Princess; C.G.

17

Podía decir que todo iba de mal en peor, La Reyna había decidido que nos quedaríamos en el castillo hasta el día del bautizo de Elizabeth y como cereza del pastel había decidido poner a la bebé en una habitación muy alejada de la nuestra.

Me senté sobre la cama, James leía un libro, al sentir mi movimiento sobre la cama bajo el libro para observarme.

—Tranquila, Elizabeth está bien. —tomó mi mano acariciando levemente.

—No pude dormir toda la noche. —lloriquie.

—Lo se, te mueves demasiado. —bromeó sacándome una pequeña risa.

Me acerque un poco a ella y uni nuestros labios en un pequeño beso, me levante y camine hacia el baño, sentía el peso de el bautizo y él como las demás personas podrían reaccionar al escuchar que mi hija no llevara el nombre de su abuela.

Me di una ducha y cepille mis dientes, salí y me encontré con James terminando de amarrar la corbata alrededor de su cuello.

—¿No tomaste un ducha? —interrogue.

—De hecho si, hay un baño en la otra habitación. —señaló la otra habitación frente.

Asentí levemente mientras empezaba a vestirme, su vista estaba fija en mi cuerpo, observándome a través del espejo. Termine de ponerme un vestido, tenía un diseño parecido al de la era victoriana en color rojo.

—Preciosa. —se acercó a mi y tomó mi mentón entre sus dedos.

—Gracias. —murmure observando sus ojos.

Su mano fue a mi cuello y me atrajo hacia él, fue un beso pequeño pero dulce. Al separarnos, nos apresuramos a caminar fuera de la habitación. Dirigiéndonos hacia la habitación de Elizabeth.