Bajo el Manto de la Noche 36

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Era una noche tranquila y apacible. Me encontraba en la habitación de Eliot, acostado en su cama mientras observaba cómo mi pequeño hermano luchaba por mantenerse despierto. La suave iluminación de la lámpara de noche bañaba la habitación en una luz tenue y reconfortante.

-Duerme bien, pulga -susurré con cariño, mi mirada llena de amor mientras observaba a Eliot luchar contra el sueño.

-¿Mañana iremos por un helado? -preguntó Eliot, sus ojos luchando por mantenerse abiertos mientras su voz se volvía más suave y somnolienta.

-Claro, mañana iremos por un helado -respondí con una sonrisa, levantándome lentamente de su cama. Le entregué su tiburón de peluche, el cual era su favorito, para que lo abrazara mientras se quedaba dormido.

-Y unas galletas -añadió Eliot, abrazando su peluche con ternura antes de dejarse llevar por el sueño.

-Sí, y unas galletas -repliqué, inclinándome para darle un beso en la cabeza. Luego, lo cubrí con su manta y me dirigí hacia la puerta. La abrí suavemente y apagué las luces de la habitación de Eliot, permitiendo que reinara la tranquilidad en su sueño. Antes de cerrar la puerta, me detuve un momento para observar a Eliot dormir, sintiendo una sensación de paz y protección.

Después de salir de la habitación de Eliot, caminé por el pasillo hasta llegar a la sala de estar. Allí me encontré con mi madre, sentada en uno de los sofás, revisando unos papeles. La tenue luz de la lámpara de pie iluminaba su rostro. El suave aroma a café llenaba el aire, creando un ambiente acogedor y familiar.

-Ya me voy, mamá -anuncié mientras la observaba detenidamente.

Mi madre me miró y se levantó del sofá, acercándose a mí con curiosidad en sus ojos.

-¿Ya te vas? -preguntó, su voz reflejando un toque de preocupación.

-Sí, tengo algo que hacer -respondí en un tono de voz tranquilo, aunque en mi mirada se reflejaba una cierta indiferencia.

Mi madre se colocó frente a mí, examinando mi uniforme de Black Shadow. Sus dedos se deslizaron suavemente sobre el material, mientras sus pensamientos parecían sumergirse en reflexión.

-No me di cuenta de que llevas puesto el uniforme de la pandilla de tu hermano -comentó, examinando detenidamente los detalles del uniforme. -Black Shadow, qué nombre tan curioso eligió tu hermano para su pandilla, ¿no crees?

-Sombras es un nombre peculiar -respondí de manera despreocupada, sin mostrar mucho interés en el tema. -Deberías descansar, mamá. Ya es tarde y te ves cansada. Puedes terminar de revisar todo eso mañana -añadí, mientras dirigía mi mirada hacia ella, preocupado por su bienestar.

Mi madre suspiró cansada, asintiendo con resignación ante mi sugerencia.

-Tienes razón, lo terminaré mañana -dijo, dejando escapar un suspiro de alivio.

-Entonces ve a dormir, yo recogeré todo -dije acercándome a ella y le di un beso en la mejilla. Me dirigí hacia la mesa de la sala, donde los papeles del trabajo de mi madre estaban dispersos.

-Está bien -respondió mi madre, bostezando. -Si celebras el Año Nuevo con tus amigos, ten cuidado. Las calles estarán llenas de personas -añadió, observándome mientras recogía los papeles y los colocaba en orden sobre la mesa.

Asentí, confirmando que había escuchado su advertencia, y luego la vi caminar por el pasillo hacia su habitación. Una vez que terminé de organizar los papeles, tomé la taza de café de mi madre y me dirigí a la cocina. El sonido del agua corriendo en el fregadero llenaba el silencio de la noche mientras dejaba la taza en el lavaplatos. Colocando los papeles en un lugar seguro, donde mi madre pudiera verlos, pero Eliot no pudiera alcanzarlos, me aseguré de que todo estuviera en orden.

Apagué las luces de la sala y la cocina, sumiendo el departamento en una penumbra reconfortante. Caminé hacia la puerta principal, sintiendo el frío del metal del picaporte en mi mano mientras giraba la llave y abría la puerta. Cerré la puerta tras de mí, escuchando el suave clic.

Caminé hacia el elevador, presionando el botón para descender al primer piso. Cuando las puertas se abrieron, me dirigí hacia la salida del edificio. Al salir, el frío del viento nocturno golpeó mi rostro, una sensación refrescante y revitalizante. Me dirigí hacia mi motocicleta, subí a ella y arranqué el motor, dirigiéndome hacia Shinjuku. Sin embargo, antes de reunirme con mi pandilla, hice una parada en el hospital donde estaba Asher.

-Hoy acabaré con quien te dejó en coma, Asher -dije, mirando a través de la ventana de la habitación de Asher, donde las luces de la ciudad brillaban en la distancia. -Siempre pensé que Ryo era leal a ti, como un perro fiel a su amo. Pero parece que incluso un perro puede llegar a morder a su amo.

-Después de atacarte y dejarte en coma, Ryo creó una pandilla, Red Scorpions. Pero no son tan fuertes. Desde que me convertí en líder de Black Shadow, tu pandilla ha crecido y se ha fortalecido. Así que acabaré con esto lo más rápido posible -continué, mirando a mi hermano que yacía tranquilamente en su cama. Luego, me coloqué mi máscara, preparándome para lo que vendría.

Salí del hospital y caminé hasta mi motocicleta, donde me esperaban mis dos Sub comandantes de Black Shadow, Jake y Aiko. Sus rostros reflejaban una mezcla de determinación, conscientes de lo que estaba por venir.

-¿Estás listo? -preguntó Jake, su mirada fija en mí, llena de una determinación inquebrantable.

-Claro, es hora de acabar con esto -respondí, subiendo a mi motocicleta y encendiendo el motor. El rugido del motor rompió el silencio de la noche, marcando el inicio de nuestra misión.

Comenzamos a conducir en dirección a Roppongi, las luces de la ciudad deslizándose a nuestro alrededor en un desfile de colores y sombras. En el camino, los Capitanes de mi pandilla se nos unieron, seguidos por los miembros de sus respectivas divisiones. Cada uno de ellos llevaba la insignia de Black Shadow, un símbolo de nuestra unidad y determinación.

Para cuando cruzamos Roppongi, toda mi pandilla me seguía. El rugido de nuestras motocicletas llenaba el aire, una sinfonía de poder y determinación que resonaba en las calles de la ciudad. Nos acercamos a Shibuya, el lugar elegido para nuestro enfrentamiento contra Red Scorpions. Podía sentir la tensión en el aire, una mezcla de anticipación y nerviosismo que se apoderaba de todos nosotros. Pero estábamos listos, listos para enfrentar lo que viniera.
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Espero que les haya gustado este capítulo por favor dejen un me gusta y comenten que les parece la historia gracias por leer.

El Impostor (Male Reader X Mikey)Where stories live. Discover now