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08:00 a.m.


El sonido de una bocina me despertó, si no hubiera reconocido que era de mi camioneta no habría saltado de la cama de esa forma.

—Feliz cumpleaños, cariño —dijo mi madre desde la cocina.

—Ahora no —dije atravesando todo el comedor hasta llegar a la puerta y abrirla.

Justo en la entrada estaba Cole asomándose desde el asiento del conductor de mi camioneta, o eso parecía. El vehículo estaba mejor que nunca, no lo decía por el ruido del motor, literalmente estaba con la pintura perfecta y con ruedas nuevas.

—¡Feliz cumpleaños, Cat! —gritó el rubio al tiempo que daba un salto para bajarse de ella.

Yo solo tenía ojos para ver la maravilla que estaba estacionada en frente.

—Lindo pijama, por cierto —dijo refiriéndose a mi camiseta que apenas llegaba a cubrirme los muslos y la braga negra que tenía debajo. Sin mencionar que no usaba corpiño casi nunca y menos para dormir.

Di media vuelta corriendo a mi habitación empujando lo más que podía la camiseta para que no viera -otra vez- mi trasero. Si mi cumpleaños empezaba de esta forma ya no quería saber nada más, muchas gracias.

Luego de cambiarme bajé hasta la cocina donde Cole ya estaba desayunando y hablando con mamá.

—¿Ahora sí podemos decirte feliz cumpleaños? —la miré amenazante y me senté en la isla para desayunar mis panqueques de cumpleaños.

Éstos eran especiales porque tenían helado y forma de corazón. Amaba mi cumpleaños, era el único día del año en que podía desayunar helado gracias a papá que había instalado esa tradición para mí.

—¿No tienes nada que decir, Cat? —preguntó mamá tomando un sorbo de café.

—Están delicioso, gracias ma —miré a Cole de reojo— Y gracias por reparar la camioneta, está hermosa.

—No fue nada. Luego puedes dar una vuelta si quieres.

—No te hubieras molestado.

—No es molestia, te mereces lo mejor en tu día —dijo mientras devoraba una tostada.

Carraspee tratando de quitar la vergüenza de mi rostro.

—Solo no entiendo porque viniste en la mañana. Podrías haber llegado en la tarde.

—Es que tu abuelo me pidió que pasara todo el día y no solo la tarde contigo. Me pareció justo viendo que se trataba de tu cumpleaños. Me costó convencer a mamá, pero lo logré —explicó terminado de comer.

—Cariño —habló mamá llamando mi atención—. Tengo hacer doble turno, no sabes cuánto lo siento. Quise pedir el día libre pero ya sabes como son en el hospital.

—No te preocupes, puedes llegar para la cena.

—Ese es el problema, linda. No creo que pueda llagar, pero mañana temprano estaré en casa y podemos ir a pasear todo lo que quieras. De todos modos, puedes hacer todo lo de la lista con Cole.

—Está bien.

Tenía que admitir que me dolía mucho no poder pasar mi cumpleaños con ella. Era la única persona que me quedaba en casa y no la vería hasta el día siguiente.

—Bueno, te lo recompensaré, lo prometo —se despidió con un beso en la mejilla y se fue dejándome sola con mi regalo sentado en la cocina.

—Okey —habló el regalo rompiendo el silencio— ¿De qué lista habla?

¿Sólo Amigos? | Cole Walter |Kde žijí příběhy. Začni objevovat