambiar su destino y su amistad con ellos
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Sofia compartía cada verano de su vida con los trillizos Nick, Matt y Chris, y su hermano mayor, Justin, Aunque Justin la veía más como una hermana menor, Sofia se unía a los trillizos en cada aventura.
Uno de sus recuerdos más preciados era un día en la playa. La risa resonaba mientras corrían por la orilla, desafiándose en carreras interminables. Después, se aventuraron a construir un castillo de arena, con Justin liderando la construcción y los trillizos y Sofia siguiendo sus instrucciones con entusiasmo.
Sofía se encontraba cómodamente sentada en una silla junto a la piscina, sumergida en su propio mundo musical. El cálido sol del verano acariciaba su piel mientras los trillizos, Nick, Matt y Chris, se divertían en el agua. Riendo y charlando, disfrutaban del día soleado.
De repente, Chris salió de la piscina con una expresión traviesa en su rostro, sosteniendo una pistola de agua en mano. Con decisión, se acercó a Sofía y, sin previo aviso, comenzó a disparar agua en su dirección. Sofía se levantó de un salto, sorprendida y empapada, mientras intentaba esquivar los chorros juguetones de Chris.
La escena se volvió aún más animada cuando Nick y Matt se unieron a las risas, disfrutando del espectáculo improvisado en el patio trasero. Estaban tan absortos en la diversión que no notaron la llegada sigilosa de Nate y Daniel.
Cuando Chris vio a los recién llegados, decidió hacer una pausa en su ataque acuático. Sofía, aún empapada, dejó de perseguir a Chris y se unió a la mirada sorprendida y divertida de Nate y Daniel, quienes se encontraban parados al borde de la piscina, observando la escena con una sonrisa.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Nate entre risas, mientras Daniel asentía con complicidad.
Me senté en la orilla de la piscina, dejando que solo mis piernas se sumergieran en el agua fresca. Aunque siempre era la única chica en el grupo de amigos, la confianza y seguridad que sentía con Daniel y Nate y los trillizos eran incomparables. Siempre supe que podía contar con ellos y que nunca cruzarían límites incómodos.
En medio de nuestras risas y charlas relajadas, Chris, como de costumbre, estaba en su elemento, jugando y bromeando con los chicos. Sin embargo, mientras estaba absorta en la conversación, no noté que se estaba acercando sigilosamente por debajo del agua.
De repente, un chapuzón estruendoso resonó en mis oídos cuando Daniel y Nate se lanzaron de cabeza a la piscina. El agua salpicó en todas direcciones, pero antes de que pudiera reaccionar, sentí cómo algo tiraba de mis pies. Con un grito sorpresivo, me encontré sumergida de repente, mi cabeza emergiendo rápidamente en busca de aire.
La risa de Chris resonó en el aire, revelando su astuto plan. Sin perder tiempo, decidí tomar represalias. Empuñé agua en mis manos y me lancé hacia él, dispuesta a devolverle el favor. Las risas de los chicos resonaban en el patio mientras nos enfrentábamos en una guerra de agua improvisada.
