Capítulo 3: Otro intento

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Ima apuntó con la cámara. Se encontraba en el centro de la ciudad, con la torre de Osaka a decenas de metros de ella.

Trató de concentrarse en todos sus sentidos. El calor del sol en su piel, el ruido de la ciudad con el rugido de los coches y los pasos de millares de personas. El olor a polución mezclado con el olor dulzón de la comida callejera.  Fue consciente del ritmo, del pulso de la ciudad. Coches y personas yendo de un lado para otro por carreteras y calles, insuflando vida a una ciudad de luces y hormigón, como sangre que recorre las venas de un cuerpo.

De alguna manera, Ima consiguió trasladar todas esas sensaciones a la cámara. Por un diminuto instante, el corazón se le paró y sintió como la cámara tiraba de ella, dejándola vacía, como a una muñeca de trapo. La polaroid escupió la foto e Ima no perdió ni un instante en echarle un vistazo. De golpe, todas esas sensaciones y emociones que le habían abandonado volvieron a ella, con la fuerza de un alud. Un éxtasis la embriagó. Tomó una enorme bocanada de aire y se apoyó en la pared de un edificio cercano, trastocada y casi sin aliento.

Repitió el mismo proceso en otro lugar diferente, para comprobar su hipótesis. Decidió probar en el puerto de la ciudad, en la bahía de Osaka. Tuvo que coger el metro para llegar hasta allí, pero después de la prueba pudo confirmar que lo que sucedía no tenía nada que ver con el lugar en cuestión. Había algo más, algo que no era capaz de ver.

Se sentó en un banco cercano para poder reflexionar tranquila sobre lo sucedido. <<¿Es todo cosa de la cámara? ¿O mía?>> pensó Ima. En un principio incluso se planteó que la lluvia de estrellas tenía algo que ver con lo que pasaba, pero aquello descartaba esa idea.

 Echó un rápido vistazo a la polaroid, moviéndola en su mano, extrañada y con el ceño fruncido. Se tenía que deshacer de aquel aparato cuanto antes. 

Solo había sacado dos fotos y las dos experiencias le habían trastocado y ambas le habían recordado a sus escasas vivencias con las drogas. Un momento de vértigo, seguido poco después por un momento de éxtasis y sobre estimulación. Por suerte, pudo ser capaz de poner freno a las drogas. No había sido una adicta y jamás lo sería. De hecho, su incursión en el mundo de la droga fue como la de cualquier otro joven. Pura curiosidad. Solía consumir cannabis, aunque en pequeñas dosis, pero fue cuando le invitaron a probar metanfetamina cuando decidió parar.

Ima optó por devolver la cámara a su dueña, así que se dirigió a la tienda de antigüedades. Tuvo que coger el metro de nuevo, pero no le importó. Aprovechó el viaje para leer su nuevo y primer manga. 

A Ima le encantaba leer, sobre todo literatura tradicional. Pero de un tiempo a esta parte quería cambiar, probar algo nuevo, algo a lo que no estuviese acostumbrada y un manga le pareció la mejor opción. Pidió consejo a Azumi, que preguntó a su novio, un asiduo lector de mangas. Le recomendó varias obras, de distintos géneros cada una, pero al final Ima optó por algo que no le presentara muchos problemas a la hora de leer. Escogió "Hirunaka no Ryuusei", un manga de romance centrado en la historia de Suzume Yosano, una joven que ha vivido siempre en el campo, pero se ve forzada por ciertas circunstancias a mudarse con su tío a la bulliciosa ciudad de Tokio, donde conoce y se enamora de un desconocido que acaba siendo su profesor en el instituto. De momento le estaba gustando y tenía que reconocer que los dibujos eran impresionantes. Eran en blanco y negro, lo que realzaba la expresividad. Además, le llamaba la atención como la autora jugaba con la disposición de los mismos, haciendo que un mismo dibujo se comiese una o dos páginas o incluso se sobrepusiera a otro. Por no mencionar el detalle que suponía utilizar un grosor en el trazo u otro a la hora de dibujar. 

 Ima había tenido prejuicios contra ese tipo de lecturas, pero a punto de terminarse aquel manga se dio cuenta de que eran debidos a la desinformación. Ella había creído que el mundo del manga era algo destinado exclusivamente a chicos de instituto y posiblemente ese era el público general, pero si te parabas un segundo a buscar e indagar podías llegar a encontrar obras de muy buena calidad que se adecuasen a tus gustos. No obstante, tenía que reconocer el potencial artístico del medio.

