¿Y si papá no es tan malo?

Capítulo 12

Callie

Me quedo toda la mañana encerrada en mi habitación, que es lo que debí haber hecho en cuanto me desperté. No cruzarme con él es lo que ha hecho los días más tranquilos, que casi pueda cerrar los ojos e imaginar que estoy en casa, aunque no huela igual, pero ahora... ¿ahora qué es lo que se supone que pasa?

¿Cómo mamá pudo haberse equivocado diciendo que mi abuela había muerto? ¿Y quién era esa mujer a la que él llamó? Sonaba como una persona mayor, y no creo que una persona a esa edad sea tan mentirosa como para hacerse pasar por la abuela de alguien.

Tomo una respiración profunda mientras me acuesto de lado en la cama y continúo abrazando mi almohada.

Ni siquiera sé por qué estoy dudando. Mamá jamás de los jamases me mentiría, pero necesito saber quién se supone que es esa señora y por qué parece quererlo... quizá sea una tía que lo crió y lo quiere como una madre, las posibilidades son muchas.

Allison me da pena. Hace una pasta riquísima, la más rica que he probado en mi vida, o quizá lo sienta así porque hace muchos meses no comía, pero es triste que esté desperdiciándola con él. No sé con qué mentiras la habrá encandilado, pero ojalá sea lo suficientemente inteligente como para no quedar embarazada de él, porque entonces la abandonará, así como hizo con mamá y conmigo.

Siento cómo mis ojos se llenan de lágrimas y entierro el rostro en la almohada para que no me escuche si se me llega a escapar un sollozo.

Este es el peor verano de mi vida.

Zack

Esto es una completa mierda. Si tuviera la más mínima idea de lo que hago, de lo que sería bueno hacer, si tuviera un plan infalible para lidiar con esto, las cosas serían diferentes, pero no importa durante cuántos años soñé con que me visitara o los planes que hice esperando que en algún momento de la vida estuviéramos juntos, nada de eso sirve ahora, me siento como si estuviera con las manos atadas y las cosas solo pueden empeorar.

Definitivamente no quiero ser pesimista, pero no creo tener demasiadas opciones.

Tomo un trago de limonada mientras miro la calle. Es poco más de medio día y aún queda algo de la comida que trajeron ayer, así que para asegurarme de que Callie coma, debo permanecer afuera el tiempo suficiente y dejarle el camino libre, lo que es una completa locura y jamás lo haría, de no ser porque aún no encuentro una solución para ello.

Tengo una vaga idea de qué puedo hacer para sacarla de su encierro, pero no sé cómo sobrevivir a este verano sin hacer que todo su mundo se rompa. Sé que lo que quiere es que actúe como un imbécil, que le grite, que la deje sola... pero no puedo. Los años que he pasado lejos de ella han sido un auténtico infierno, y aunque no la voy a presionar para que esté conmigo o hagamos cosas juntos, no puedo fingir que no existe, aunque eso le pueda hacer su estancia mucho más fácil.

Decido entrar en la casa, sabiendo que si quiero poner mi plan en marcha lo primero que debo hacer es hablar con Callie. Echo un vistazo por la sala y la cocina. No la encuentro en ninguno de los dos lugares y hago una mueca, eso significa que continúa encerrada.

Un tanto resignado, camino por el pasillo hasta llegar a su puerta. Ha sido solo una vez, pero ya detesto esta puerta con toda mi alma. Muestra una distancia que siento que jamás podré superar, que no importa cuánto me acerque, ella siempre estará encerrada del otro lado. Doy dos toques sobre la madera blanca y espero un poco. Tengo que tocar otras tres veces hasta que recibo una respuesta. Un "¿Qué?", que en mi opinión ha sido lo más social que me ha dicho. Sin que busque ser un reclamo o un insulto.