Capítulo 10

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Allison

Hoy es cuando me doy cuenta de que soy una buena policía. He tenido que charlar conmigo misma demasiadas veces, dejarme claro que no puedo usar los recursos de la policía para asuntos personales, en especial cuando esos asuntos pondrían la primera mancha en mi expediente.

Cuando Zack no volvió a llamar, me preocupé. Las cosas podrían haber salido bien, pero nada lo hace últimamente, así que cuando sentí que había pasado tiempo más que suficiente, lo llamé, solo para enterarme de que cuando creí que las cosas se calmarían, estuvieron peor. Lancé tantas maldiciones que me sorprendió que no me pidiera cuidar los modales, y eso solo me enfureció más, porque sabía que estaba tanto o más enojado que yo, además de dolido, pero que no haría nada al respecto, lo que es una completa mierda.

Intenté descargar la frustración en la cocina, lo que al principio no salió demasiado bien. Rompí unos dos platos y por poco el agua caliente de la olla me cae encima. Eso fue lo que me hizo detenerme y respirar profundo. Así no llegaría a ningún lado, lo sabía, así que despacio recogí los pedazos rotos y los lancé al cubo de la basura. Necesitando un momento de tranquilidad, me quedé sentada en el suelo con la espalda apoyada contra una de las alacenas y los ojos cerrados.

Zack es mi mejor amigo en el mundo, pero también es un hombre muy hermético. Le gusta sufrir sus batallas solo y cuando consigues algo de información trascendental sobre su vida, dice que pensaba que no importaba. Está acostumbrado a hacer las cosas solo y es condenadamente difícil hacer que acepte ayuda. Lo hace con mi cocina porque es malditamente malo en ello, pero todo lo demás cree que puede tenerlo dentro de un bolsillo.

Más calmada, regreso a las ollas y a los condimentos. Algo que tenemos en común es que amamos la pasta, en cualquiera de sus formas, tamaños y colores, por eso la comemos tantas veces a la semana y no voy a permitir que su obsesión por evitar que "su hija dependa" de nadie más que de él, lo haga comer mal durante los siguientes dos meses, y si debo arrojarle la comida a la cara para que entre en su boca, entonces que así sea.

Cuando tengo todo listo, lo meto en el asiento del copiloto del auto. Zack lo trajo en la mañana, lo que es un alivio.

El pueblo es bastante tranquilo, es por eso que todos están muy atentos cuando ven pasar un auto patrulla, aunque solo esté haciendo las rondas. Y no los culpo. Los adquirimos hace apenas tres meses, antes usábamos uno bastante gastado que había tenido años mejores alrededor de los 50's así que todos nos estamos adaptando y a la vez nos emocionamos por ello.

Enciendo el aire acondicionado para poder mantener las ventanillas arriba. En este pueblo, como en todos, a la gente le encanta ver lo que ocurre, los chismorreos son más jugosos porque todos conocen a todo el mundo, y aunque sé que todo el mundo reconocerá mi auto, al menos no tendré que pasar saludando y asentir a todos cuando me pregunten si voy a casa de Zack, en especial porque a mi vuelta querrán que les cuente todo acerca del "dulce angel" que vive en su casa.

Hago una mueca al recordar el apodo que todos le han puesto a Callie. No la conozco, las pocas palabras que intercambié con ella no son suficiente para hacerlo, pero estoy segura que el dulce ángel siente que está en su infierno particular.

Honestamente me siento mal por Zack. No solo tiene que enfrentarse a la paternidad después de varios años, sino que su hija a todas luces lo odia y como se quedará poco tiempo será difícil, por no decir imposible, ayudarla a ver las cosas desde otra perspectiva.

Estaciono en el camino de entrada y tomo los envases del asiento del copiloto. Apenas cierro la puerta del auto, veo a Zack salir de la casa. Sin duda está alerta a cualquier movimiento que surja.

¿Y si papá no es tan malo?Where stories live. Discover now