El sonido de la megafonía del vagón hizo que volviera a la realidad y levantase la mirada del manga. Ya había llegado, lo cerró, se lo guardó en la bolsa y se bajó del metro. Se dirigió a la tienda de antigüedades, pensando en una excusa que le pudiera servir para devolverle la cámara a la entrañable anciana, pero fue en vano, pues al llegar allí se la encontró con la persiana bajada. Se acercó y la golpeó, esperando que la señora le abriese, pero no ocurrió nada. Echó un vistazo alrededor de la tienda y se percató de que incluso las persianas de las ventanas del edificio estaban echadas y de que el gato negro de la entrada había desaparecido.

<<Maldita sea>> pensó Ima. Quizá la señora se había tomado unas vacaciones. Cogió su móvil y entró en el maps para encontrar la ubicación de la tienda y así poder ver qué horarios tenía, pero la app no reconocía el establecimiento. A ojos del móvil, aquello era un edificio normal y corriente. Ima se desesperó. Decidió dar una vuelta por el vecindario para hacer tiempo y volver. Eran apenas las cuatro de la tarde. Quizás fuera demasiado pronto. Volvió una hora más tarde, pero se encontró con lo mismo, así que desistió y volvió a casa.

Kaori estaba en la sala de estar cuando Ima llegó. Estaba comiendo dorayakis caseros.

—¿Cómo lo haces para no engordar con todo lo que comes? —preguntó Ima mientras dejaba las llaves y la bolsa sobre el armario pequeño cercano a la puerta.

—Ejercicio, mucho ejercicio —dijo Kaori mientras se llevaba un dorayaki a la boca.

—Pero si hace semanas que no vas al gimnasio —replicó Ima. Kaori le guiño el ojo e Ima captó el mensaje al instante.

—¿Tienes planes para esta noche? —preguntó de manera abrupta Kaori.

—No, ¿por? —preguntó Ima.

—Ryosuke y yo vamos a The Silver, son unos recreativos nuevos que han abierto hace poco, podrías venirte —sugirió Kaori.

—¿Ryosuke? ¿Pero no dijiste que le dirías que no le veías de esa forma?

—Ya, bueno, verás, esa era la intención, pero anoche, en la lluvia de estrellas...—dijo Kaori.

—No tienes remedio —dijo Ima poniendo los ojos en blanco.

—Es que iba supermono y se me declaró y todo, no podía decirle que no —protestó Kaori.

—¿No podías o no querías? —preguntó Ima sin esconder su ironía.

—Mmh, ¿las dos? —dijo Kaori encogiéndose de hombros. Ima no tuvo más remedio que reírse. Esas contradicciones eran parte del encanto de Kaori, además de realmente ser una buena amiga — Entonces, ¿no vienes?

—No, lo siento, no tengo muchas ganas —reconoció Ima.

—Está bien, no insistiré —dijo Kaori.

Ima se le acercó y le besó en la frente.

—Me voy a la ducha, que lo necesito—dijo Ima.

Kaori asintió.

—Te he dejado un par de dorayakis —dijo Kaori mientras Ima se dirigía hacia el baño.

—Gracias —dijo Ima.

Se preparó la ropa interior y el pijama, que los colocó sobre el mueble del lavamanos. Cerca, puso la música del móvil. En concreto, puso Lamp, un grupo indie que había descubierto hacía poco y habían sacado un par de singles nuevos. Cerró la puerta, abrió el grifo y llenó la bañera. Quería relajarse, así que un baño era mejor opción que una ducha. Dejó que el vapor del agua caliente inundara el baño, se desnudó y se metió en la bañera.

Se estiró, dejando que el agua caliente relajara sus músculos. Lamps sonando de fondo, con la voz de la cantante principal como un susurro. Dejó que el tiempo fluyera, hecha una con el agua y el vapor. Por desgracia, la relajación fue interrumpida por Kaori, que abrió sin ninguna vergüenza la puerta.

—Ima, no vendré a dormir, seguramente duerma en casa de Ryosuke —dijo Kaori.

—Vale —dijo Ima casi dormida. Acto seguido, Kaori se marchó.

Ima siguió en la bañera, esperando que llegara el próximo día, pero en esa ocasión fue el propio móvil quien la sacó de su descanso. Era un mensaje. Ima resopló, salió de la bañera y miró el móvil. Era Makoto.

<<¿Podemos vernos esta noche?>> 






Entre dos realidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora