Momentos Memorables (28)

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Ha pasado una semana desde nuestro inolvidable viaje a las aguas termales. Durante este tiempo, mi conexión con Mikey se ha fortalecido aún más, gracias a los momentos íntimos que compartimos en aquel lugar mágico. Ahora, es el primer día de diciembre, el ambiente festivo de las celebraciones navideñas se siente en el aire, llenándonos de emoción y anticipación.

Decidimos embarcarnos en una aventura juntos por las calles de Shibuya, dispuestos a disfrutar cada momento y crear recuerdos imborrables. Nuestro punto de partida fue el famoso cruce de Shibuya. Tomamos nuestras manos y nos sumergimos en esa marea humana, dejándonos llevar por la emoción y la energía que fluía a nuestro alrededor.

Mientras caminábamos por las calles, nuestros sentidos se deleitaban con la curiosidad. Descubrimos tiendas únicas, cada una con su propia personalidad y encanto. Mikey se convirtió en mi guía improvisado, revelándome lugares especiales y escondidos que solo los lugareños conocen. Sus ojos brillaban con entusiasmo mientras me mostraba rincones secretos, callejones pintorescos y pequeñas tiendas con tesoros ocultos.

El viento juguetón acariciaba nuestros rostros, llevando consigo el susurro de la ciudad y el murmullo de la vida que fluía a nuestro alrededor. El sol de invierno iluminaba las calles, bañándolas en una luz dorada que resaltaba los colores vibrantes de los escaparates. En cada momento, sentía cómo nuestra complicidad se fortalecía. Mikey y yo compartíamos risas, secretos y miradas cómplices mientras explorábamos Shibuya juntos.

Después de caminar tanto decidimos visitar el Parque Yoyogi, un oasis de tranquilidad en medio del bullicio de la ciudad. Nos adentramos en el parque, rodeados de árboles majestuosos que se alzaban como guardianes silenciosos y testigos de innumerables historias.

Encontramos un rincón apartado, un banco solitario que parecía esperarnos. Nos sentamos juntos, sintiendo la suavidad de la madera bajo nuestros cuerpos. El silencio se hizo presente, interrumpido solo por el susurro de las hojas al caer y el lejano trinar de los pájaros. Era como si el tiempo se ralentizara, permitiéndonos apreciar cada detalle de aquel momento mágico.

Mikey apoyó su cabeza en mi hombro, buscando refugio y cercanía. Sentí el latir de su corazón contra mi pecho, como una melodía suave y constante que me recordaba la vida misma. Su mano descansaba con delicadeza sobre mi pecho, como si quisiera sentir mi corazón latir en sintonía con el suyo.

-Este lugar es muy tranquilo-susurró Mikey, su voz apenas un eco en el aire sereno.-Me gusta cómo la naturaleza se mezcla con la ciudad, creando un equilibrio perfecto entre el caos y la calma.

Sonreí y rodeé su cintura con mi brazo, acercándolo aún más a mi cuerpo.
-Es como si el tiempo se detuviera por un momento-respondí, mis palabras cargadas de calma y gratitud.

En ese instante, nuestros ojos se encontraron, y el mundo pareció desvanecerse a nuestro alrededor. Nuestros labios se unieron en un beso lleno de ternura y pasión, sellando ese momento especial en el parque.

A medida que el sol se ponía en el horizonte, las luces de la ciudad comenzaron a parpadear y cobrar vida. Decidimos aprovechar la energía nocturna y visitar el famoso centro comercial Shibuya 109. Al entrar, nos sumergimos en un mar de moda y estilo, donde cada tienda parecía tener su propia personalidad vibrante y llamativa.

Exploramos las tiendas con entusiasmo, dejándonos llevar por la emoción de la moda. Riendo y divirtiéndonos, nos probamos prendas extravagantes, desafiando las normas y abrazando nuestra individualidad. Cada prenda que elegíamos era una expresión de nuestra personalidad única, una forma de mostrar al mundo quiénes éramos realmente.

-¿Qué opinas de esta, ___?-preguntó Mikey, sosteniendo una chaqueta llamativa. -Es un poco atrevida, pero creo que podría ser divertido usarla.

Sonreí y lo miré, imaginando cómo esa chaqueta resaltaría su carisma y confianza. -¡Definitivamente, te ves genial con ella!- respondí, compartiendo su entusiasmo. -Pero también creo que esta camiseta con estampado funky es perfecta para ti. Te hará destacar aún más y mostrar tu estilo único.

Nos ayudamos mutuamente a elegir conjuntos que reflejaran nuestra esencia, compartiendo risas y consejos mientras recorríamos las tiendas. Nos animábamos el uno al otro a probar cosas nuevas, a salir de nuestra zona de confort y a experimentar con la moda sin miedo.

Al llegar a la caja para pagar, Mikey intentó detenerme, diciendo que quería pagar su propia ropa. Pero, decidido a sorprenderlo, logré convencerlo de que me dejara hacerlo. Pagué toda su ropa, incluyendo la mía.Su rostro se iluminó con gratitud y emoción, y supe que había tomado la decisión correcta al verlo feliz.

Después de una tarde emocionante de compras en Shibuya, decidimos ir a un restaurante tradicional japonés. Nos condujeron a una mesa apartada, rodeada de la calidez de la madera y envuelta en la suave iluminación de las lámparas colgantes. El ambiente era acogedor, como si estuviéramos sumergidos en un santuario culinario.

Probamos una variedad de platos exquisitos, cada uno de ellos una obra maestra de sabores y texturas. El sushi fresco se deshacía en nuestra boca, liberando una explosión de frescura marina. Los platos a la parrilla llenaban el aire con el irresistible aroma de la carne asada, desatando nuestros sentidos y provocando un apetito voraz.

-Mmm, esto está delicioso- murmuré mientras saboreaba un tazón de arroz con carne asada.

Mikey me miró con curiosidad mientras probaba su plato.-¿No hay comida como está en tu país?-preguntó, sus ojos brillando con curiosidad.

Asentí con una sonrisa y continué comiendo.-Sí, hay comida similar, pero se cocina de manera diferente- le expliqué. -La comida en México es una explosión de sabores. Tenemos una amplia variedad de platos, desde tacos y enchiladas hasta guisos y tamales. Además, nuestra cultura está llena de tradiciones y festividades que celebramos con comidas especiales.

Mikey me escuchaba atentamente, sus ojos fijos en mí mientras compartía detalles sobre la comida en México. Le hablé sobre los ingredientes frescos y picantes que usamos, sobre las salsas y especias que dan vida a nuestros platos. Le hablé sobre las tradiciones culinarias arraigadas en nuestras festividades, como el Día de Muertos y las posadas navideñas.

-Wow, ____, suena increíble- dijo Mikey, su rostro iluminado por la emoción. Era como si estuviera descubriendo un nuevo mundo.

-Si estás de acuerdo, algún día te llevaré a México para que puedas experimentar todo esto en persona. Te mostraré dónde nací y te llevaré a probar los auténticos sabores de mi tierra-le dije a Mikey mientras sonreía.

La emoción brilló en los ojos de Mikey mientras asentía con entusiasmo. Continuamos disfrutando de nuestra deliciosa comida, compartiendo risas y conversaciones animadas.

Observé a Mikey mientras comía felizmente, su rostro radiante con el brillo de la felicidad. En ese momento, supe que había encontrado a mi sol, a esa persona especial que iluminaba mi vida con su amor y alegría.

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Espero que les haya gustado este capítulo por favor dejen un me gusta y comenten que les parece la historia gracias por leer.

El Impostor (Male Reader X Mikey)Where stories live. Discover now