Capítulo 14

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Callie

—¡Toda la cocina se incendió!

—Dios mío, pero, ¿cuándo van a repararla? ¿Estás bien? ¿Estabas cerca cuando pasó?

Me avergüenza un poco haber exagerado el incidente de anoche y preocupar tanto a mamá, pero necesito regresar a casa a como dé lugar, y si tengo que estirar un par de verdades —como dice la madre de Tina— entonces lo haré.

—Por fortuna no, pero fue horrible, el humo negro salía por las ventanas como si no hubiese un mañana y todos los vecinos salieron a investigar. Por suerte salí corriendo en cuanto escuché el primer chisporrotaso.

—Dios, ese... —escucho un gruñido de frustración del otro lado de la línea, como si quisiera gritar algo muy ofensivo pero se contuviera. Ojalá no lo hiciera. Ese hombre necesita alguien que le plante cara—. No estás comiendo bien y ahora convierte la cocina en un desastre. ¿Qué pretende hacer? ¿Vivir de restaurantes? Esa no es una buena manera de alimentarte. Lo llamaré y va a escucharme, me aseguraré de que todo esté arreglado lo antes posible.

Mi corazón se acelera un poco ante sus palabras. Estirar las verdades no es malo, siempre que no meta en apuros a otra persona, y si ella descubre que le mentí...

Aunque, es posible que piense que el hombre está siendo una mala influencia y regrese antes a casa... o se siga sintiendo mal porque no puede venir a buscarme y se sentirá peor por tener que dejarme aquí. De ninguna manera es bueno. Pero, ¿y sí...?

—Mamá, ¿me recuerdas en dónde estás?

—En un barco en medio del océano —ríe un poco a pesar de haber estado tan tensa hace unos segundos—. ¿Por qué?

—Pensé que si me decías más o menos en que ciudad estás, podía amenazarlo con que vendrías en cualquier momento.

—¿Amenazarlo? —pregunta un tanto confundida y no puedo creer que aún a estas alturas lo defienda.

—Sí, con que estás cerca y que en cualquier momento estarás aquí para enfrentarlo y decirle a la cara lo malo que es en esto —siento cómo mis ojos se llenan de lágrimas—. Ya no quiero estar aquí, quiero estar contigo.

—Oh, cariño. Estoy trabajando tan rápido como puedo y adelantando tantos proyectos como me es posible para estar contigo cuanto antes, pero aunque me duela tenerte lejos, sé que él va a responsabilizarse de...

—¿Responsabilizarse? —lloriqueo—. No estuvo durante ocho años. ¿De qué se va a hacer responsable?

Empieza a hablarme, intentando lograr que me calme y deje de llorar, y aunque me cueste un poco, consigo reducirlo todo a ocasionales hipidos. No quiero arruinar la poca cobertura que tenemos pasándomela llorando sin poder escucharla. No puedo perder la oportunidad de hablar con ella por esto.

—Sé que es duro, que probablemente no lo entiendas, pero tengo la esperanza de que se sienta culpable por lo que hizo. Es probable que te hable con absoluta calma, que no recuerde muchos de los malos ratos que nos hizo pasar, pero en algún momento fue un buen hombre, y quizá aún quede una parte de él que le permita cuidarte con el mínimo de decencia, o por lo menos que le permita escucharme cuando digo que sé qué es lo mejor para ti.

Me seco las lágrimas que se han estado resbalando por mis ojos.

—Lo mejor para mí es estar contigo.

—Lo sé, cariño, nadie lo sabe mejor que yo. ¿Tienes una almohada cerca? —pregunta.

—Sí.

—Tómala. Colócala contra tu pecho y abrázala fuerte. Imagina que soy yo —hago exactamente lo que me pide y mi pecho empieza a doler, un sollozo se me escapa y la escucho de nuevo—. Siempre estaré contigo, cariño. Lo eres todo para mí y nadie en este mundo va a quererte más que yo. Jamás. Siempre haré hasta lo imposible para estar a tu lado, nunca lo olvides.

¿Y si papá no es tan malo?Where stories live. Discover now