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Lo de anoche no fue un sueño, casi no pude dormir desde que se había marchado a mitad de la noche. No tenía ni idea por todas las cosas que estaba pasando desde el accidente.

Había prometido a Katherine que iría a buscar las cosas del taller y a Parker que jugaría con ella. Desayuné temprano y le pedí el auto prestado a mamá, todavía le guardaba resentimiento a la bicicleta. Cargué al perro y conduje hasta la casa de los numerosos Walter.

Al llegar, Cole estaba reparando su camioneta, vio mi auto entrar y se quedó inmóvil. No le había enviado ningún mensaje de que vendría hoy, tampoco tenía la menor idea de cómo se sentía después de lo de anoche.

Lee pateó una pelota de fútbol que golpeó la camioneta del rubio, éste lo regañó y poco le importó al chico García. Cole comenzó a caminar en dirección a mi auto y bajé con la esperanza de que no hiciera ningún comentario de su escapada. 

—¿Y esto? —preguntó Cole al ver el cachorro.

—Mi hijo —dije cargándolo para pasárselo al rubio.

—Hey, es igual a mí —habló refiriéndose al color de pelo de ambos—. Creo que no va a hacer falta la prueba de paternidad.

Rodé los ojos por su comentario. Había vuelto al modo Cole arrogante y bromista de siempre, estaba feliz de que así fuera.

—¿Ya pensaste un nombre?

—Aún no, quiero que sea algo especial.

—Ah, claro. Mamá estaba esperando a que papá también decidiera el nombre, ¿verdad? —dijo hablándole al perro como si de un bebé se tratara.

—¿Por qué te adjudicas la paternidad de mí perro? Ni si quiera sabes cuando lo adopté o si está castrado.

—Shh, no hay que pelear frente al niño, eso le puede generar traumas. Además, no podemos castrarlo, él puede decidir lo que quiera hacer cuando sea mayor.

—Suficiente —le quité el perro y entré a la casa con el supuesto padre de mi cachorro detrás mío.

Subí las escaleras y encontré la puerta del estudio abierta.

—¿Está bien que entre? —le pregunte a Cole.

Lo que menos quería en este momento es que me encontrara husmeando en su habitación, sería super incómodo para ambas.

—Como quieras, creo que guardó casi todo en esas cajas.

En la esquina de la habitación había una pila de cajas de cartón, iba a ser un fastidio revolver una por una y ya me estaba arrepintiendo de haber ido en primer lugar.

—Se un padre responsable y cuida a tu hijo —le entregue la custodia temporal del perro para ponerme manos a la obra.

—Okey, daremos un paseo. Le voy a enseñar sus terrenos.

Luego de que los rubios se marcharon comencé a sacar caja por caja al pasillo, seguía sintiéndome extraña al revisar las cosas allí adentro. Saber que ese lugar no me pertenecía me hacía sentir un hueco en la boca del estómago.

Había pasado momentos muy lindos ahí con Katherine pintando, con Danny inventábamos escenarios ficticios dignos de niños de cinco años. Pero lo mejor eran las siestas con Cole en ese pequeño taller luego de bañarnos en la piscina toda la mañana y almorzar hamburguesas.

El sol del medio día calentaba la habitación y Cole desprendía ese aroma a verano y pileta que me fascinaba, era mi droga favorita. Dentro de una caja estaba mi cuaderno de dibujos que reconocí al instante, muchos pintados por Katherine. Una gorra que usaba de pequeña, seguro la había olvidado en algún verano que pase allí. Mis pinceles que ya no servían de lo gastados que estaban, piedras y objetos raros que Cole me regalaba.

¿Sólo Amigos? | Cole Walter |Where stories live. Discover now