3. No exactamente la superheroína que necesitas

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«¿Qué rayos está haciendo?»

Miro nuevamente desconfiada la espalda de Jake frente a mí, porque en todo lo que llevamos de la clase de matemáticas no he podido prestar atención ni un solo segundo porque él —como nunca—, había decidido sentarse justo delante de mí. 

Normalmente su puesto es atrás, ahí junto a los que quieren dormir, deprimirse o ignorar la vida, y eso siempre es junto a Jesse o algunos chicos más del equipo de lacrosse.  Esta vez había logrado arrastrar a Jesse hasta instalarlo  en la segunda fila del medio con la excusa de que necesitaba concentrarse para el siguiente examen.

Jake se había asegurado de que yo escuchara toda su conversación por lo que ahí termine de entender que algo no andaba bien. Mi antena desconfiada se activó tan pronto en cuanto lo vi entrar al salón y actuar así luego de la extraña conversación que tuvimos en la biblioteca ayer.

—No entiendo por qué estamos sentados aquí…—murmura Jesse. Si April hubiera llegado a esta clase, estaría más que feliz por saber que Jesse estaba a tan solo unos centímetros de mi mesa—, de todos los lugares que hay, ¿tenía que ser al frente? 

—Ya te dije por qué —Jake le respondió de mala gana —, ahora déjame escuchar.

—Puedes escuchar también desde atrás.

—¿Contigo ahí? —suelta una risita—. No te atrevas a decir nada. 

«Hablan más que pericos». Pateo la silla de Jake, no tan fuerte como para que se notara demasiado que había sido yo, pero si lo suficiente para que él entendiera que quería que se quedara callado. Por si no se da cuenta, también estoy intentado aprender por acá.

Mira por sobre su hombro y susurra una disculpa. Bueno, eso fue fácil.  

Continúo escribiendo en mi cuaderno las cosas que el profesor anota en el pizarrón. Cuando vuelvo a mirar hacia el frente noto como lentamente una hoja de papel arrugada se desliza por mi mesa gracias a la mano de Jake. No sé qué está haciendo con su pobre brazo pero ese tipo de movimiento debe doler, está doblado a más no poder. 

Miré la hoja y luego a él, alternándome entre uno y el otro, ¿qué rayos piensa que está haciendo? 

No hago ningún ademán de tomar el papel. Jake de alguna forma manejo susurrarme un ‘leelo’ sin que Jesse o nadie más se diera cuenta. Pongo mis ojos en blanco, pero de todas formas  agarro el dichoso papelito.  Nuestros dedos se rozan y esa fue la señal para que Jake retire su mano. 

Desdoble la hoja de mala gana. Si no me deja en paz de una buena vez lo golpearé y no me interesa que sea enfrente a todo el mundo. 

¿Lo pensaste ya? ¿Qué decidiste?

La primera cosa que noto cuando leo su mensaje es la bonita caligrafía que tiene. Mentiría si dijera que le presté atención al mensaje, porque realmente al ver la letra lo que menos me importó fue el contenido.

Jake había estado preguntándome sobre mi respuesta desde ayer. Siendo tan insistente en el asunto que incluso cuando desperté y abrí las cortinas de mi habitación lo vi sostener un cartel en dónde me preguntaba si ya había decidido aceptar, al mismísimo estilo Taylor Swift. 

Al principio me sorprendí porque se suponía que esa era la habitación de sus padres, pero ahora al parecer es la de él y daba perfectamente con la mía. Apenas me sonrió, cerré las cortinas para no tener que verle más.

Es demasiada insistencia para algo que podía preguntarle a cualquier otro —eso de la cuarta opción no se lo perdonaré nunca—, por lo mismo, dejé la hoja a un lado. No hay tiempo que perder, tengo números que aprender. 

Lecciones de una nerd [LDUN #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora