XX: Vuelta a la oscuridad

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Marta llevaba todo el día escribiéndome, pero decidí que era mejor ignorarla. En estos momentos, tenía otras prioridades. Aunque se le notaba un tanto molesta, confiaba en que podría solucionarlo en otro momento.

Mi abuela me dejó confusa con la identidad de Alexander, así que prefería pasar el día con Ethan para aclarar algunas dudas.

Estaba de camino a encontrarme con Ethan en el mismo puente donde me topé con la sombra la última vez. Eran casi las 7 pm, y como siempre, sabía que Ethan llegaría algo tarde. Me tomé el camino con calma mientras observaba el atardecer.

Avisté a Ethan a lo lejos, me saludó levantando una mano, y yo le sonreí en respuesta. Sin embargo, noté algo de tristeza en su expresión

— Ethan, ¿te ocurre algo? —pregunté, preocupada.

— ¿Qué? No, no te preocupes... ¿Qué era eso tan importante de lo que tenías que hablar conmigo?

Continuamos caminando un poco, y Ethan seguía con su triste mirada, esperando una respuesta de mi parte. Decidí seguir caminando un rato, charlando de otras cosas, hasta que finalmente llegamos a un bonito parque, más iluminado que el lugar de la otra vez, por si acaso.

Nos sentamos en un banco, rodeados por la suave iluminación de las farolas. Ethan parecía inquieto, como si tuviera algo en mente pero no supiera cómo expresarlo.

— Verás, Ethan, he estado hablando con mi abuela, y parece que es cierto que tu familia y la mía lucharon juntas, pero... parece ser que la sombra se llevó varios miembros de tu familia, entre ellos el romance de mi abuela.

Ethan abrió los ojos con sorpresa.

— El... ¿el romance de tu abuela?

— Sí, resulta que tuvieron un amor breve pero intenso. Su nombre era... Alexander, Alexander Summers.

Ethan se atragantó con su propia saliva, mostrando asombro.

— A... A... ALEXANDER?

— ¿Ocurre algo? —pregunté con cierta curiosidad—. ¿Lo conoces?

Ethan parecía aturdido, como si el nombre hubiera desenterrado recuerdos que creía perdidos en el abismo del tiempo.

— Pues claro que lo conozco, es mi abuelo. — Ethan seguía con la misma cara de no entender nada.

— ¿Tu abuelo?  según mi abuela la sombra se lo llevó...

Ethan dio un breve suspiro.

— Mi familia nunca me ha querido contar el porqué, pero mi abuelo lleva muchos años en mal estado, apenas puede hablar, se pasa el día sentado en su pequeño sofá mirando a la nada, de vez en cuando recuerda cosas, pero es como si estuviese inmóvil la mayoría del tiempo.

— Mmm... lo siento, no era mi intención ser entrometida.

Ethan asintió con comprensión

— No, no pasa nada, pero ¿cómo es posible que tu abuela y mi abuelo se conocieran? —soltó una risa, y por fin vi un destello de alivio en su rostro.

Le expliqué lo que había estado hablando con mi abuela y también le conté que ella pensaba que sería buena idea que entrenáramos juntos con su ayuda de vez en cuando.

Ethan aceptó con entusiasmo.

— La verdad, me preocupa que no podamos luchar contra esa cosa —confesó con sinceridad.

— La verdad es que a mí también —admití, compartiendo sus inquietudes.

Pasado un rato, decidimos que sería mejor irnos a casa antes de que anocheciera del todo. Aun así, quedamos en vernos a la mañana siguiente para comenzar con los entrenamientos lo antes posible.

Guardianes de los sueñosWhere stories live. Discover now