Capítulo 11

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Zack

No voy a rendirme con las tostadas. Hasta ahora no tenía una buena motivación para intentar aprender, e intentar no morirme de hambre no era lo suficientemente buena, pero hoy decidí salir temprano a la panadería y comprar algunos croasanes para acompañarlos con el café. No tengo la menor idea de a qué edad se les puede permitir a los niños tomar café, pero será una opción en caso de que quiera tomarlo, por lo que sé, la mejor manera para que lo prueben es con leche.

Termino de acomodar la bollería en un plato y pienso que se ve bien. Aunque para mí cualquier cosa que sea comestible se ve bien, sin importa en qué orden se encuentren en un plato.

Anoche, después de que Allison se marchara, intenté tener una conversación con Callie, pero su puerta se mantuvo cerrada. Después de lo que le dije acerca de mi madre, esperaba que se quedara encerrada en su habitación, asimilando lo que le había dicho o algo parecido, pero por desgracia lo que hizo fue unir su enojo e ir contra Allison, aunque según sus palabras, la estaba previniendo de mí. Así que el hecho de que se encerrara después de eso no me sentó demasiado bien.

Escucho el auto detenerse y de inmediato tomo el vaso térmico, los pudines y un par de bollos. En el momento en que salgo, Allison está cerrando la puerta del auto.

—¿Cómo va todo? —pregunta con una sonrisa bastante parecida a una mueca.

—No mejor que anoche, eso es seguro —le tiendo todo y esboza una gran sonrisa cuando reconoce la bolsa. Es de nuestra panadería favorita.

—Parece que fuiste de compras un poco temprano.

—Lo hice. No puedo brindar desayuno quemado otra vez, eso arruinaría mi reputación.

Su risa es ligera, no parece querer tomar mucho partido respecto a lo que digo.

—Bueno, antes de irme, solo quería decirte que siempre que necesites una niñera, puedes contar conmigo.

Sus palabras me hacen soltar un suspiro mientras cruzo los brazos sobre el pecho y me apoyo en el marco de la puerta.

—Nada me gustaría más, pero tenemos los mismos horarios, así que sería prácticamente imposible.

—No si hablo con mi jefe y le pido que me acomode los horarios.

—Buen intento.

—De acuerdo. ¿Y qué piensas hacer?

—Si se te ocurre otra idea con gusto la escucho.

Hace una mueca antes de asentir.

—Veré qué pienso mientras voy al trabajo.

Espero a que la patrulla se pierda en la calle antes de respirar hondo y regresar al interior de la casa. Nunca antes algo se había sentido tanto como un campo de guerra. Cuando voy a la cocina, no me sorprende encontrar que los panecillos han sido atacados. No tengo la menor idea de a qué hora se despierta Callie, pero apostaría a que está atenta a cuando lo hago yo y luego estudia cada movimiento para saber cuándo puede salir sin ser vista.

¿Que si me hace sentir como la mierda que mi hija se escabulla y no quiera desayunar, comer o cenar conmigo? Por supuesto, pero prefiero eso a una tanda de discusiones a todas horas. Puede que no consiga mucho este verano, pero si al menos consigo que sea capaz de compartir la mesa conmigo, entonces sentiré que habré ganado algo.

Sabiendo que no puedo hacer nada más aquí, lleno una taza con café y tomo unos cuantos bollos antes de encerrarme en mi oficina. Tengo el ordenador de casa conectado con el de la oficina, así que con mi código puedo trabajar en algunos casos en cualquiera de las dos ubicaciones.

¿Y si papá no es tan malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora