ᴴᵉ ʷᵃˢ ˢᵘⁿˢʰⁱⁿᵉ, ᴵ ʷᵃˢ ᵐⁱᵈⁿⁱᵍʰᵗ ʳᵃⁱⁿ
Diecisiete años tenía Leah cuando el mundo se vino abajo.
Aprender a sobrevivir los primeros meses fue fácil, lo peor vino cuando su padre las abandonó y su madre se suicidó presa del dolor, pero no todo fue mal...
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Un día antes...
Lilibeth observaba aburrida recostada al barandal del porche de su casa la lejanía, atenta a cualquier movimiento que pudiera ocurrir para correr a alertar a su abuelo. Su mamá se encontraba en la cocina junto a su tía ayudando a la señora Patricia a preparar la cena.
Suspiró aburrida llevando una de sus pequeñas manos a su rostro para acomodar un mechón de su rubio cabello. Los días en la granja se habían vuelto aburridos desde que su tío enfermo junto a su abuela; su mamá había dicho que estarían bien, pero no habían vuelto aún y ya los estaba empezando a extrañar.
Elevó el rostro con curiosidad al ver al tío Otis salir del bosque arrastrando consigo un pequeño cuerpo, parpadeó confundida antes de correr hacía la salida.
― ¿A dónde vas, cariño? ―la voz de su abuelo a sus espaldas la hizo detenerse, se giró de forma lenta hasta quedar frente a frente.
―Tito ―su abuelo sonrió al escucharla ―, el tío Otis trajo a alguien y yo...
―Sabes que tienes prohibido acercarte al granero, más aún cuando Otis está ocupado ―la interrumpió Hershel ―, ¿verdad?
Lili bajó la mirada.
―Sí, tito ―susurró cabizbaja.
La madera crujió bajo las pisadas de su abuelo, su mano acarició su cabello con cariño.
―Mejor acompáñame a leer un rato, ¿te parece?
Lilibeth elevó su cabeza con un brillo de emoción en sus pequeños ojos cafés.
Amaba leer con su abuelo.
― ¿Astronomía?
Hershel rio, deseo negarse a volver a leer el mismo libro de nuevo, sin embargo, no lo hizo.
―Solo un poco, ya casi debemos cenar ―aceptó con voz apacible estirando su mano hacía Lili; ella no dudo en aceptarla.
―Está bien, tito ―asintió feliz.
Ambos entraron en la casa yendo directamente a la sala de estar, Lili corrió a tomar su libro y su abuelo tomó asiento en el sofá; ella se sentó en su regazo. Mientras Lili leía, Hershel no pudo evitar mirar a la niña con amor.
―Tito, ¿sabías que Saturno es el planeta más plano? ―preguntó cantarina Lili sin despegar la mirada ni un segundo del libro.
Claro que Hershel lo sabía, la niña le había leído y hecho esa pregunta una semana atrás.
―No lo sabía ―mintió―. ¿Por qué?
―Su diámetro polar es sólo el ochenta y nueve por ciento de su diámetro ecuatorial, tito.
