Capítulo 9

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Zack

—Del uno al diez, ¿qué tan malo es? —pregunta Allison.

—Como diez mil.

La llamé cuando se hizo claro que Callie no vendría en seguida, así que mis opciones eran llamarla o compadecerme en la mesa del comedor.

—Mierda. ¿Una segunda discusión?

—Algo bastante parecido. No quiere estar aquí, lo que no es ningún secreto, pero quiere que haga que su madre regrese, y eso está totalmente fuera de mi control. Decido no contarle el resto, eso solo me concierne a mí.

—Esa...

—Allison —advierto. La línea se queda en silencio, ni siquiera soy capaz de escuchar su respiración. Me alejo el celular para asegurarme de que no colgara al ver que se avecinaba una discusión, pero la línea sigue activa—. ¿Allison?

—No me lo puedo creer —dice en voz baja.

—¿Qué es lo que no puedes creer?

—¡Lo tienes!

—¿Qué es lo que tengo? —con cada palabra que sale de su boca me siento más confundido.

—El tono de papá —dice como si fuera un secreto—. ¡El tono de papá autoritario con el que cualquiera hace lo que sea que digas! Pensaba que era un mito, pero tú, amigo mío, definitivamente lo tienes.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro y quiero decirle que está completamente loca, pero escucho la puerta de la habitación de Callie cerrarse y la posibilidad de que haya decidido venir a hablar, aunque sean mínimas, son algo con lo que mantengo la esperanza.

—Tengo que dejarte, creo que viene.

Cuelgo en medio de su despedida y en el momento en que dejo el celular sobre la mesa, mi hija aparece. Me sigue pareciendo una locura tenerla bajo mi techo, pero, aunque las cosas no estén yendo demasiado bien entre nosotros, es una bendición tenerla conmigo.

Apenas me dirige una mirada cuando toma asiento frente a mí, pero no permito que eso me haga sentir incómodo. Sé que las cosas no tienen que ver específicamente conmigo o con ella, sé que hay cosas que aún no entiende y que, aunque sabe que soy su padre, no reconoce mi autoridad como tal. Si hasta ahora más o menos me ha respetado es porque soy un adulto, no porque sea su padre.

—¿Y bien? —pregunta apretando los dientes.

—Callie, creo que ya te has dado cuenta que las cosas aquí no son como estás acostumbrada. Para mí todo esto también es nuevo. Tú tienes tus reglas y lo entiendo, pero yo también tengo las mías, y por el tiempo que estaremos viviendo juntos debemos aprender a llevar las cosas en paz.

Me quedo en silencio, a la espera de que diga algo, o que gruña, en este momento estaré bien con cualquier reacción. Pese a que le toma un poco de tiempo, al fin levanta la cabeza. Se nota que ha estado llorando y me parte el alma no poder consolarla, pero sé que cualquier intento de acercarme solo hará que las cosas terminen peor.

—Tengo la edad suficiente como para quedarme sola en casa si así lo quiero.

Respiro hondo mientras me preparo para esto. El tema de que su madre trabaje es otra cosa que me tiene bastante inquieto, pero no quiero llamar a esos demonios aún.

—Quizá la tengas —abre la boca para decir algo, pero la mirada que clavo en ella hace que se quede callada por unos segundos, así que aprovecho para hablar—, pero para quedarse solo en un lugar no basta solo con tener la edad suficiente. Necesitas tener a mano los números de teléfono de personas que puedan venir de inmediato si tienes algún problema, como que te hagas un corte, te tuerzas un tobillo o cualquiera de esas cosas, si tienes algún problema con la comida, tienes que saber en dónde están los mercados y los restaurantes, si ocurre algo malo, como mínimo debes saber el nombre de uno de los vecinos para que te auxilie. Que yo quiera o no dejarte sola no es tan importante como que sepas estarlo. No es solo encerrarte y no abrirle la puerta a nadie, es estar preparada para todo.

Creo percibir que su rostro se pone ligeramente pálido, pero no sé si es algún efecto de la luz o es que estoy enloqueciendo.

—Pero este pueblo no es peligroso, ¿verdad?

Creo que acabo de excederme un poco.

