Capítulo 17: Kuma Kafe

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Ryu había quedado con Sho en su apartamento. Le había dicho a Ima que entendía su posición y en parte era cierto, pero lo que más le descolocaba era su prudencia. Desde su punto de vista, se había portado bien con ella, había intentado ser cortés, honesto y comprensivo, para toparse, en un visto y no visto, con dudas e incertidumbre. Tampoco podía negar que todo lo sucedido también le había dejado algo aturdido y que quizá había pecado de confiado y osado a la hora de invitarle al viaje de búsqueda de la señora misteriosa.

Mientras esperaba, Ryu aprovechó para recurrir a uno de los Ecos. No habían pasado ni veinticuatro horas y una melancolía y añoranza empezaban a surgir en su interior. La imagen de Ima desnuda, su figura esbelta, frágil,  realzada por las mantas de la cama; la suavidad de su piel, sus gemidos, su aliento, el calor que desprendía, incluso su sudor, abarrotaban su mente. Hacía mucho tiempo que Ryu no experimentaba algo así. Era consciente que ninguno de los Ecos guardaba esas sensaciones, pero si accedía, sería lo más cerca que estaba de volver a sentirlas. 

 Escogió la foto en la que aparecía Ima, emocionada, justo después de bajarse de la primera atracción. Se abrió por completo al Eco. Cerró los ojos. Notó como las emociones fluctuaban desde la foto a su mente. El éxtasis le embistió con más fuerza de lo normal. Todo su cuerpo tembló, sacudido por el placer y acompañado de ese calor tan reconfortante. A lo lejos, amortiguado, un timbre llamó la atención de los sentidos de Ryu. Lo ignoró por completo. Se dejó embriagar por aquel cúmulo de emociones. De nuevo el timbre. Ryu frunció el ceño, aun con los ojos cerrados. El timbre se volvió incesante y a Ryu no le quedó más remedio que detener el "ritual".

Era el timbre del apartamento. Sho había llegado.

A toda prisa, Ryu se dirigió a la puerta y la abrió.

—Ya era hora —dijo Sho —. ¿Te he pillado en el baño?

—Sí —mintió Ryu sin saber muy bien por qué. Acto seguido, le invitó a entrar.

Se sentaron en el comedor y Ryu no supo por donde empezar. 

—¿Qué tal? ¿Cómo te va? ¿Qué es eso que querías contarme?

—¿Te acuerdas de Ima?

—¿La chica por la que llevas suspirando desde que entraste a la agencia? Sí, me acuerdo —dijo Sho con una sonrisa burlona.

—Exacto, pues tuve... bueno, supongo que tuve una cita con ella —reconoció Ryu.

Sho se rio y le dio un golpe de hombro, dejando así constancia del orgullo que sentía por su amigo.

—¿Y qué tal? ¿Acabó... bien?

—Sí, bastante bien diría yo —dijo Ryu, pero el tono apagado de sus palabras advirtió a Sho de que algo ocurría. 

—Pero hay un pero, ¿verdad?

Ryu se encogió de hombros. Sho suspiró. Conocía bien a su amigo y sabía de sobra lo que estaba por venir.

—Me encanta, de verdad, pero hubo algo esa noche que no me inspira confianza —dijo Ryu —. Creo que no estaba cómoda al cien por cien.

—¿Se lo has preguntado?

—No.

—Pues pregúntaselo.

—¿No sería un poco raro?

—¿Desde cuándo asegurarse de algo tan importante como eso es raro?

—No sé, tampoco quiero ser tan invasivo —señaló Ryu.

—Eso no es ser invasivo, Ryu —dijo Sho —. Además, si sucedió es porque ambos queríais, ¿no?

—Supongo, pero creo que cometí un error —observó Ryu.

Entre dos realidadesWhere stories live. Discover now