Princess; C.G.

16

Todo había ido de mal en peor desde que bajamos del avión, miles de fotógrafos y periodistas siguiéndonos. Mire el castillo haciéndose cada vez más presente, James tomó mi mano y dejó un casto beso en mis nudillos.

—Si algo te incomoda no dudes en decírmelo y nos iremos. —me miró por unos segundos.

—Gracias.

Baje la mirada a la pequeña niña que comía gustosa, gracias a que las cámaras nos seguían y acosaban no podía darle comida directamente y había optado por darle fórmula.

El auto estacionó frente a la entrada del castillo, me abrieron la puerta y baje, topándome de frente con Carlos, Diana y la Reina Isabella. Hice una pequeña reverencia.

—Me da gusto verlos —nos estudio con la mirada —. Una bebé muy preciosa.

Asentí dándole la razón a la mayor, caminamos dentro del castillo tras Diana y Carlos, Diana se veía decaída y sostenía su abdomen abultado.

—Espero hayas estado de acuerdo con el nombre que elegí para la niña. —la monarca me miró.

—Enrealidad no, James y yo somos los encargados de elegir el nombre de nuestra hija. —hable firmemente.

—Lastimosamente Carlos, el padre legal de la niña está de acuerdo. —Me observó con lastima fingida.

—No llamaré a mi hija Isabella, se llamará Elizabeth. —demande empezando a molestarme.

—Esa no es tu decisión, Charlotte. — Carlos se atrevió a hablar.

James miró molesto a Carlos, carraspee un poco.

—En realidad si, es su madre y yo su padre. —murmuró.

—No es tu hija, es la futura monarca y mi hija.

El de cabellos rizados soltó una risa burlona mientras lo veía de arriba para abajo, apretó mi mano y yo apreté a la bebé más contra mi.

—Si no aceptas los términos que nosotros ponemos, la bebé nunca podrá convertirse en la futura monarca de Londres. —la señora elevó su mentón.

—No importa, Elizabeth no podrá ser Reyna de Londres pero si de Escocía —declaró mi pareja —. Tal ves su próximo nieto si cumpla con sus estándares.

Miró a la chica de cabellos cortos, esta miraba el piso avergonzada aún sosteniendo su abultado abdomen.