—Es un pueblo tranquilo, pero eso no significa que no haya chicos que se creen demasiado geniales para su edad y que quieran soltar bromas por aquí y por allá, o que puedas sufrir una caída en casa. Siempre hay que tener un plan de emergencia y necesitas conocer lo que te rodea.

—¿Eso te lo enseñaron en la academia? Porque parece que estás un poco paranoico.

—Lo único que quiero es que lleguemos a un acuerdo y estas son mis condiciones, Callie, si te quieres quedar sola en casa, debes desbloquear mi número de teléfono, debes saber cómo llegar al mercado, a la clínica y a la estación de policía y debes conocer a por lo menos uno de los vecinos. Si no me ayudas con eso, entonces tendré que conseguir una niñera para ti.

Su furia regresa, demasiado obvia como para que valga la pena intentar ocultarla.

—¿Y entonces vas a dejarme con una extraña? ¿Eso es mejor que dejarme sola con las puertas cerradas?

—Si te dejo con alguien, sería con alguien en quien confío, te dejaría con mi madre y todo lo demás...

—Eso no es verdad —me corta, y en su rostro se forma una expresión que parece una mezcla de asco, enojo y sorpresa—. No es verdad, eres un mentiroso.

—Callie, creo que te había dicho algo acerca del respeto mutuo.

—¡Pues no me mientas! —grita poniéndose de pie—. No puedes dejarme con la abuela porque ella murió hace años.

Me pongo de pie para estar en igualdad de condiciones, pero el resto de su oración me deja de piedra. Esto es mucho más de lo que puedo controlar. Por un momento, solo por un momento, todo el odio que siente Allison hacia mi ex mujer pasa por mi cuerpo como un torrente de energía, pero no puedo permitirme perder la calma y empezar a gritar en este momento, si lo hago, ninguno de los dos podrá ponerse de acuerdo.

—¿Ahora no dices nada? ¿Pensaste que como nunca vengo no lo sabría? Pues te equivocaste.

—Callie —hablo despacio. He intentado no desvelar y seguir algunas de las mentiras que su mamá ha dicho para no crear una contienda, pero no hay manera en el universo en la que le permita creer a mi hija que su abuela está muerta—. No sé dónde escuchaste eso, pero te puedo jurar por mi vida que mi madre sigue viva.

Todo su cuerpo se mueve hacia atrás, casi como si le hubiese dado un golpe en el pecho. Su cabeza se mueve de un lado a otro un par de veces, mostrando su incredulidad.

—Eso... eso no es verdad. Ella está muerta, lo sé.

—¿Fuiste a su funeral? —pregunto despacio—. ¿Visitaste su tumba? Porque ella vive a menos de treinta minutos de aquí, Callie, y puedo jurarte que está viva.

Me mira a los ojos por unos segundos antes de mirar al suelo.

—Yo... estaré en mi habitación.

Me paso las manos por el rostro y niego repetidas veces con la cabeza. Esto no está pasando. Puedo perdonar casi cualquier cosa que Solange haya podido decir, pero matar a mi madre ya es demasiado.

Busco su contacto y marco la llamada. A pesar del ferviente deseo de que me haya sacado de la lista negra por unos días, aunque solo fuera para hacerle creer a Callie que no me tiene bloqueado, no tengo suerte. El número no conecta y resisto el impulso de lanzar algo al suelo. No estoy en la edad de hacer rabietas, pero Dios sabe que es mejor eso y no que me aparezca en cual sea el lugar en el que se encuentra esa mujer en este momento.

No tengo poder sobre lo que le dice a Callie, pero meterse con mi madre es ir demasiado lejos. Llegó el momento de ponerle el freno, aunque las cosas terminen en desastre.


Definitivamente a Zack no le están saliendo bien las cosas y esto solo puede terminar en desastre. Dios, pobre hombre.

¡Holis! ¿Me extrañaron? Si no, no pasa nada, si sí, les tengo buenas noticias, ya volví. El sábado deberíamos estar en el capítulo 11, pero a menos de que la Diosa de la escritura y la creatividad me bañe con su sabiduría, eso no pasará, pero seguiré trabajando e intentaré que ya para enero las cosas vayan viento en popa. Tan pronto como escriba el siguiente capítulo, se los traigo.

¿Y si papá no es tan malo?Where stories live. Discover now