ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 10

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El amanecer de un nuevo día no tardó en llegar y con él la duda de que hacer al respecto

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El amanecer de un nuevo día no tardó en llegar y con él la duda de que hacer al respecto. Luego de subir al granero, Maggie había llegado corriendo a ellos, preocupada. Ella los había visto ir en esa dirección y temiendo lo peor fue a por ellos.

― ¿Quieres dejar de ser tan obvio? ―preguntó la castaña con molestia hacía Glenn que no dejaba de mirar el granero con sus binoculares.

―Ella tiene razón ―murmuró Leah sentada en el suelo abrazando sus piernas ―, eres demasiado obvio, solo te falta ponerte un letrero de luces con una flecha que diga "zona V.I.P de caminantes".

―Lo siento, yo...

―Tengan, provecho ―cortó Maggie ofreciéndoles fruta.

Leah enarcó una ceja.

― ¿Quieres comprar nuestro silencio con fruta? ―pronunciaron ambos a la vez.

Maggie rodó los ojos.

―Claro que no. También hay carne.

―Bueno ―Leah suspiró―, haré el sacrificio de aceptarla.

―Leah... ―Glenn la miró con el ceño fruncido, ella solo se encogió de hombros ―. Dinos, ¿por qué tú papá tiene un granero lleno de caminantes? ―volteo a ver a Maggie ―. Da miedo. Lo sabes, ¿no?

―Solo confíen en mí ―pronunció mirándolos a ambos.

―Glenn no sabe mentir ―agregó Leah con burla ―. Apenas pueda soltará la sopa, en el mejor de los casos a alguien como Lori o Carol y en el peor, al imbécil de Shane.

―Es cierto, soy terrible para mentir ―confirmó él―. No puedo ni jugar al póquer y eso es lo más parecido a mentir.

―Solo tienen que guardar el secreto. Ya les expliqué el motivo. Por favor.

Sin esperar una respuesta se alejó, Leah bufó poniéndose de pie para ir a buscar a Carl que por fin había vuelto a estar de pie.

―No hagas ninguna estupidez, te veo ahorita ―susurró acariciando el brazo de Glenn con cariño.

Leah le sonrió y se marchó con miles de dudas danzando alrededor de su mente. Podría decir la verdad, pero eso solo afectaría la estancia que de momento habían obtenido. No se sentía lista para abandonar la granja, no aún que Sophia parecía estar cada vez más cerca.

Observó a lo lejos a su hermano caminar alrededor de una revoltosa cabellera rubia que parecía danzar a su alrededor, sonrió al verlos reír. Incapaz de romper la burbuja de felicidad que ambos tenían decidió cambiar el rumbo; iría a ver a Daryl.

―Hola ―murmuró asomando su cabeza dentro de la tienda de campaña.

― ¿Acaso no te enseñaron a tocar?

― ¿La puerta invisible que no tienes? No lo siento.

Daryl bufó.

― ¿Qué quieres? Vienes a contarme que el chino ya te pidió matrimonio.

ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ | ᵀʰᵉ ʷᵃˡᵏⁱⁿᵍ ᵈᵉᵃᵈWhere stories live. Discover now