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ℰ𝓇𝒶𝓈𝑒 𝓊𝓃𝒶 𝓋𝑒𝓏... ¿Que loco, no? un día el chico con el que te das miraditas en la colonia desida entrar por la ventana para que sepas las locas fantasías que tiene contigo y dejartelo claro con un, o bueno varios orgasmos.
Su piel resplandeciente como la arena del mar, su cabello largo y brillante pelirrojo como si fuese el inferno, en su rostro hay pequeñas pecas y sus ojos son azul como el mar, el contraste perfecto con su piel.
Las miras hablan por nosotros constantemente, cada que nos cruzamos por la colonia nos dedicamos miradas para dejarnos en claro q deue nos gustamos o al menos ese a sido el juego desde hace unos meses.
Deseo que las luces se apaguen, llegar a su habitación; jugar con su cuerpo, sus labios y su coño que muchas veces me han hecho fantasear, deseo un día entrar por su ventana, verla ahí dormida teniendo talvez un sueño húmedo donde yo soy el protagonista principal y hacerla mía como lo he deseado tanto.
A veces las cosas sin planearlas salen mejor ¿no crees?
Eran las dos de la madrugada del verano más caluroso que había existido en la ciudad, y ahí estaba yo recostado en mi cama sin camisa mientras acariciaba mi polla lentamente, buscando un vídeo porno que me prendiera lo suficiente como para poder eyacular en mi mano, sin embargo derrepente la lámpara de noche que estaba en mi mesa de noche se apagó y de inmediato en mi movil se me arrojó un estúpido aviso "no hay internet, es imposible abrir esta página" Me levanté un poco de malas y me fui hacia la ventana a tomar un poco de aire, se había ido la luz en la colonia; me recosté en la cama con las manos en la cabeza pensando en que podría hacer, el insomnio me estaba matando.
Cuando derrepente una erección espontánea me lo recordó. Carolina.
De inmediato me levanté me coloque una playera, busque mi mochila, condones, lubricante, una sudadera y salí por mi ventana...
La noche estaba bastante bochornosa, el vecindario solo y todas las casas estaban oscuras...
Porfin las luces se habían apagado.
Al llegar enfrente de su casa sabía que me metería en problemas por sus papás pero a la vez que por fin podría saciar lo que sentia.
No fue tan difícil subir hacia su ventana y cuando menos lo espere mis pies ya estaban en su habitación, la cual estaba pintada de blanco con muebles cafés, bastante adecuado para ella, la verdad fue bastante fácil abrir su balcón y entrar, ya que no tenía cerradura.
Pensé que estaba dormida, hasta que la imagen que mire fue majestuosa, llevaba una pijama blanca de un pequeño short y una blusa de tirantes delgados. Sus piernas estaban abiertas y sus dedos le estaban haciendo espacio a sus bragas y su short en su entrepierna, tocando su coño, tenía los ojos cerrados y dejaba escapar pequeños gemidos...
Talvez sus papás tenían un sueño profundo como para no escucharla. Pensé.
Me fui acercando, con miedo a que cuando me acercara gritara y me metiera en un problema, lo dudaba pero aún así temía de que así pasará.
Una vez estando en los pies de su cama me di cuenta que aún no se percataba de mi existencia y seguía jugando con su humedad, no sabía cómo acercarme, pero debía de hacerlo, pues esa imagen fue capaz de despertar lo que había entre mis piernas así que sin más, jale de sus pies haciendo que quedarán a lado de mis caderas, claro que la sorprendi, claro que abrió los ojos como platos, claro que casi grita pero logré plantarle un beso, el cual acepto y lo correspondió, hasta que nuestro beso se volvió candente, dónde a los dos nos llegó a estorbar la ropa, sus manos me tomaban con desesperación del cuello y mi camisa, le desesperaba tenerme así.
Mientras mi mano apretaba su cuello y mis labios seguían probando los suyos desesperadamente mi mano bajo q su humedad que me esperaba con afán, pase mis dedos para sentirla suave y mojada.
Mis dedos empezaron a introducirse lentamente provocando gemidos suaves y pesados, justo como me los había imaginado.
Fueron pocas embestidas, porque quería probarla, baje entre sus prendas dejando besos húmedos y mojados, quite sus bragas de moñitos y su short que estorbaba, coloque sus piernas largas sobre mis hombros y baje hacia su coño para probar, jalaba mi cabello y gemía fuerte, jugue con ella un poco hasta que sus dulces labios expresaron aún más deseo.
-... Follame-
-Shh pequeña; lo haré-
Susurré sobre sus labios mojados por los dos y entonces la dejé ahí en su cama con sus piernas abiertas y temblorosas, saque de mi mochila condones, lubricante y me saque la sudadera y la camisa.
La tome y la senté encima de mi dándome la espalda, le quite la blusa y empece a masajear sus pechos mientras besaba su cuello y su espalda dejando pequeños chupetones y mordidas, empecé azotar sus nalgas y mi mano se escabullo nuevamente a su vagina para estimularla.
Gemía con bastante desesperación pero mis labios seguían en su cuello y espalda gozando de su piel al igual que mis dedos, llegó a su orgasmo y callo rendida en mi hombro.
Pobrecita, estaba exausta y todavía no empezaba lo bueno.
Le di un lijero empujón hacia enfrente, saque mi pene erecto que deseaba sentirla me coloque un preservativo y también encima puse lubricante, la tomé de sus caderas para acercarla y empezar a entrar en ella.
-¿Primera vez?-
-Tal vez-
Sabía que su primera vez no era, porque en mis dedos largos no había sangre y durante la penetración con mis dedos no hubo gemidos de dolor.
Así que la dirigí hacia mi polla y en un solo sentón lento estaba dentro de ella, su boca me acompaño con un pequeño gemido de dolor y satisfacción, no la moví por unos segundos solo por un momento me quedé dentro de ella sintiendola palpitante, caliente y estrecha.
Pero tenía unas ansias locas, así que empecé ayudarle a moverse tomándola de sus caderas, de arriba abajo y de abajo arriba, gemía una y otra vez con desesperacion y lujuria, cada vez se sentia mas estrecha y palpitante.
Sabía que iba a llegar, así que antes me detuve y empecé a moverla más lento mientras besaba su espalda y masajeaba sus pechos, así que la recosté en la cama sin salir de ella, pase su pierna sobre mi hombro y empece a embestirla fuerte, gemía casi sollozaba su cuerpo estaba demaciado débil y de pronto explotamos de placer.
Me recosté a su lado y acaricie su espalda.
-Quiero que me vuelvas a explotar de placer-
Asustado respondí: -Espérame un poco ¿no crees?-
-No, ahorita no, cuando mis papás no estén abriré la ventana para que cuando las luces se apaguen, le hagas tuya-
-Solo cuando apagues la luz-
xxx Nota de la autora: Bebeeees hace años que no les escribía algo, pero aquí está este relatito inspirado en la canción Apaga la luz, espero que lo disfruten tanto como yo...
