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—Puedo manejar yo, si quieres.

—Estoy bien, gracias.

Había un silencio intermitente cada dos metros de carretera, y casi siempre eran interrumpidos por los comentarios de Cole

—Cat, no creo que estés en las mejores condiciones para conducir.

Ese fue el comentario que colmó mi paciencia.

—¡Ya lo creo! ¡Casi me ataca el idiota ese y ni siquiera pude defenderme! ¡Me quedé paralizada como una imbécil y para colmo le lancé mi bota favorita! ¡¿Dime, quién carajo me devuelve mi bota ahora?! —lo miré, estaba muy enojada, no con él precisamente, pero para ser honesta con el mundo entero—. ¡¿Y qué mierda haces aquí?!

Balbuceó hasta que encontró sus palabras. —Vine a devolverte las llaves, y de nada, por cierto. Me jugué la vida defendiéndote ahí.

—No son los juegos del hambre, Cole —me froté los ojos un instante—. Perdí mi bota y no sabes lo difícil que es conducir descalza.

—Por eso te digo que me dejes conducir a mí.

No contesté, dándole a entender que no iba a dar brazo a torcer, necesitaba manejar o mi cuerpo comenzaría a temblar sin control, el miedo me había sobrepasado más de lo que pensaba. Conduje con la vista fija en la ruta, atenta por si algún animal se atravesaba de improvisto, la cabeza se me llenaba de imágenes, de Rayan acercándose; de las cosas que dijo.

—¿Dónde está tu camioneta? —pregunté rogando que mi cabeza se callara.

—Le dije a Alex que guiara la camioneta, tenía que acercarte las llaves.

Asentí devanando mi mente para sacar otra pregunta, pero él se me adelantó.

—¿Estás libre mañana?

—Tenemos que ir a clases.

—Ya lo sé, ¿estás libre a la salida? —reformuló.

—Si, ¿por qué?

—Es una sorpresa —sonrió de lado como siempre hacía, la comisura de mis labios tiraba, pero mi boca se negaba a largar una sonrisa—. ¿No vas a seguir insistiendo por saber?

—Estoy cansada, Cole.

—Está bien —dijo comprensivo, revolvió mi cabello y en ese suave tacto encontré un poco de tranquilidad.




. . . . . ╰──╮╭──╯ . . . . .



Mamá no preguntó anoche porqué había llegado tan tarde, tal vez pensaba que el concierto había finalizado a esa hora, esa misma mañana le pregunté a Melody si había recibido alguna llamada de mi madre y la rubia contestó que no.

—Tengo que contarte algo —le dije a mi amiga a la hora del almuerzo.

—¿Es sobre Cole?

—Es sobre Rayan —mi voz sonaba apagada y ella lo había notado desde la primera hora, cuando la pasé a buscar por su casa—. Anoche, después de ir a buscar al tonto de Cole en medio de la montaña, regresé por mi camioneta y Rayan estaba ahí.

—¿Te estaba esperando? —se preocupó.

—No, creo que fue coincidencia. Estaba borracho, o eso creo. Me dijo que dejara a Cole, y otras idioteces —jugueteaba con la sobria ensalada de lechuga y pollo. 

¿Sólo Amigos? | Cole Walter |Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon